Niebla, viento y falta de barandas habrían influido en accidente de tres mujeres cerca del Zurquí

Conavi reconoce la falta de vallas de protección y asegura que contrato de compra ya fue adjudicado

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Una profesora jubilada y sus dos hijas, de 26 y 29 años, son las sobrevivientes de un accidente de tránsito ocurrido la mañana del domingo en la zona conocida como “La vuelta de los sustos”, en la ruta 32. La neblina y el viento imperante en la zona pudieron influir en el accidente, además de que en esa curva no hay barreras que mitiguen el riesgo de que un vehículo caiga al barranco, como ocurrió esta vez.

En el lugar, ubicado entre San Isidro de Heredia y Vásquez de Coronado, del túnel Zurquí a unos 10 kilómetros en dirección a Guápiles, son frecuentes este tipo de accidentes y de ahí el apodo que le adjudicaron los conductores.

En el Hospital de Heredia, horas después del accidente, Andrea Azofeifa, la conductora de 26 años, le narró a su padre lo ocurrido: “Papi, iba despacio porque había neblina, pero de repente, en el sitio que llaman El Chupadero, el volante comenzó a moverse de un lado a otro y sentí que algo arrastraba el carro con fuerza y nos precipitáramos al abismo, una caída de unos 70 metros” narró la joven a su padre, Pedro Azofeifa.

El vehículo accidentado es un Hyundai Tucson del año 2012, que la educadora pensionada María Elena Vanegas, de 62 años, había comprado cuando se retiró hace aproximadamente tres años. Andrea explicó que conducía con precaución ya que está acostumbrada a la ruta; su madre tiene familia en Guápiles y suelen visitar ese cantón limonense con frecuencia.

La conductora, quien es arquitecta, sufrió una herida en la cabeza y una en el brazo derecho que requirió 56 puntos de sutura, además de una posible fractura en un dedo de la mano. Aunque se encuentra en condición estable, este lunes por la mañana fue trasladada por su padre al Hospital del Trauma, en La Uruca, para cumplir con el seguimiento médico prescrito.

“Caía una llovizna, había neblina. Fue muy raro, yo iba manejando normal y de pronto fue como si me jalaran el volante, el carro se fue para el otro lado. Intenté tomar el control pero ya no hubo forma. Empezamos a girar y cuando nos dimos cuenta nos estábamos yendo al guindo”, dijo Andrea la tarde de este lunes, luego de ser atendida por los médicos.

Afirmó que iba despacio, pero esa vuelta como que jaló el carro, por lo que desconoce si alguna mancha de aceite o de diésel en el pavimento pudo influir.

Su hermana, Ana Elena, quien es profesora de inglés y viajaba en el asiento trasero, también fue llevada al mismo hospital especializado debido a una fractura en una pierna y varios golpes, por lo que quedó internada.

La educadora jubilada, doña María Elena, que ocupaba el asiento delantero del pasajero, fue la que resultó más afectada y aunque está estable y permanece internanda en el Hospital México; allí se están evaluando exámenes y la posibilidad de una intervención quirúrgica para descartar problemas neurológicos. Además, está a la espera de ser trasladada al Hospital del Trauma debido a una luxación en el hombro, por lo que le colocaron un soporte ortopédico en el cuello. Se le realizará una placa de tórax para determinar si es necesaria alguna cirugía.

El padre de las muchachas, Pedro Azofeifa, explicó que ese día su esposa y sus hijas se dirigían a decorar la casa de su cuñada en Guápiles, para luego participar en una fiesta de cumpleaños programada a las 2 p. m. Salieron de barrio El Socorro en Santo Domingo con suficiente anticipación. Aunque generalmente las acompañaba, optó por quedarse en casa. Fue en las noticias que se enteró del accidente, ya que ninguna de ellas respondía a las llamadas que les había hecho por la mañana.

El vehículo quedó sobre chatarras de otros autos en el fondo, ya que muchas personas optan por abandonarlos ahí. La familia contrató una grúa para recuperar el vehículo, que quedó con pérdida total. Afortunadamente, están asegurados, lo que proporciona un respaldo para los gastos médicos.

Don Pedro expresó su gratitud hacia los rescatistas y mencionó que uno de ellos fue quien le explicó brevemente la situación cuando se encontraban en proceso de traslado al centro médico. Su esposa le había informado sobre lo ocurrido y la inminente transferencia a diferentes hospitales.

Sitio de riesgo

En este lugar, tres personas ya han perdido la vida en lo que va del año debido a accidentes, y otros han escapado milagrosamente, como sucedió este domingo en esa curva.

Uno de los accidentes mortales tuvo lugar el 4 de febrero de este año, cuando dos adultos mayores perdieron la vida después de que su vehículo se incendiara y explotara al caer por un precipicio.

En ese momento, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) identificó a los fallecidos como Jorge Luis Ugalde Montero, de 68 años, y su esposa Marta Elena Acuña López, de 62 años. Uno de sus hijos sobrevivió y logró pedir ayuda, pero cuando los socorristas llegaron, ya no pudieron hacer nada por la pareja.

La región en cuestión es una de las más peligrosas del país, y es por ello que el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) ha estado evaluando las condiciones de la carretera y ha gestionado la instalación de barreras de protección, que aunque ya han sido adjudicadas, aún no han sido instaladas.

Lisette Pérez, de la gerencia de Conservación del Conavi en San José, a quien corresponde esa parte de la ruta N.° 32, informó de que la colocación de barreras está incluida en el banco de proyectos de la zona, sin embargo no otorgó una fecha tentativa.

Lo anterior debido a que las actividades se han programado según prioridades como recursos de amparo interpuestos, atención a solicitudes de paso peatonal y, por último, los puntos vulnerables de la ruta 32, según el presupuesto asignado.

A la Dirección General de Ingeniería de Tránsito del MOPT le corrresponde lo referido a la demarcación, pero es al Conavi al que le toca el mantenimiento de la vía.