Natalia Carvajal: una miss que alza la voz

La nueva Miss Costa Rica ahora tiene los micrófonos, las cámaras y los medios de comunicación para transmitir sus mensajes.

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Diez años después, Natalia repite. Nuevamente la tenemos en la revista Perfil. En aquel entonces daba sus primeros pasos como modelo para unas fotos de ropa casual; hoy, vuelve a nuestras páginas con la corona de Miss Costa Rica 2018.

Ha pasado tiempo desde que aquella jovencita llegó a nuestro estudio fotográfico por primera vez. Hoy es una mujer mucho más confiada de sí misma, habla con propiedad y frente a las cámaras se desenvuelve con soltura.

Estos años los ha aprovechado al máximo: estudió publicidad en la Universidad Latina, inició estudio de lenguas modernas en la Universidad de Costa Rica y actualmente estudia en línea la carrera de literatura. Pasó por la pista de Dancing with the stars y fue coronada como Miss Eco Universe 2016, un certamen que se realiza en Egipto.

Natalia Carvajal es una mujer que ama vivir en el presente así que ahora está enfocada en su nuevo logro, ser Miss Costa Rica y con ello, tener la plataforma necesaria para que sus ideas sean escuchadas.

Defiende los concursos de belleza porque asegura que en ellos no hay mujeres perfectas sino mujeres valientes que aceptan sus imperfecciones y se muestran seguras de sí mismas ante el mundo.

Sin embargo, sabe que la idea sobre estos certámenes no suele ser la mejor y que por ello, tiene como trabajo desmitificarlos. ¿Cómo lo hace? Alzando la voz en temas importantes para las nuevas generaciones y demostrando que belleza e inteligencia no son excluyentes.

P. ¿Soñaba con ser Miss Costa Rica?

N. Yo creo que fue algo que siempre quise pero me daba mucho miedo perder, no fue sino hasta que hice las paces con la idea de perder y que comprendí que eso también era parte de mi crecimiento personal, que pude entrar a Miss Costa Rica.

Me tomó un poquito de madurez poder aceptar eso porque a veces vivimos con mucho ego, y por miedo a que nuestro ego se vea fracturado, dejamos de hacer cosas que queremos.

Creo que me hacía falta madurar esa parte de mí, conocerme y amarme suficiente para entender que si venía un fracaso, era algo que podía afrontar y que no pasa nada, todo son experiencias que se van sumando.

P. ¿Cómo fue el proceso de preparación para llegar a Miss Costa Rica?

N. Cuando tuve la idea de que quería ser miss, me salió la oportunidad de ir a Egipto a participar de Miss Eco Universe. Me llamó mucho la atención porque era un concurso realizado por las Naciones Unidas para encontrar una representante de la educación ambiental a nivel mundial y levantar el turismo en Egipto, un país que había sufrido un golpe muy fuerte por todos los atentados terroristas.

Obviamente yo dije que sí, me pareció una experiencia lindísima, no me dio miedo. Al llegar allá, me dí cuenta de que habían muchas cosas que no sabía de concursos de belleza, muchas cosas que me faltaban por desarrollar. Tuve que aprenderlo todo de golpe, las cosas las fui aprendiendo observando. Veía a las otras chicas como se peinaban, maquillaban y caminaban, y yo las copiaba.

Estuve un mes por allá, compitiendo con 80 mujeres de todo el mundo y al final logré ganar. Eso para mí fue algo muy especial, sobre todo porque no me lo esperaba, nunca fui la favorita, nadie se imaginó que yo iba a tener lo que se necesitaba para ganar.

Fue un reto muy grande. Hubo días en los que me sentí muy mal, muy triste, llegué a un momento emocional donde tenía dos opciones: o me pongo triste y me derrumbo, o sigo creciendo y construyendo. Siempre digo que los concursos de belleza, lo llevan a uno a un límite que es importante para conocerse como persona y aceptarse con sus virtudes y defectos. Esa fue la parte que me dio el impulso para luego ir a Miss Costa Rica.

P. ¿Qué hace que en un concurso de belleza se llegue a sentir tan triste?

N. Cada cosa que uno haga en la vida, sea un concurso de belleza, una meta en el trabajo, un sueño, etc., hay que ganárselo. Las cosas no llegan tan fácil, siempre hay que tener un punto de quiebre.

En un concurso de belleza, lo que te lleva a ese quiebre es el estar tanto tiempo en competencia: hay mucha gente viendo todo lo que uno hace, la gente tiende mucho a criticar... entonces es necesario estar uno muy segura de quien uno es para que esas cosas no le afecten. Es algo que nos hace más fuertes, pero el proceso es duro.

Estarse comparando con otras mujeres, puede afectar a nivel emocional si una no está segura de quién es y si no se ama profundamente.

Sin embargo, una vez que eso se supera, se produce algo muy lindo. El día final de concurso, nosotras no nos subimos a esa pasarela pensando que somos perfectas sino aceptándonos como somos, sintiéndonos seguras a pesar de nuestras imperfecciones.

