San Carlos. El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) trata de determinar si un esqueleto hallado en el hueco de un tronco pertenece a un cazador que era buscado por matar a un ambientalista.
La presunción de que el cuerpo podría ser el del fugitivo la refuerza el hecho de que en el sitio se localizó una carabina 3030, el sujeto tenía botas de hule y había restos de ropa (pantalón y camisa) del mismo color que vestía él cuando desapareció.
El cadáver fue localizado, el domingo anterior, por un cazador, en una zona selvática en Infiernillo de Cutris, San Carlos. El lunes en la tarde dio aviso a la Policía, y este martes, agentes judiciales se encargaron de la recolección de la osamenta y las otras evidencias.
Luis Ángel Ávila Espinoza, subdirector interino del OIJ, comentó que será la prueba de ADN la que determine a quién pertenece el cuerpo.
Antecedente. La zona donde apareció el esqueleto fue minuciosamente rastreada por las autoridades en octubre del 2014. Aquella vez perseguían a Miguel Pineda Mena (29 años), pues se le tenía como sospechoso de asesinar al estudiante de Derecho, Diego Armando Saborío González, de 28 años, el 12 de octubre del 2014, en Chamorro de Cutris.
En el sitio del asesinato apareció la cédula de Pineda.
Pocos días antes del crimen, este hombre había amenazado de muerte a Saborío, porque el joven le prohibió cazar dentro de la finca de 150 hectáreas. Esto, porque el primero era protector del bosque y los animales, como tepezcuintles y venados.
Según Luis Ángel Ávila, cuando los cazadores se internan en la montaña y hay lluvia fuerte o mucho frío, se refugian en huecos que hacen en troncos.
“Puede ser que sea una muerte accidental porque lo mordió una serpiente”, añadió.
Luz Annia González, madre del ambientalista, al conocer del hallazgo, expresó que se sentiría tranquila si los restos pertenecen a Pineda. “Que no me malinterpreten, pero mi familia tiene 14 meses de vivir entre sufrimiento, miedo, incertidumbre. Quiero que esto acabe, que este mal rato se termine para siempre”.