Los tres hombres que fueron asesinados a balazos y enterrados en una fosa clandestina en el kilómetro 16 de la carretera hacia Rancho Redondo, Goicoechea, pertenecían a una organización local que traficaba cocaína.
Así lo dio a conocer este miércoles el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), luego de informar sobre nuevos indicios balísticos encontrados en el sitio donde fueron hallados los cadáveres.
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El triple homicidio ocurrió el 31 de octubre del 2015 y los cuerpos fueron encontrados un día después por las autoridades policiales.
"Dos de las personas localizadas en esa oportunidad tenían vinculación con grupos que habían sido investigados y tenían antecedentes. Datos que recibimos de manera confidencial nos indican que los vinculaban con organizaciones dedicadas al tráfico de drogas", dijo Wálter Espinoza, director del OIJ.
Los hombres asesinados fueron Roy Acuña Loría, de 40 años, quien era chofer de bus y vecino de San Carlos; Kenneth Cruz Montiel, de 42 años, y un joven de 17 años de apellido Potosme. Estos dos últimos vivían en Liberia, Guanacaste.
Nueva evidencia
La tarde de este martes, un hombre fue a enterrar una mascota que se le murió a ese mismo potrero; sin embargo, encontró varios casquillos de bala, por lo que dio aviso a las autoridades.
Por esa razón, la Policía Judicial empezó este miércoles un rastreo en la zona para recolectar esos indicios balísticos, que se presume corresponden al triple homicidio.
"De acuerdo con la ubicación de los indicios, hay una probabilidad muy alta de que sirvan para resolver el caso, hay probabilidad de que nos respalden en la investigación que hemos hecho y hay posiblidad de resolver el caso a mediano plazo", manifestó Espinoza.
El hallazgo de esos casquillos de bala le permitiría al OIJ hacer comparaciones y establecer el origen e identificación del arma de fuego que fue utilizada en el hecho criminal.
Anteriormente, la Policía encontró casquillos de arma 9 milímetros y calibre 22.
Este caso es uno de los 15 homicidios triples que ocurrieron en el 2015, de los cuales faltan dos más por resolver: uno en residencial La Giralda, en Desamparados de Alajuela, y otro que ocurrió en Corredores, Puntarenas, los cuales también corresponden a ajustes de cuentas entre organizaciones criminales.