La caída del líder que desató ola de crímenes

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Para la Policía, él era algo así como el patrón de la zona de Desamparados y otros sectores como Cristo Rey y Pavas. Entre sus colaboradores y rivales se le conoce como el Indio.

En marzo del 2012, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) dio un golpe fuerte y logró la captura del supuesto líder del narcomenudeo, de apellido Zamora, junto con 13 de sus colaboradores cercanos.

Esa detención –creen ahora los investigadores– causó una lucha entre grupos que trabajaban con él y que quisieron apropiarse de territorios, lo cual ocasionó varias muertes que ahora se reflejan en las estadísticas.

“Otros sujetos tenían sectores como Hatillo y Sagrada Familia, y coexistían. Él (Zamora) hacía su negocio y les conseguía material. Cada quien tenía su búnker y todos le compraban a él”, señaló Michael Soto, jefe de la Oficina de Planes y Operaciones (OPO) del organismo de Investigación Judicial (OIJ).

“Cuando hicimos ese trabajo y él cae, los primeros meses hay como un tanteo; él puso ‘terratenientes’ en esos sectores, los socios seguían y puso a un familiar”, agregó.

El investigador detalló que, en el 2013, estos grupos se dieron cuenta de que el Indio no se libraría fácilmente de la cárcel, y quienes trabajaban para él empezaron a quitarle dinero.

“La gente se fue empoderando en la zona y se empiezan a dividir”, especificó.

Según Soto, esa separación ocurrió en sectores como Pavas, Paso Ancho y Desamparados.

A la vez, algunos socios dejan de hacer negocios con quienes se mantenían fieles al Indio.

Ese mismo año, comienzan a aparecer otras personas que quieren ser líderes de las áreas.

“Pasan a ser cuatro grupos, después cinco y se empiezan a fragmentar, y es cuando empiezan las muertes”, indicó.

Soto añadió que estos movimientos continúan hasta ahora, mientras la Policía Judicial realiza las respectivas pesquisas.

Juicio. El Indio y los 13 detenidos con él (de apellidos Zamora, Hall, Badilla, Mondragón, Alvarado, Jiménez, Medina, Villalobos, Chang, Lizano y Mena, así como dos mujeres apellidadas Martínez y Crespi) afrontan un juicio desde febrero del año pasado, el cual se encuentra en su etapa de conclusiones.

Las autoridades judiciales han asegurado que esta organización actuaba en conjunto con otra banda llamada Los Perros, quienes, supuestamente, se entrenaban en tiro al blanco, vigilancia de objetivos, acondicionamiento físico, entre otras prácticas, con el fin de matar a rivales.

Durante las aprehensiones realizadas en el 2012, se decomisaron 12 armas de fuego (incluidos un fusil M-14 y siete pistolas calibre 9 milímetros), $125.000 y ¢5 millones en efectivo, 19 kilos de cocaína, celulares, pasamontañas y un chaleco antibalas.

Las autoridades se incautaron, además, de 10 viviendas, seis autos y dos motos que, supuestamente, eran de este grupo.