Mascaradas miniatura recogen identidad tica

Vienen corriendo por el parque, unos detrás de otros, al ritmo de la cimarrona y con trajes coloridos que resaltan su rostros exagerados de gigantas, diablos y hasta animales siempre mencionados en legendarias leyendas, pero vistos por pocos.

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Vienen corriendo por el parque, unos detrás de otros, al ritmo de la cimarrona y con trajes coloridos que resaltan su rostros exagerados de gigantas, diablos y hasta animales siempre mencionados en legendarias leyendas, pero vistos por pocos.

Así se viven las mascaradas en Costa Rica, una tradición que desde antaño nutre la identidad del tico y las fiestas de pueblo. Precisamente será el próximo 31 de octubre cuando se festeje el Día Nacional de la Mascarada.

Las mascarada tradicional llegó a la provincia de Cartago desde España. Eran utilizadas para predicar a los indígenas en Semana Santa, Corpus Cristi, Navidad y otras actividades religiosas.

Con el paso del tiempo se integraron a la identidad nacional y pasaron a ser parte de las fiestas patronales, turnos y ahora hasta actividades sociales como fiestas empresariales y bodas.

Luego de 30 años de dar vida a figuras gigantes de fibra de vidrio, Alfonso (Pocho) Vargas, un experimentado mascarero, decidió innovar en el mercado de diseño costarricense con una versión a escala de su ya reconocido trabajo.

Mismas Caritas, como llamó a la colección, pretende que cada costarricense tenga en su propia casa su figura favorita, pero eso sí a escala.

Pocho logró, gracias a su experiencia, replicar en tamaño miniatura las figuras del diablo, la bruja, la calavera, el policía, la giganta y el gigante.

Debido a su éxito, Vargas integró a la lista íconos de leyendas ticas como el Padre sin cabeza y la Segua.

Cada escultura es única, si bien existe un patrón en el diseño, hasta el momento no hay moldes que den acabados iguales.

Su experiencia es basta. La primera vez que confeccionó una mascara fue en 1983, era un chiquillo y trabajaba en construcción. Si bien descubrió que era lo que amaba, no fue hasta hace unos pocos años que logró vivir unicamente de su arte.

Su primer trabajo fue en papel y goma. El método fue efectivo hasta que un día solo le dieron el pago por el alquiler de las mascaras, las estructuras se habían desecho con la lluvia mientras cumplían con la faena de las corridas y diversión en las calles. Ahora trabaja con fibra de vidrio como la mayoría de los mascareros.

La distinción de Pocho, como lo conocen en el barrio del Cármen en Dulce Nombre de La Unión donde tiene su taller, hizo ebullición hace más de cuatro años luego de participar en el curso PRO-mejora artesanal del Ministerio de Economía Industria y Comercio (MEIC).

"La idea era hacer algo que funcionara para montarse uno el negocio. Yo era mascarero y se me ocurrió hace lo de las mascaradas en miniatura, y eso es a lo que me dedico ahora. Han sido un pegue", cuenta mientras empaca unas cuantas.

Alfonso asegura que su sello en cada obra es la pintura y el amor que le pone para hacerlo.

Las máscaras miniaturas son apetecidas principalmente por extranjeros. Se encuentran en tiendas de diseño como en eÑe, Cucara macara y otras en Monteverde, y lógicamente directo en su pequeño taller.

Contacto:

Alfonso (Pocho) Vargas

Contacto: 8355-7214