Osa. Con vestidos de baño, sin lesiones visibles y dentro de un auto que tenía el motor y el aire acondicionado encendidos, localizaron muertos a un hombre y una mujer, en playa Escondida, en Osa, Puntarenas, a las 10 a.m. de ayer.
El hallazgo lo hicieron familiares de los fallecidos luego de que, durante la mañana de este sábado, iniciaron la búsqueda, pues desde el viernes, poco después del mediodía, perdieron toda comunicación con la pareja.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) identificó a los muertos como Jonathan Esteban Granados Ureña, de 29 años, y Jeannette Fiorella Castro Flores, de 27. Ambos son oriundos de Pérez Zeledón.
La Policía Judicial informó de que los cuerpos fueron trasladados a la Medicatura Forense en San Joaquín de Flores, Heredia, para que mediante la autopsia se determinen las causas de las muertes.
Historia. Familiares de Jonathan Granados dijeron que era soltero y trabajaba como enfermero en el Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, ciudad donde vive. El viernes llegó a la casa de sus padres, en Pueblo Nuevo de Rivas, de Pérez Zeledón, y les dijo que iba de paseo a la playa en las cercanías de Dominical y que regresaría durante la noche.
Granados, recogió el viernes a eso de las 11:30 a. m. a su amiga Fiorella Castro, quien era vecina de la urbanización Los Ángeles, en el distrito de Daniel Flores, y quien laboraba en la Pops, en el centro de San Isidro de El General. Ella es madre de dos hijos con edades de uno y tres años.
Familiares de Granados dijeron a la Policía que la última vez que conversaron con Jonathan, este les dijo que estaba en una playa cercana a Dominical.
Octavio Briceño, un turista que estaba acampando en playa Escondida, dijo que vio desde el viernes a las 5 p. m. el carro donde apareció la pareja, y que en ese momento tenía el motor encendido, situación que le pareció normal. Agregó que durante la noche y ayer en la mañana, no notó nada extraño.
José Mesén, socorrista de la Cruz Roja de Ciudad Cortés, dijo que cuando llegó al lugar, encontraron al hombre sentado frente al volante y con la cabeza hacia atrás. La mujer se hallaba acostada en el asiento trasero. “No tenía signos. No se observaba sangre, ni señales de violencia”, afirmó.
El automotor es un Hyundai Terracan, al cual le quebraron el vidrio de la puerta delantera derecha para poder entrar, pues estaba cerrado.