Imprudencia causa 85% de accidentes

Piden cambiar estrategias para frenar percances en carreteras

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Unos 600 estudiantes de la escuela Esmeralda Oreamuno, de Cinco Esquinas de Tibás, se apostarán hoy a partir de las 7 a.m. en la calle principal que conduce a La Uruca para detener los vehículos que transitan por esa vía y rogarles a sus conductores que cesen los irrespetos a la Ley de Tránsito.

El mensaje de los menores tiene asidero. De acuerdo con un estudio dado a conocer esta semana por el director ejecutivo del Consejo de Seguridad Vial, Francisco Jiménez, en 85 de cada 100 accidentes de tránsito que se produjeron el año pasado en Costa Rica prevaleció la imprudencia y la falta de precaución por parte de conductores y peatones.

Solo el restante 15 por ciento se pudo atribuir a deficiencias en las vías o dificultades ambientales, como neblina o lluvia.

En 1994 se produjeron 44.697 accidentes, cuyo saldo más trágico se puede resumir así: 291 muertos. El 24 por ciento de causó lesiones leves o graves.

Para recordar a quienes, el año anterior, perdieron la vida en las carreteras del país, un grupo de niños de la escuela Napoleón Quesada de Zapote, San José -en el marco de la Semana de Seguridad Vial-, sembró 291 árboles en la vía a Guápiles, cerca del puente sobre el río Virilla.

Las rutas que reportaron el mayor número de percances fueron la Braulio Carrillo (que conduce a Limón), la autopista General Cañas (a Alajuela) y la Bernardo Soto, que enlaza a Alajuela con San Ramón. También hubo accidentes en La Uruca (en el cruce de Matra), barrio México (antigua botica Solera) y Paseo Colón.

De acuerdo con el estudio aportado por Jiménez, la mayor parte de esos sucesos se produjeron en vías asfaltadas, en línea recta o a nivel, durante el verano y cuando las condiciones del tiempo se reportaron como despejadas.

Para el capitán Gerardo Hernández González, inspector de tránsito, ese recuento pone de manifiesto la necesidad de ser más riguroso a la hora de aplicar la ley y hacerlo sin ninguna discrimación, tanto a vehículos oficiales como a particulares.

De acuerdo con el funcionario, es necesario modificar la estrategia y trabajar fuertemente con la población infantil pues ellos son más vulnerables a recibir el mensaje. Consideró que ya con los adultos no hay nada que hacer: no quieren entender.

Por su parte, Guillermo Rodríguez, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital México, explicó que una de las preocupaciones que tiene en relación con este problema es que está afectando fundamentalmente a la población menor de 40 años.