"Mi concepto de arte va más allá de lo estético, el hecho que algo sea útil le agrega más valor". Con esta ideología, el joven escultor Claudio Vidor Osaba enfrentó la principal dificultad que persigue a quienes optan por una carrera profesional artística.
El arte se lleva en la sangre y Vidor es un ejemplo de ellos. Se inspiró en su abuelo para tallar cucharas de madera; quien en aquellos tiempos, realizaba esta tarea como parte de una tradición que se veía –a la vez- como una necesidad.
Desde el 2014 fabrica estas cucharas con maderas cedro, pilón y distintas variedades, cuya elaboración le puede tomar alrededor de tres semanas.
En equipo
El éxito de este trabajo no se atribuye únicamente a Claudio. La labor en equipo con su pareja, Andrea Jiménez, quien se encarga de promocionar sus productos, ha hecho próspero el negocio a través de El Cajoncito o pedidos directos.
La elaboración de las cucharas es completamente artesanal. Cualquier producto que elabora inicia como un simple dibujo en papel, dejando de lado las máquinas y los procesos industriales. Además, las materias primas que utiliza son saludables, teniendo en cuanta que muchas personas la utilizan los productos para comer o cocinar.
"Por ejemplo, el sellador que utilizo es a base de cera de abeja orgánica, a idea es no transmitir alguna toxina nociva para la salud", comentó Vidor.
Aparte de las cucharas, Claudio crea otros instrumentos que se utilizan en la cocina como cuchillos, tazones, muebles para vajillas, entre otros. Siempre con la intención de innovar y rescatar la parte artística del trabajo.
Claudio deja un mensaje muy claro: para un artista, sea cual sea su énfasis, las cosas no siempre son fáciles y nunca se puede decir que ya se consolidó como tal sino es un proceso que se va tallando día con día, capa a capa, año con año.
Fotos: Melissa Hernández.