Es muy fácil pintar a los concursos de belleza como superficiales o juzgar a las mujeres que estamos ahí pero no, en realidad somos mujeres valientes tratando de ofrecer la mejor versión de nosotras mismas.

P. Sin embargo, las niñas y adolescentes el mensaje que reciben es que es una competencia donde gana la más bonita.

N. Eso es lo que nos corresponde cambiar a nosotras, las misses de hoy en día.

Precisamente por eso yo participé en este concurso, porque llevo muchos años en televisión y considero muy valioso cuando los niños te admiran y te quieren. Eso me ha llevado a desarrollar una responsabilidad con mi comunicación, quiero que lo que yo diga sea algo que valga la pena y no un mensaje egocentrista que me haga sentir mejor.

No hay nada más falso que pensar que gana la más bonita. Un concurso de belleza no se gana con la belleza, se gana con la cabeza y con el corazón. Eso es algo que tal vez la gente no ve porque solo ven el show final, pero influyen todos los días previos en que fuiste responsable, el mensaje que tiene que aportar cada chica, hay una entrevista previa con un jurado, etc. Hay un montón de valores que están detrás del espectáculo.

P. Siempre hay rumores de que la competencia en concursos de belleza es deshonesta y que suelen haber malos tratos, ¿cómo es realmente estar ahí?

N. A mí también me han dicho eso, pero las dos veces que he tenido la experiencia ese no ha sido el caso. No sé si será porque soy muy despistada y no me doy cuenta del drama.

En el caso de Miss Costa Rica este año, fue un grupo muy lindo. Todas dimos y recibimos mucho amor, cada una aportaba para el crecimiento de las demás y cada una tenía su rol: estaba la que hacía reír, la que nos regañaba, la que nos ayudaba en pasarela, la que sabía de política…

P. ¿Cuál fue su rol?

N. Yo era la que les decía: calma, todo va a estar bien, no se estresen, no se enojen.

P. ¿Cómo se prepara para Miss Universo?

N. Para mí lo más importante es la preparación intelectual. Obviamente es importante cuidar el cuerpo y perfeccionar la pasarela, sin embargo en Miss Universo todas son mujeres hermosas que saben hacer pasarela, entonces la forma en la que alguien puede hacer una diferencia real es con sus ideas y la manera de expresar esas ideas.

P. ¿Qué temas le interesan llevar como bandera ahora que es Miss Costa Rica?

N. Yo creo que uno tiene que llevar como bandera las cosas que realmente siente y le apasionan. En mi caso, una de esas cosas es el hecho de que la gente entienda que nadie es perfecto como se suele pintar en las redes sociales.

Creo que la sociedad digitalizada está creando traumas emocionales en nuestros niños y jóvenes, que no vamos a entender hasta dentro de muchos años. Vamos a tener adultos que van a crecer con muchas inseguridades porque crecen viendo mujeres perfectas en el teléfono o la computadora. Hay que tener claro que lo que nosotros ponemos en redes sociales es la mejor versión de nosotros mismos.

Quiero que la gente entienda que yo me ví bella, hasta el día que yo me sentí bella con todas mis virtudes y defectos.

Otro tema que me apasiona es el ambiental. Soy una apasionada y perdidamente enamorada de la naturaleza, eso es algo que ha marcado mi vida siempre.

Quiero aprovechar este motor para impulsar las causas en las que siempre he creído y a las que creo que no se les da la importancia suficiente. Me parece que en Costa Rica las causas ambientales se convierten en modas pasajeras. Se habla del maltrato animal y se hacen marchas pero seis meses después nadie se acuerda de eso; o se denuncia la pesca de arrastre, lo peligroso que es para nuestro ecosistema y seis meses después ya nadie se acuerda.

Un tema como el aleteo es inaceptable en un país que vive del turismo, y eso es algo que sucede pero ya a la gente se le olvidó, quedó en el pasado. Para mí es importante retomar todas esas luchas, recordarle a la gente que le debemos mucho a la naturaleza, especialmente en este país en el cual tenemos tantas posibilidades de generar ingresos de una forma sostenible.

P. ¿De dónde nace esa pasión por el tema ambiental?

N. A mí me encanta viajar y conocer mi país. He recorrido Costa Rica de norte a sur y de este a oeste, en algún momento he sido mochilera y he andado por todo lado y he escalado montañas.

Creo que para ser una persona completa hay que estar cerca de la naturaleza porque nos recuerda de dónde venimos, nos reconecta con muchas cosas que tenemos adentro y nos hace mejores seres humanos.

Si queremos una sociedad saludable es importante que las nuevas generaciones tengan la oportunidad de convivir con la naturaleza, porque esa es la única forma de que la gente aprecie y aprenda a respetar el entorno.

En mi vida, la naturaleza ha sido la escapatoria al caos que a veces representa el día a día.

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