Cuando los gatilleros aparecen en escena...

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Si algún miembro de una banda narco pasa información a un grupo rival, firma su sentencia de muerte.

Si alguna organización le roba droga a otra (conocido como tumbonazo), sabe que deberá afrontar una guerra a muerte.

En otras palabras, para los narcotraficantes, la falta de lealtad se paga con sangre. No hay de otra. Y ahí es donde los sicarios aparecen en escena.

El caso más sonado –y quizás el que más ha conmocionado a los costarricenses– ocurrió el pasado 9 de octubre a las 8 a. m., en una vía pública en San Francisco de Dos Ríos, San José.

Según se ve en un video, un carro negro le obstaculizó el paso a un taxi. En ese momento, se bajaron unos tres sujetos con un arma AK-47 cada uno. Durante 40 segundos dispararon, en al menos 74 ocasiones, contra el vehículo rojo.

En el asiento trasero viajaba el objetivo: Dennis Patricio Omier Taylor, de 34 años, quien era un supuesto sicario de una banda de narcotráfico en Limón, según informó la Fuerza Pública en aquel momento.

Omier quedó tendido dentro del taxi y su esposa, quien viajaba junto a él, resultó gravemente herida.

Después, los sujetos rociaron el auto con gasolina, le prendieron fuego y huyeron. Por la rápida acción de un transeúnte, el vehículo no se quemó.

Desde que trascendió el homicidio, las autoridades lo manejaron como un ajuste de cuentas entre grupos narco; fue uno de los 165 que ocurrieron entre enero y setiembre del 2015.

La Fiscalía confirmó, por medio de un correo, que investigan si esto se trató de sicariato; es decir, cuando hay un pago de por medio para asesinar a alguien.

Asimismo, comunicó que hay más casos bajo esta misma línea de investigación, pero señaló que no los llevan contabilizados.

¿Pagar cuentas? Omier era supuestamente un gatillero de la banda liderada por Marvin Alberto Cole Mendoza, de 32 años, alias Chichi.

Tres meses antes de que asesinaran a Omier, el cabecilla de ese grupo fue acribillado, también cuando viajaba en un taxi por el barrio Piuta, en Limón.

La mecánica fue similar: desconocidos que andaban en carro le dispararon con una AK-47. Después, el carro apareció quemado en otra zona limonense.

A unos 184 kilómetros de ese sitio, una mujer fue asesinada a balazos cuando viajaba en su vehículo por El Coyol de Alajuela, el 8 de noviembre.

La víctima fue identificada como Marcia Alejandra Guzmán Salazar, de 34 años. Ella era hermana de un líder narco que fue detenido, junto al resto de la organización, hace casi un mes.

Ese grupo era dirigido desde la cárcel por un hombre conocido como Gordo Leo.

Si fueron o no víctimas del sicariato, lo determinará la investigación. Lo que sí dicen las autoridades es que las bandas “se matan entre sí” y que, por eso, los sicarios son tan importantes.