Naufragio de catamarán en Puntarenas recordó la tragedia del Pacific Princess

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El naufragio de la embarcación Pura Vida Princess hizo recordar el hundimiento del yate Pacific Princess, ocurrido el 15 de febrero de 1997 a las 6:10 p. m., en el golfo de Nicoya.

Ese día, el navío transportaba a 54 pasajeros y dos tripulantes, en su mayoría empleados de la compañía Torneca. Se trataba de un paseo que organizó la Asociación Solidarista para celebrar el Día de San Valentín.

Cuando se hundió, volvían de isla Tortuga a Puntarenas.

A consecuencia del naufragio, fallecieron Cecilia Rodríguez Solís, de 48 años, y su hija, Marianella Salas Rodríguez, de 20, quienes residían en Pavas.

Rodríguez laboraba como conserje en Torneca desde hace un año, mientras que su hija cursaba el tercer año de la carrera de Psicología en la Universidad de Costa Rica (UCR).

Otros 20 pasajeros resultaron con heridas menores, debido al impacto de grandes olas, hasta que fueron rescatados por varias lanchas particulares.

Causas. Las indagaciones del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) determinaron que el hecho se debió al desprendimiento de la cubierta principal, donde estaba la cabina, lo que originó la apertura de dos agujeros por donde, se supone, entró el agua. Las autoridades encontraron en los restos de la nave una reventadura en la proa, en el lugar donde estaba el timón.

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El Pacific Princess era pilotado por el capitán Álvaro Campos Villagra y el marinero Álvaro González; este último no fue acusado. El primero fue absuelto el 29 de julio del 2008 por el Tribunal de Juicio de Puntarenas, al considerar que Campos tomó todas las acciones dentro de su competencia para evitar el hundimiento del navío.

Además, no se comprobó que Campos conociera de antemano los defectos de la embarcación que habrían provocado el hundimiento.

Antes de lograr su libertad, Campos descontó seis meses de prisión, luego de ser detenido tras un corto viaje a EE. UU. En su momento, alegó que pensó que la causa había prescrito.