Truncadas exitosas carreras

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Proyectos con grandes expectativas y con un crecimiento que se dibujaba en el horizonte se vieron truncados con la muerte de cuatro costarricenses, al estrellarse el avión de la compañía Aviateca, antenoche, en El Salvador.

Profesionales jóvenes, con un exitoso camino laboral recorrido y con uno aún más prometedor en el futuro, dejaron hoy una estela de recuerdos, de metas y de ideales, según se pudo confirmar ayer con sus familias en Costa Rica.

Tres analistas de sistemas y un sociólogo costarricenses fueron víctimas de la fatalidad. Viajaron a ciudad de Guatemala precisamente por obligaciones laborales, relataron ayer sus parientes.

La desazón llenaba ayer a sus familiares. Más aún cuando, en tres de los casos, los costarricenses decidieron tomar el vuelo de Aviateca a última hora en la ciudad de Guatemala.

Regreso fatal

Juan Carlos Vargas Núñez y Edward Harbottle Quirós, ambos analistas de sistemas, terminaron tarde el miércoles su labor de asesoría a la Federación de Cooperativas Agrícolas de Guatemala. Viajaron a ese país el lunes anterior por la mañana.

Por eso, al llegar al aeropuerto La Aurora se encontraron con que el ingreso al vuelo de Aviateca estaba cerrado, pero tal era su deseo de regresar que insistieron ante la empresa hasta que se les dejó viajar, comentó ayer Jorge Vargas, funcionario de la Confederación de Cooperativas del Caribe y Centromérica (CCC-CA). Harbottle laborada desde hace año y medio en esa confederación y Vargas les brindaba asesoría.

El otro analista de sistemas, Jesús Francisco Torres Redondo, viajaba de Guatemala -donde residía- a Nicaragua por razones de trabajo. El costarricense era funcionario de FINCA, dependencia adscrita a la Agencia Internacional de Ayuda de los Estados Unidos (AID), según informó su hermano Diego Torres.

Jesús tenía planeado pasar el día de ayer en Costa Rica y al final de la tarde regresar a Guatemala donde su lo esperaban su esposa y tres hijos.

Rolando Antonio Rivera Sánchez, quien el próximo 27 de octubre iba a cumplir 32 años, había dicho a su familia que regresaba de Guatemala -adonde viajó el domingo pasado- ayer en la tarde.

Pero él acostumbraba, narraron sus familiares, adelantar el regreso si lograba terminar temprano sus labores. Así sucedió el jueves, pues concluyó su investigación de sociólogo con tiempo suficiente para acudir al aeropuerto y tomar el fatídico vuelo.

Al contrario de estos casos, la familia de Jorge Manuel González Echeverría, abogado-gerente de exportaciones de la Cooperativa de Productores de Leche (Dos Pinos), conocía de su milagrosa salvación.

González debía tomar el vuelo 901 en el aeropuerto de Miami, para llegar a El Salvador e inspeccionar la distribuidora de Dos Pinos. Momentos antes de tomar el vuelo de Aviateca, encontró otro servicio que no hacía escala en Guatemala y cambió de avión.

Gran huella

En Concepción Abajo de Alajuelita, Rolando Rivera Bustillos y Andrea Sánchez, no se explicaban junto a sus hijas Marilyn y Jenny, la partida de su hijo y hermano Rolando Antonio Rivera Sánchez.

Agrupados en la oficina en la cual trabajaba el máster en sociología, de apenas 31 años, se inundaron de recuerdos que no solo estaban en la mente sino en los libros, otras obras cortas que escribió el profesional y su colección de artesanías latinoamericanas, música de esta región y fotos de sus frecuentes viajes a diferentes partes del mundo.

Rivera era el director del Instituto Centroamericano de Asesoría Laboral (ICAL). Laboraba además en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), era máster de la Universidad de Costa Rica (UCR) y fue profesor en ese centro de estudios y en la Universidad Nacional (UNA).

También trabajó en el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA) y en varias entidades de este tipo dedicadas a la investigación social en Centroamérica. Dentro de sus publicaciones figuran los libros Lucha social en el agro costarricense y No hay paz sin alimentos.

Su trabajo le exigía viajar permanentemente por Centroamérica, pero le cerraba disponibilidad para laborar en proyectos comunales, tanto de la Iglesia como de otros grupos en la comunidad donde vivía.

Permanecía soltero y tenía una hija de apenas un año (María Paz), que vive en Pérez Zeledón. Tenía todo preparado para viajar en octubre a España, donde cursaría un doctorado.

Asesoría cooperativa

Harbottle tenía a su cargo el sistema regional de información cooperativa, cuya base de datos tiene su sede en Costa Rica. Debía viajar con mucha frecuencia, principalmente a países centroamericanos, para brindar apoyo técnico contable, por medio de la computación, a las organizaciones afiliadas a la CCC-CA.

Vargas Núñez, quien era propietario de la compañía Software y Hardware, le brindaba -desde hace bastante tiempo- consultorías a la confederación.

Los dos analistas de sistemas viajaron el lunes pasado a Guatemala, para permanecer en ese país hasta el miércoles y regresar el jueves por la tarde. Pero su objetivo de adelantar el regreso resultó funesto.

Creditos: Información elaborada por los periodistas Irene Vizcaíno, enviada a El Salvador; Dixie Mendoza, Rodolfo Martín, Marvin Barquero, Mauricio Martínez Rónald Moya. También colaboraron Karla Jiménez y Hárold Leandro.