Thais Alfaro, estrenando su faceta de madre

En una amena entrevista, la periodista nos reveló los detalles de su carrera, su historia de amor y los nuevos retos que enfrenta con su bebé de 11 meses, Jonathan Josué.

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Verla en televisión cada mañana, hizo que su embarazo fuera como el de una persona cercana. Thais Alfaro, la periodista del programa Buen Día, nos emocionó con la noticia, nos recordó el anhelo que se puede sentir durante esos nueve meses y además, se lució con una moda impecable para embarazadas.

La ilusión fue aún mayor siendo una cara que conocemos desde su juventud, pues fue a sus 16 años que empezó en el mundo de los medios de comunicación.

Hoy, esta mamá de 27 años de edad, debe estar planeando los detalles del primer cumpleaños de su bebé Jonathan Josué Villarreal Alfaro. El pequeño estará de manteles largos el próximo 30 de agosto. En esta entrevista exclusiva, Thais nos revela los detalles de su faceta como madre, no sin antes, contarnos cómo empezó la historia de amor con su esposo y feliz papá de la criatura.

P: ¿Cómo era de niña?

T: Chiquitilla mi mamá me decía que me metía en lo que no me importa, preguntaba más de la cuenta. La gente misma le va diciendo a uno: “seguro ella va a ser una periodista”, porque el periodista pregunta mucho e investiga.

Sin embargo, en ese momento yo lo que quería era ser maestra de preescolar porque me gustan mucho los niños, ese era mi sueño, trabajar en un kínder y ser creativa con ellos.

P: ¿Entonces cómo terminó en el periodismo?

T: Pero, en mi adolescencia –y hasta la fecha– mi papá me decía que yo hablaba muy rápido y siempre me regañaba. Un día me decidió enviar a clases de locución para que me enseñaran cómo hablar.. Al inicio para mí fue como una grosería, luego lo vi como una oportunidad y entré a clases en el instituto de la comunicación. Ahí aprendí sobre dicción, vocalización e improvisación.

A los meses, el director del instituto me dijo que había salido un trabajo en una emisora de Grupo Radiofónico Omega. Yo era una adolescente de 16 años, fui a hacer la prueba y me contrataron.

P: Muy joven.

T: Sí, iba con uniforme de colegio y como soy pequeñita, me vacilaban, decía: “esta chiquita de colegio a qué viene, ¿a recoger el premio de los Jonas Brothers?

Una vez que salí del colegio, me dediqué a trabajar en radio. Estuve en Vox FM durante cinco años. Ahí fue cuándo decidí estudiar periodismo porque ya me estaba desenvolviendo en un medio de comunicación.

Lo que yo quería era montar en Grupo Omega un departamento de comunicación, ayudarles con los comunicados de prensa, etc., pero los planes de Dios eran otros.

P: ¿Cómo llegó a Teletica Canal 7?

T: Uno de los productores del programa televisivo “El Chinamo”, Alonso Acosta, llegó a Grupo Omega con el interés de hacer un programa de radio y pensaron que yo podía ser útil en el proyecto. Pasó el tiempo y luego, Alonso Acosta me comentó que en Canal 7 se podrían hacer prácticas de periodismo.

Fue así como empecé como practicante de noticias, colaboré con la edición de mediodía y la de la noche. Aprendí mucho, conocí el sistema que usa el noticiero y conocí colegas.

Luego, cubrí una licencia de maternidad de una compañera que trabajaba en espectáculos. Pasados los tres meses de su licencia, ella decidió no seguir en el canal, así que me contrataron a mí.

P: ¿Cuándo inició en el programa Buen Día?

T: Yo renuncié a Canal 7 por situaciones personales que, ahora que lo pienso, no debieron haber influido. Por suerte, creo que Dios todo lo hace para bien y, a pesar de que tomé una mala decisión, a los dos meses pude volver.

El periodista Édgar Silva me llamó para proponerme trabajar con él en Buen Día, y empecé a hacer periodismo de servicio. Es algo que me encanta y donde aprendo mucho, este tipo de periodismo me llena mucho porque es utilitario para nuestro público, las mujeres.

P: ¿Qué se siente ser reconocida por la gente?

T: Es vacilón porque a mí se me olvida, yo no ando pensando en que soy una figura pública, y a veces en la calle se me acerca una persona para saludarme. Mi primer pensamiento es: “¿qué cara ando, andaré cara de amargada o cansada?”

Las palabras de cariño que recibo me hacen pensar en lo bueno de mi profesión, porque finalmente la gente me reconoce por mi trabajo. Eso me impulsa a intentar hacer las cosas con excelencia.

P: ¿La buscan las marcas para que usted promocione sus productos?

T: Soy muy nueva en ese tema. ¿A quién no le va a gustar que una marca lo busque para ser la imagen?, es un halago que una marca le toque la puerta.

Cuando quedé embarazada, naturalmente me preocupé por todo lo que debía asumir, incluyendo los pañales y la marca Huggies nos patrocinó. Vieron que yo podía ser útil para ellos y ellos para mí. Son bendiciones que Dios le manda a uno.

P: ¿Cuál es su historia de amor con su esposo Jonathan Villarreal?

