Niño atropellado ansiaba entrar a clases y estrenar su bolso de Spiderman con el que siempre soñó

Mateo tenía cinco años y le faltaban apenas dos semanas para reencontrarse con sus compañeros en el aula. El trailero que lo atropelló es vecino de su comunidad y fue perdonado por su familia

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Mateo Argueta Vega estaba contando los días para regresar a clases el próximo 6 de febrero y poder estrenar el bolso de Spiderman con el que él soñaba y que con mucho esfuerzo le compraron sus padres hace poco. Sin embargo, ese bolso de su superhéroe favorito ahora quedará guardado en su casa junto con los demás útiles escolares que ya tenía listos para iniciar este ciclo lectivo y con el dolor de toda su familia que hoy lo llora.

La emoción de este niño de cinco años por regresar al aula y reencontrarse con todos sus compañeritos se apagó la noche del lunes, luego de que fuera atropellado por un tráiler cerca de su casa en la comunidad de Afriquita de Guácimo, en la provincia de Limón. Según contó su tío Jonathan Arroyo a La Nación, el pequeño andaba en bicicleta con unos amigos por la calle del barrio cuando ocurrió el fatídico accidente.

“Ese día yo vine a visitarlo porque salí del trabajo y algo en mi mente me dijo ‘véngase para la casa de Carla (mamá de Mateo)’. Entonces yo me vine a donde mi hermanita, estuvimos hablando, ella se fue a hacer un mandado y yo me quedé aquí solo. Luego él (Mateo) llegó gritando ‘tíooo’ y se me tiró encima. Una hora después yo me fui y una hora después me hicieron la llamada para contarme la trágica noticia. Fue muy impactante porque yo vine a saludarlo, no a despedirme de él. Fue muy duro”, contó el familiar entre lágrimas.

Arroyo explicó que el accidente ocurrió a escasos 25 metros de la casa de su sobrino, cerca de las 7 p. m. Dijo que se trata de un barrio muy tranquilo donde siempre hay niños jugando y andando en bicicleta en las noches porque pasan pocos carros o a muy baja velocidad. Contó que Mateo había aprendido a andar en bici hace poco, pero que ya sabía manejar cualquier tipo de bicicleta sin problema y nunca le había pasado nada.

El trailero que atropelló al menor de edad también es vecino de la comunidad y la familia sostiene que no le guarda ningún rencor porque sabe que se trató de un accidente. Sin embargo, el transportista se encuentra muy afectado y un día después de los hechos se acercó para hablar de lo sucedido y la madre del pequeño lo perdonó y lo abrazó. En todo el barrio la noticia ha golpeado mucho porque se trataba de un niño muy querido.

“Luego del atropello la mamá agarró a Mateo y vio que tenía un golpe muy fuerte en la boca del estómago. Él decía ‘mami me duele aquí' y después dijo que quería ir al baño. Mi hermana le dijo ‘papi aguante, aguante mucho, usted es un guerrero, no me deje sola’. Mi sobrinita (hermana de 11 años de Mateo) tuvo que llamar a la ambulancia y como no llegaba le pidieron ayuda a un vecino para que lo llevara a la clínica”, contó Arroyo.

Aunque su familia hizo todo lo que pudo por ayudarlo, el menor no sobrevivió en el centro médico. El niño fue velado en su casa, ubicada tan solo a 75 metros de la ruta 32 y a dos kilómetros del centro de Guácimo. Su comunidad, en la que viven unas 30 familias, se encuentra muy dolida y apoyó a la familia Argueta Vega para alquilar un bus de una empresa de la zona que los llevara a Coronado de San José para sepultar a Mateo.

El tío dijo que decidieron enterrarlo en ese cantón josefino porque ahí se encuentra descansando el cuerpo de la abuela de Mateo, quien falleció hace un año y era muy querida por el pequeño. “Para los cinco años que tenía, mi chiquito era una persona muy ejemplar que daba amor a todo mundo. En cualquier lado que lo viera, siempre lo saludaba a usted o lo abrazaba, tenía mucho carisma”, concluyó Arroyo, con un nudo en la garganta.

Vecinos, amigos y compañeros de Mateo abordaron el bus que alquiló la familia para acompañarla al funeral, entre ellos Paulino Argueta, abuelo del menor, quien recordó que el niño estaba jugando en el patio de su casa minutos antes de que ocurriera el accidente. Destacó que lo más doloroso fue escuchar los gritos y el llanto de su nuera Carla Vega Arias, de 29 años, por el atropello que sufrió su pequeño. “Tengo 13 nietos, pero ese niño me decía ‘papi’ y pasaba todo el día buscándome para que lo viera como jugaba. Es muy duro”, finalizó.