Padre herido: ‘Ahora hay que tener diez pares de ojos’

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La experiencia de permanecer 19 días hospitalizado y de haber sido operado de la tibia y el peroné derechos, hizo que Alexánder Torres Báez, de 39 años, no quiera volver a usar una moto.

Este padre de tres hijos y único sostén de su familia, relató que, a finales de abril, sufrió un accidente cuando iba desde su trabajo en barrio Cuba, en San José, a su casa en San Ramón de La Unión, en Cartago.

Detalló que viajaba, a eso de las 6 p. m.,en una una motocicleta pequeña, de 125 centímetros cúbicos (cc), cuando fue impactado por un taxi que ingresó, en forma repentina, al carril por el que él circulaba.

Al parecer, el conductor de un carro le dio oportunidad al taxista de meterse y este cruzó sin fijarse que por el otro carril venía el motociclista.

“Desaceleré, frené, pero al sentirlo encima doblé la manivela. Yo iba por Zapote como a 60 kilómetros por hora y nunca me imaginé que iba a tener ese carro saliendo ahí”, comentó.

Amarga experiencia. Alexánder Torres contó que hace 21 años compró su primera moto y que esta fue la primera vez que sufrió un accidente.

Narró que por un tiempo dejó este tipo de vehículos porque había comprado un carro pero que, debido a la congestión vial que se forma en La Unión, volvió a ponerse el casco

“Ahora, para andar en moto hay que ver todo lo que hacen otros choferes. Hay que tener diez pares de ojos”, expresó.

Sostuvo que mientras estuvo en el Hospital del Trauma observó pasar por su salón a, al menos, 17 personas heridas por incidentes en moto.

“Mis hijos me dijeron que aunque llegue más tarde y gaste más gasolina, viaje en carro. Así, lo haré porque esta experiencia no se la deseo a nadie. No vuelvo a tocar una motocicleta”, aseguró.

La póliza del seguro obligatorio le cubrió gastos por ¢6 millones y ahora tendrá que seguir el tratamiento con la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), el cual consiste en la colocación de un pin y una platina.

Luego, Torres deberá empezar una terapia para volver a caminar sin muletas y, finalmente, regresar a su labor.