Luciana Alvarado Reid, gimnasta costarricense en Tokio

A sus 18 años de edad, Luciana se convirtió en la primera gimnasta costarricense en clasificar a unos juegos olímpicos

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Decirlo o escribirlo es fácil: por primera vez una gimnasta costarricense clasifica a las olimpiadas. Lo que hay detrás de esas palabras es mucho más complejo, es una historia que se empezó a escribir hace años, una historia que ha requerido esfuerzo, dedicación y compromiso.

La gimnasta Luciana Alvarado lo logró. Ella hizo realidad sus sueños, los de su madre y entrenadora, los sueños de su familia e incluso, los de muchas de nosotras, las seguidoras de esta bellísima disciplina deportiva.

Tras un largo proceso, finalmente obtuvo su boleto a Tokio durante lo que Luciana cataloga como “la competencia de su vida”, la cual tuvo lugar el pasado mes de junio durante el Panamericano de Gimnasia Artística, que se efectuó en Río de Janeiro, Brasil. Allí consiguió medalla de oro en el aparato de Viga de Equilibrio y medalla de bronce en la prueba de piso; además de una puntuación total que le dio la clasificación. Las justas se realizarán del 23 de julio al 8 de agosto.

Familia de atletas

Detrás de los logros de Luciana, hay una entrenadora exigente, tenaz y llena de sabiduría: su madre Sherlly Reid.

Sherlly también ha tenido sus glorias, ha sido una destacada atleta, fue campeona centroamericana en gimnasia y desde joven se ha dedicado a promover esta disciplina. Es propietaria del Club Gimnástico Gymstars, donde tienen la filosofía de formar personas campeonas para la vida. Luciana es la flor en el ojal.

En ese gimnasio creció Luciana, ha sido su guardería, centro de juegos y su segundo hogar. “Desde bebé asistía a todas las clases de mi mamá, mis recuerdos de infancia son en el gimnasio, compartiendo con diferentes entrenadores y jugando entre colchonetas y aparatos de gimnasia”.

“Mi mamá ha sido mi entrenadora desde siempre, es a lo que estoy acostumbrada, más bien sería extraño que otra persona fuera mi entrenadora”, asegura Luciana.

Otro punto a favor del doble rol de su madre es que en gimnasia se es muy joven cuando se empieza a viajar y a competir, “el hecho de que mi mamá sea mi entrenadora me ha permitido viajar siempre con ella, en un ambiente seguro”, dice esta joven quien tiene una sensatez excepcional.

Además del ejemplo materno, Luciana también heredó la disciplina de su padre Alejandro Alvarado, quien es deportista y profesor de artes marciales.

Nadie en su familia es ajena al deporte, sus dos hermanas mayores también han practicado gimnasia y una de ellas incluso participó en el Mundial de Gimnasia de Ambéres, Bélgica. A ellas se le suman primas que comparten esta disciplina deportiva y primos apasionados por el basquetbol.

“Yo estoy acostumbrada a que el deporte en mi casa sea la norma, más bien sería raro si alguien no practicara alguna disciplina deportiva. Esto me ha ayudado a ver el ambiente competitivo como algo natural, no es nada excepcional ni significa un sacrificio, es nuestro estilo de vida”, asegura Luciana, quien dentro de su burbuja familiar encuentra mucho apoyo, respeto y comprensión.

Sin sacrificios

Las gimnastas de nivel competitivo empiezan desde muy jóvenes sus carreras. A los 9 años de edad, Luciana tuvo su primera competencia internacional; a los 13, la primera competencia élite o FIG como se le conoce en la gimnasia; y a los 16 ya era apta para participar de los mundiales y juegos olímpicos.

Hacer tanto en tan relativamente pocos años, la han llevado a tomar algunas decisiones (ojo, decisiones, que no es lo mismo que sacrificios).

