Mercedes Peñas: Tejedora de diálogo

Desde hace ocho años, Costa Rica no contaba con la figura de esa mujer que desfila al lado de l mandatario en los actos oficiales. No obstante, la atípica Mercedes Peñas quiere ser mucho más que eso: su labor tiene lugar en las zonas más olvidadas del país, más que en Casa Presidencial

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Apenas son las 8:04 a. m. de un día lluvioso y nublado, y ya han perturbado la paz de Colitas y sus otros compañeros caninos, que se han apropiado de la delegación policial de Los Chiles. Hay más gente de lo habitual y carros de doble tracción se agrupan en la entrada. Unos cuantos se habían ido diez minutos antes, cuando llegó la primera aeronave desde San José. No era en esa, sin embargo, donde venía la persona que todos esperaban: la primera dama de la República.

La segunda avioneta se asoma entre las nubes densas y, al aterrizar, Mercedes Peñas apenas da tres pasos entre el zacate húmedo del helipuerto.

Se sube a un automóvil que la reunirá con la comitiva de ministros, presidentes de entidades públicas y asesores que llegaron poco antes que ella. El encuentro será con las autoridades municipales, grupos comunales y todo aquel que tenga algo que ver con el tema a discutir: la apertura del paso fronterizo de Tablillas y la influencia de este cambio en la zona norte de Costa Rica.

Mercedes llega al lugar pero no se le permite entrar todavía. Aún faltan algunos invitados por llegar, ya sea porque obedecen a la "hora tica" o debido a la distancia: vienen desde Upala o Guatuso, cantones vecinos que, sin embargo, tienen más de 100 km de distancia con Los Chiles.

Mientras espera, la primera dama se refugia de chubascos repentinos bajo una zona techada y los primeros curiosos aprovechan para saludarla. Desde allí, ya es evidente que se trata de una mujer cordial, que domina ese arte de entablar conversaciones con desconocidos.

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Una hora después, con el salón casi lleno y los ventiladores encendidos, inicia la reunión. Forma parte del proyecto Tejiendo Desarrollo, que pretende conectar al Gobierno con las municipalidades de 32 cantones con grandes necesidades. Los actos protocolarios, el recibimiento de las entidades de gobierno, el Himno Nacional y los discursos de rigor, inician la sesión.

"Yo espero que este sea el primer año donde vamos a poder romper con esa inercia que ha venido sufriendo la zona norte. Esas desigualdades se manifiestan tremendamente en las zonas de frontera", declara la primera dama luego de felicitar a los tres cantones por sus 45 años de existencia.

"Este gobierno tiene el compromiso de transformar las cosas, y para eso todos tenemos que poner de nuestra parte. Por eso aquí estamos las personas que podemos hacer de eso una realidad: las instituciones", continúa Peñas, agregando dentro de la ecuación a los locales, con un "ustedes, que conocen muy bien lo que está pasando acá".

No es para menos. Los habitantes de Los Chiles, Guatuso y Upala han definido previamente las prioridades de sus territorios y llevan ya cuatro años creando un plan de desarrollo estratégico. Los miedos y las oportunidades ante la apertura de Tablillas han sido parte de las discusiones que han forjado ese plan de desarrollo.

Les preocupa el aumento del tráfico pesado, que transportará contenedores desde Los Chiles hasta la nueva terminal de Moín, el tráfico de personas o drogas, el aumento en la inmigración. También ven oportunidades en el turismo y el sector de servicios, al aumentar el tráfico de gente.

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"Puesto Aduanal en Tablillas ya es Ley", tituló un medio regional el 23 de abril del 2010. Debieron superarse constantes atrasos de toda índole para que, poco más de cinco años después, pudiera abrirse un paso provisional que, seis kilómetros al norte del centro de Los Chiles, opera a media máquina desde el pasado 4 de mayo.

El acuerdo con Nicaragua para crear la ruta de paso nació en 1995. Durante la espera se generaron roces con el país vecino que tiene lista su carretera, su puesto de migración y su aduana desde enero de 2014. La migración ilegal se convirtió en un pan de cada día que las autoridades policiales costarricenses son incapaces de controlar.

Polítologa madrileña, primera dama

Mercedes Peñas llegó a Costa Rica en 1991, cuando tenía 21 años. No llegóal país atraída por él, sino por una maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas, ubicada en Ciudad Colón. "Me había especializado en América Latina y en Relaciones Internacionales, entonces me dije: 'qué mejor oportunidad que un país de América Latina en una especialidad que yo he estado profundizando'", cuenta la egresada de la Universidad Complutense de Madrid.

En ese entonces vivía en Montes de Oca. Iba al Bar Río, ubicado aún en Los Yoses, o al Charlestón, que se ubicaba frente a la iglesia de la Soledad, en San José.

"Me parecía que este era un país muy pequeñito. Cuando llegué ya había mucho desarrollo social y mucha igualdad. No veía tanta gente pobre en las calles. Y eso, en los años 90, se disparó tremendamente", cuenta Peñas cuando se le pregunta sobre esa Costa Rica en la que llegó para, inesperadamente, quedarse.

Peñas se quedó acá porque encontró trabajo, y aunque no se le ha "quita'o" el acento, ya lleva media vida en Costa Rica. Fue años después cuando empezó a toparse, por mera casualidad, con uno de sus profesores: Luis Guillermo Solís. Los encuentros se convirtieron en una relación y, una vez que él se divorció de su anterior pareja, con la que tiene cinco hijos, se mudaron juntos.

