Golfo de Nicoya bajo ataque de piratas

Principal botín de asaltantes son los motores de las embarcaciones

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El 9 de octubre, cerca de la una de la madrugada, unos gritos de alerta despertaron a Arnulfo Medina, un pescador de puerto Pochote, en Nicoya, Guanacaste. Eran sus compañeros para avisar de otro robo.

Un grupo de sujetos armados amordazaron al guarda y se robaron los motores de la bodega que tienen en el puerto.

Él no lo podía creer; era la segunda vez que los dejaban sin motor en menos de siete meses.

Cada una de esas piezas le había costado ¢2 millones y para poder comprar el segundo motor tuvo que conseguir un préstamo que aún no ha pagado.

Así como Medina, decenas de pescadores del golfo de Nicoya sufren ataques de piratas.

Estos sujetos actúan en las zonas 201 y 202 del Golfo, donde se encuentran comunidades como Pochote, Colorado de Abangares, isla de Chira y Costa de Pájaros, en Puntarenas. A la fecha, no hay detenidos ni sospechosos.

Sus últimas víctimas fueron los pescadores de puerto Pochote, a quienes aquel viernes de octubre les robaron cinco motores, dos pangas, y cuatro trasmallos.

Los responsables fueron ocho sujetos con rostros tapados y fuertemente armados.

Según Rolando Ramírez, vecino y líder comunal de Pochote, el guarda cometió el error de forcejear con uno de los hombres. Lo amarraron de las manos y se lo llevaron en la embarcación; pero a unos 200 metros del lugar, saltó al agua y logró escapar.

A pesar de que avisaron a las autoridades de Guardacostas, los asaltantes lograron huir.

Ellos presentaron la denuncia ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), y esta se encuentra en proceso, según informes de esa entidad.

José Emilio Herrera, un pescador de 62 años de Costa de Pájaros, Puntarenas, también fue víctima de los piratas.

Según contó a La Nación , en marzo fue sorprendido cuando se encontraba trabajando con un amigo, en horas de la noche.

“Cuando llegaron, le pusieron un puñal a mi compañero, y a mí no me dijeron nada; solo me golpearon. Se llevaron todo”.

Peor suerte corrió su vecino Javier Álvarez, a quien también lo asaltaron, pero a él le quitaron la panga y lo dejaron tirado a la orilla del mar.

“Me encañonaron cuatro sujetos y luego me amarraron. Entre ellos mismos se preguntaban qué hacer conmigo y uno de ellos decía: ‘O le pegamos un tiro o lo tiramos amarrado al agua’”.

Para Heriberto Quirós, oficial del Servicio de Guardacostas del golfo de Nicoya, el problema mayor es que los pescadores víctimas de los asaltos no presentan la denuncia.

En el Ministerio Público informaron de que no hay ninguna investigación sobre ataques de piratas a pescadores.

Zonas abandonadas. Viviana Gutiérrez, gerenta de Incidencia Política de la Fundación Marviva, considera que la problemática en esta región se da porque “el Estado tiene esas zonas costeras abandonadas”.

“Si no hay empleo, la gente hará pesca ilegal u otros actos ilícitos”, aseveró Gutiérrez.