Leyner Contreras Murillo: Un niño decidido a convertirse en piloto

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El día en que le preguntaron qué quería ser de grande, Leyner Contreras Murillo respondió muy seguro: “Un gran piloto”.

Lo que más deseaba el adolescente, de 13 años, era traspasar las fronteras con frecuencia, según contó su mejor amigo, Frander James Soto, de 22 años.

El cuerpo de Contreras es el único que las autoridades no han podido encontrar, desúés del naufragio en el Caribe nicaragüense.

Con él viajaba su mamá, Bertha Murillo Bolaños, de 45 años, quien también falleció en el accidente acuático. También lo acompañaban su abuelo, su papá y su hermana, de 3 años.

Murillo era profesora en una escuela de San Isidro de La Alegría, en Siquirres de Limón.

Hilda Rodríguez, una hermana, la recordó como una persona muy alegre y realmente enamorada de su familia.

“Ella era la número 11 de los 18 hermanos que somos. Era de las menores y todos la queríamos mucho. Es una pérdida muy dura para nosotros”, comentó Rodríguez, días atrás, en una entrevista para este periódico.

Viajeros. El deseo de Leyner pudo haber surgido porque su familia solía hacer, como mínimo, dos viajes al año fuera de Costa Rica.

“Era ya como una tradición y quizás eso hizo que le agarrara el gusto por volar”, dijo Elqui Morales, cuñada de Murillo.