Atrás hay relámpagos: sororidad y rebeldía en el cine tico

La película dirigida y escrita por el director guatemalteco, Julio Hernández y producida por las actrices Adriana Álvarez y Natalia Arias está en cines este fin de semana.

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En julio del 2016 recibimos a Adriana Álvarez y a Natalia Arias para que nos contaran sobre su nuevo proyecto: ellas querían producir su propia película y reordenar el modelo tradicional de la producción.

Tenían muchas ganas de contar una historia nueva y retarse como profesionales. Unieron fuerzas y formaron un equipo de trabajo especial.

Hoy esa historia convertida en película es una realidad y tiene el título de “Atrás hay relámpagos”. Además, tiene un autor: Julio Hernández, cineasta guatemalteco, que se encargó de dirigir y escribir la cinta.

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El universo de Atrás hay relámpagos es uno de libertad, de ser jóvenes que no tienen miedo a tomar los espacios públicos y comerse el mundo. El verdadero espíritu de la rebeldía y vivir el presente.

La película cuenta la historia de dos chicas que no saben muy bien para donde van ni qué es lo que quieren. Viven el presente y lo que se les va presentando para jugar con eso. De repente tienen que asumir las consecuencias de sus acciones.

Adriana afirmó que fue fundamental un cambio de look para meterse en ese mundo urbano, “se tenía que ver orgánico que dos personas como nosotras perteneciéramos a ese grupo de amigos. El haber hecho ese cambio tan grande nos ayudó mucho a sentirnos parte de ellos”.

Sobre el proceso creativo Adriana también recordó que todo empezó porque se sentían encasilladas en un tipo de papel, pues las estaban llamando para lo mismo. “Queríamos salirnos un poco de ahí y romper con eso. Entonces le dijimos a Julio: ‘Cámbienos de look. Ensúcienos: haga lo que quiera con nosotras”.

Por su parte Natalia compartió sobre la practicidad “es un director muy abierto a recibir propuestas. Julio da mucha libertad, la película terminó siendo una creación colectiva, es muy abierto a la improvisación y manejar los recursos que hay”.

Desordenar el esquema de producción no fue una tarea sencilla pero los resultados han sido evidentes. Después de 100 días de terminar el rodaje los invitaron a estrenar la película en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam a principios del 2017. Una oportunidad así no se podía desaprovechar y todos corrieron para hacerlo posible.

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Por la naturaleza de la historia gran parte del elenco de esta película está conformado por personas que no son actores profesionales, más bien se dedican al deporte de BMX. Lo cuál implicó un casting único: Julio no estaba en Costa Rica y él quería que salieran los exponentes importantes del BMX del país. Hicieron casting vía skype.

Para Natalia ese casting fue toda una experiencia: "Ellos no están acostumbrados a las cámaras, a responder y andar contestando preguntas. Julio quería explotar esas características únicas de cada uno, no presionarlos sino dejarlos ser”. En general, las grabaciones estuvieron llenas de improvisación y juegos.

El valor de la sororidad

La amistad de los personajes, Sole y Ana, es fundamental y el motor de esta película, entre ellas se vive el sentimiento de complicidad. Son personajes que se complementan mucho y se habla de la importancia de tener una persona con la que siempre se puede contar.

Al conversar con Adriana y Natalia queda en evidencia que esa amistad no solo vive en la pantalla grande. Estas cómplices levantaron este proyecto con pasión y una verdadera hermandad digna de destacar. Este proyecto ahora se puede disfrutar en las salas de cine nacionales de Lincoln Plaza, Terramall, Mall San Pedro y Nova Cinemas.

Sinopsis
Sole y Ana tienen veintitantos años y mucho tiempo libre. Son inseparables y su estilo de vida intenso las ha llevado a estrechar ese vínculo. Su único objetivo claro es el de andar en bici con sus amigos por la ciudad y divertirse haciendo bromas pesadas. En ese mundo libre, lleno de luz y música, nada más parece importarles demasiado, aunque muchas veces sí debería.