Estuvo en la escuela Saint Clare, y allí recibió mucho apoyo y comprensión para poder asistir a los campeonatos o competencias internacionales; sin embargo, durante los últimos años del colegio, las cosas se empezaron a complicar debido a que se intensificaron las horas de entrenamiento. “Me costó encontrar el balance, entonces decidí pasarme al sistema de educación abierta del MEP, estudiaba con una tutora y presentaba los exámenes”, detalló la gimnasta. De esta manera pudo culminar sus estudios de secundaria y cumplir con las obligaciones de gimnasia, sin morir de estrés.

Actualmente, Luciana cursa estudios generales en la Universidad Estatal a Distancia, y trabaja para ingresar a la carrera de filología inglesa en la Universidad de Costa Rica.

Unas líneas más arriba aclaramos que Luciana ha tomado decisiones, pero no ha tenido que hacer sacrificios. Curiosamente cuando le preguntamos qué ha tenido que sacrificar para llegar hasta las puertas de Tokio, su respuesta es tajante: “nada”.

“A pesar de entrenar todos los días, siempre tengo tiempo para disfrutar de las cosas que me gustan: salgo con mis amigos, voy al cine, estoy con mi familia, viajo a la playa. Lo he balanceado y trato de encontrar tiempo para todo, uno de mis propósitos es disfrutar de la vida. Obviamente tengo prioridades, en este momento es la gimnasia pero eso no me aparta de mis otros intereses”, explica Luciana mientras lo hace parecer fácil.

Conversando con Luciana

– ¿Cómo describe su personalidad?

– Soy introvertida y calmada. Me gusta estar en casa, disfrutar de mi familia y amigos en un ambiente tranquilo. Además soy muy positiva y ecuánime, me gusta vivir el día a día, no me estresa lo que pueda pasar o lo que piensan otras personas de mí.

– Además de la gimnasia, ¿qué otros intereses tiene?

– Me apasiona leer y escribir, hace poco tomé clases de escritura creativa; me encanta ver películas, amo ir al cine, toco guitarra y me gustan los idiomas. Entre mis mayores intereses está conocer otras culturas, tengo como meta viajar a tantos lugares como pueda.

– ¿Qué son los nervios para usted?

– En mi caso, los nervios que siento vienen de dentro de mí misma queriendo hacerlo muy bien, queriendo no fallar.

– ¿Ha sentido frustración?

– Bastantes veces. A veces me gustaría poder tener un poco más de libertad. En los últimos años he sentido que necesito un tiempo para relajarme. También siento frustración cuando tengo que hacer algún ejercicio nuevo de gimnasia y me cuesta aprenderlo.

– ¿Qué lecciones ha aprendido de la pandemia?

–Soy consciente de que la pandemia ha sido muy dura para muchas personas, incluso para mí misma, sin embargo, también se convirtió en un periodo para tomar un respiro.

– ¿Cuáles son sus aparatos de gimnasia favoritos?

– Las barras asimétricas y viga. Hay muchos elementos que se pueden aprender en estos aparatos, son muy dinámicos, nunca me he llegado a aburrir de ellos. Las barras asimétricas siempre me motivan y me retan, me sacan de mi zona de confort.

– ¿Quiénes conforman su equipo?

– Mi mamá es mi entrenadora y mi hermana es mi coreógrafa. Además, recibo el apoyo del Comité Olímpico con sesiones de nutrición, fisioterapia, entrenamiento físico.

– ¿Qué se siente ser la primera gimnasta costarricense que clasifica a olimpiadas?

– Es súper emocionante. Siento que esta clasificación va a abrir las puertas para el país. En gimnasia solo clasifican 98 atletas en categoría masculina y 98 en femenina, ser parte de ese selecto grupo pone a Costa Rica en la mira. Somos un país pequeño, con recursos limitados, pero estar en unas olimpiadas es una motivación para que niñas y niños gimnastas sigan dando lo mejor de sí y sepan que sí se puede.