T: Él es periodista, trabajó en el programa 7 Días y cuando yo ingresé al canal, lo consideré uno de los mejores periodistas, lo admiraba mucho por su trabajo.

Nos empezamos a hacer amigos, nos reíamos mucho, muchísimo. Éramos como hermanos... pero conforme pasó el tiempo resultó que no era ni tan hermano ni tan amigo porque yo empecé sentir algo más por él.

En una ocasión, tenía que hacer un viaje largo del canal, íbamos varios compañeros y la noche anterior yo le dije: “gordo, ¿usted no cree que es como muy extraño que usted y yo viajemos juntos en el mismo carro”... y siempre viajábamos en el mismo carro. Él me contestó que qué me pasaba y yo me morí de la vergüenza porque fijo se dio cuenta que a mí me gustaba.

A la mañana siguiente todo fue como si nada hubiera pasado y yo sentí un alivio porque creí que él no había sospechado. Sin embargo, en la noche cuando regresamos del viaje, al montarnos al carro, él me dijo: “Thais, deme un beso”. Cuando nos dimos el primer beso, yo me di cuenta que definitivamente íbamos a estar juntos.

P: ¿Cómo fue la transición de amigos a novios?

T: Nos ha costado un poco porque fuimos muy, pero muy, amigos. No hay nada de mí que él no conozca, ni al revés. Todo nos lo contábamos porque qué nos íbamos a imaginar que íbamos a ser esposos.

Tuvimos que hacer una diferenciación entre ser amigos y ser pareja. Fue un paso bonito, una transición muy rápida y natural. Finalmente lo logramos, ya tenemos tres años de casados y un bebé.

P: ¿Cómo se dio cuenta de que estaba embarazada?

T: Yo había decido dejar las pastillas anticonceptivas por situaciones de salud, le comenté a mi esposo y él estuvo de acuerdo. Nos lanzamos al reto de ser padres aunque yo no estaba afanada.

Recuerdo que tenía una semana de atraso, que para mí era normal, y mi jefe Randall Salazar –que es como profeta o algo así– me dijo: “usted tiene ojos de embarazada”.

Yo soy cristiana y la pastora de mi iglesia me dijo que había tenido un sueño conmigo, había soñado que yo estaba embarazada y vestida de celeste. Fue muy impactante porque yo creo que Dios habla a través de sueños. Todo eso se lo conté a mi mamá y ella me dijo que me fuera a hacer la prueba, que para qué esperar más.

Así que fui al laboratorio, no le dije a nadie, fui sola. Una vez ahí, me dijeron que si me esperaba 20 minutos me daban el resultado de una vez. Fueron los 20 minutos más largos de mi vida. Finalmente, el resultado fue positivo.

Me fui a caminar por un parque, a llorar porque sabía lo que eso significaba en mi vida. Llamé a mi mamá, ella se llenó de la felicidad al saber que iba a tener a su primer nieto.

Luego me fui para un supermercado, compré un baberito, un chuponcito, unas medias y una pizarra. Le puso a Jonathan: “bienvenido papá a casa”, y se lo dejé en el cuarto. Él siempre, lo primero que hace cuando llega a la casa es entrar al cuarto a cambiarse, pero ese día nada que entraba al cuarto. Yo estaba en la cocina y le decía: “vaya quítese la camisa”... y él me decía que ahorita. Cuando finalmente entró, se puso a llorar al ver la pizarra.

P: ¿Cómo la ha cambiado la maternidad?

T: Siento un amor que es inexplicable. Me ha hecho una mujer más práctica, antes era muy “arriada”, ahora tengo que dejar muchas cosas listas en la noche, estar muy atenta. Siento más responsabilidad. Antes me echaba a morir si me sentía indispuesta, hoy en día, si me siento mal, me levanto, me tomo algo y sigo.

Necesito tener buena condición para andar detrás de Josué ahora que anda gateando, que se tira al piso y hasta para bañarlo o vestirlo, termino sudando.

Esta etapa me ha hecho más fuerte y más planificada, nunca he sido una persona afanada pero ahora pienso más en el mañana viviendo el hoy, por ejemplo, me pregunto a qué kínder va a ir Josué.

P: ¿Qué ha sido lo más difícil?

T: Siento que es difícil pensar en que uno necesita darle a los hijos su propio espacio, dejarlos ser ellos. Sé que tendré que dejarlo que experimente por sí mismo lo dolorosa que es aveces la vida.

P: ¿Y lo más satisfactorio?

T: Verlo sonreír, escucharle las carcajadas y saber que mi hijo se siente amado.

P: ¿Qué le recomendaría a otras madres?

T: Que tengan mucha paciencia. Los bebés van a llorar, se van a vomitar, van a agarrar todo lo que está en la mesa, van a botar cosas y las van a quebrar... es un proceso.

Además es importante que no comparemos, cada niño y cada familia tiene su proceso. A veces las mamás se ponen a comparar si un niño ya gatea, si ya camina, qué cosas hace... eso lo que puede hacer es llegar a frustrarnos.

P: ¿Qué futuro anhela para Josué?

T: Que conozca el amor de Dios como yo lo pude conocer. Eso no me ha quitado sufrimiento ni experiencias dolorosas pero el amor de Dios es lo que me ha sostenido.