Fue en ese mismo año, en el 2006, cuando nació su hija, Inés. Los planes de casarse no les han pasado por la mente, pero tampoco han sido un obstáculo. "Hay mucha gente que no está casada y vive una relación hermosa, permanente, monógama y de amor y de respeto. Eso dentro de lo que cada uno opine es un tema de decisión individual y de respeto hacia los demás", expresa Peñas, quien se enganchó de Solís por su sentido del humor y su amplio conocimiento.

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Desde que su pareja es el presidente de la República, no puede negar que la vida ha cambiado. Si antes le tomaba 40 minutos hacer las compras semanales en la Feria Verde de Aranjuez, ahora dura hora y media. No obstante, no permite que esos espacios dejen de pertenecerle. Más aún, la madrileña reconoce que son su conexión con la realidad.

Luego de dejar la dirección de la Fundación para el Desarrollo Local y el Fortalecimiento Municipal e Institucional de Centroamérica y del Caribe (Demuca) para asumir su cargo como primera dama, la rutina de Mercedes se mueve entre giras, Casa Presidencial y el tiempo con su hija Inés.

"Antes, con el trabajo que tenía, como viajaba tanto por Centroamérica, compartía más con Luis el tiempo con ella. Ahora evidentemente él tiene más dedicación y está más metido de lleno en sus labores. Voy a buscarla al cole, la acompaño a sus clases o la ayudo con la tarea", relata.

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Las pasos y tropezones del gobierno no le son ajenos, a pesar de que lo suyo es acompañar a Solís desde área de conocimiento que le es propia: el desarrollo local. Justamente el día que conversamos con ella, la renuncia de Gisela Kopper, ministra de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt), y del viceministro de esa misma cartera, Allan Ruiz, recorría los pasillos de la sala presidencial.

"Este es un proceso de aprendizaje muy bonito y a veces un poco más doloroso. Creo que es importante, porque se están tratando de cambiar ciertas prácticas que vienen desde hace muchos años y eso afecta intereses y colectivos", expresa la primera dama, quien reconoce que han existido problemas de comunicación durante el primer año de gobierno, pero rescata el interés genuino de los funcionarios por lograr un cambio en la dirección del país.

¿Cómo mejoraría la comunicación una mujer que busca sentar en la misma mesa a entidades públicas con comunidades para que, después de años de divergencia, se comuniquen sus objetivos?

"Creo que hay dos trabajos que hacer: uno es a lo interno, y nosotros en Tejiendo Desarrollo hemos empezado a hacer ese esfuerzo de hablarnos, de conversar, de coordinar y articular. Difícilmente, uno puede mostrar cosas hacia afuera cuando adentro no se está haciendo", contesta.

Luego, explica, el proceso continúa hacia afuera, y allí, el papel fundamental es de los medios de comunicación: "tienen una responsabilidad de informar y de formar a la gente", añade.

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Mercedes parece tener clara la importancia de los procesos de diálogo, aunque, irónicamente, su cargo la lleva a estar cerca de zonas donde los gobiernos fallan en ese aspecto: visitó Acosta y Alajuelita justo en el momento que se quebró la promesa de un Festival de las Artes, o acudió a Los Chiles poco antes de la apertura de una de las tantas promesas de desarrollo que le ha hecho la historia a esa zona.

En ambos lugares, el fin es similar: entablar relaciones, tejer objetivos. Eso ocurrió en Los Chiles, tras las exposiciones de los alcaldes y representantes municipales. Se crearon grupos de trabajo que se dividen por tema... Cada representante de gobierno va con su respectivo grupo. En algunas mesas, la discusión es más acalorada, como la de infraestructura.

Los vecinos temen un caos vial, ya que la carretera que une Los Chiles con San Carlos tiene dos carriles y, en algunos puentes, solamente uno. La preocupación se justifica en los más de 10.000 camiones que entrarán al país por ese camino, exactamente 22 por día.

Peñas no le pertenece a ninguna mesa. Lo suyo es escuchar a todas y establecer un diálogo, buscar al personal idóneo para atender una gestión y llevarlo al lugar. La tarea es complicada, son muchos los que la buscan. Uno de ellos es Óscar Jiménez, director nacional de desarrollo regional de la Cruz Roja. A él le preocupa el aumento de accidentes y la saturación de los servicios de salud.

Aunque sus asesores señalan que el tiempo apremia, Peñas dispone de tiempo para pasar a todas las mesas, tomarse fotos y atender a la prensa. Todos quieren hablar con Mercedes, y ella está dispuesta a hacerlo.

La apertura a la conversación se nota al llegar a su despacho, que ha convertido en un lugar cálido, con recuerdos de antiguos presidentes. Gran parte fueron rescatados del moho y la humedad de las bodegas de la Casa Presidencial. Al lado, una pequeña puerta comunica su oficina con la de Luis Guillermo Solís. La descubrimos cuando, inesperadamente, el presidente sale con su saco y corbata. Al vernos estupefactos, se disculpa e interrumpe la visita por un par de minutos para que la vida laboral le ceda un espacio a la familiar: Inés cumplió nueve años ese día.

"¿Salimos a comer o nos quedamos en casa para cantarle cumpleaños?", le pregunta el mandatario a la primera dama.