Lolita Ink: la mujer detrás del tatuaje

La pasión y destreza de Laura Jiménez, mejor conocida como Lolita Ink, son un reflejo de la mujer que hay detrás de cada diseño

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La historia de Laura Jiménez con los tatuajes es un tanto particular. Estudió arquitectura en la Universidad de Costa Rica, tomó la decisión de no terminar la carrera. A pesar de su pasión por el diseño, sabía que en el fondo no era eso lo que quería. Siempre había añorado desenvolverse en el campo de bellas artes, pero comenta que en ese tiempo una carrera de este tipo equivalía a un capricho y un futuro sin dinero.

Uno de sus proyectos se basó en el diseño y venta de ropa. Esto le permitió viajar hasta Colombia con su esposo para concretar una oportunidad laboral; sin embargo, lo que ella no se esperaba era conocer a un tatuador, quien eventualmente se convertiría en su mentor y la ayudaría a iniciar su travesía en el mundo de la tinta.

“Comencé a tatuarme ahí. Cuando iba le preguntaba cómo había aprendido y qué hacía. Él me comentó que, si me interesaba, él podía enseñarme, pero me daba miedo. Por eso mi historia es diferente. Fue más como si el tatuaje me buscara a mí más que yo al tatuaje. Siempre lo admiré, pero lo veía más como una cliente que como una persona que lo ejecutaba.”

La oferta quedó pendiente y, al regresar a Costa Rica, Laura se percató que el mercado estaba cambiando. El proyecto de casi 6 años con Wanabana, su tienda de ropa, ya no era lo mismo. “Tuve que dejar ir a mi bebé y entender que ya me había dado lo que me tenía que. Ahora necesitaba encontrar otro camino.”

Creando a Lolita

Perfeccionar el arte de tatuar le llevó casi dos años, pero con determinación y el apoyo de su núcleo más cercano logró desenvolverse en su propio espacio y bajo sus reglas. Tanto su esposo como su hijo formaron parte de esta nueva travesía, y se convirtió casi que un negocio familiar en el que todos le dieron vida al proyecto.

“Esto me ha mantenido fuera de un ambiente que tal vez en otras circunstancias sería muy pesado (los estudios). También, como ya había tenido experiencia con las redes sociales, sabía que para que funcionara tenía que ser un personaje, tenía que ser alguien a quien las personas quisieran seguir y con quien se identificaran.”

Laura comenta que quería generar curiosidad, por lo que terminó inclinándose por la búsqueda de un pseudónimo. Así nació “Lolita Ink”. “Siempre dije que sí tenía una hija le iba a poner Lola. También lo elegí porque hay una connotación particular detrás del nombre. Siento que ‘La Lolita’ es muy inteligente, ella sabe cómo hacer las cosas.”

Aparte de construir la estética de Lolita—que, a pesar de ser un personaje, Laura la describe como una versión genuina de ella misma—la tatuadora se aventuró en el mundo del fine line (línea fina) y el singleneedle. Ambos estilos no eran tan comunes en Centroamérica y Latinoamérica, por lo que estos factores, en conjunto con su talento, se unieron para darle una oleada de seguidores.

De igual forma, comenta que con la pandemia floreció una nueva versión de sus redes sociales. “Yo estaba asustada. No sabía cuánto iba a pasar sin trabajar, no tenía trabajos nuevos que postear, no soy blogger, entonces recuerdo que les dije (a mis seguidores) que iban a empezar a ver más de mí. Y pasó algo muy curioso. Cada vez que publicaba algo sobre lo que estaba sintiendo, muchas personas se comunicaban conmigo, identificándose con mi ansiedad y depresión. No me conocían, pero se identificaban por un par de segundos conmigo y me compartían sus experiencias.”

Confiesa que es lo que más le rescata a sus redes, ya que cuenta con un grupo de seguidores sumamente respetuoso.

El género en la industria

El mundo de los tatuajes se ha prestado para fomentar ambientes cargados de misoginia, y si bien Laura comenta que gracias a la manera en que su carrera profesional se desenvolvió no se vio atrapada en estudios, experimentó muchas críticas y comentarios sexistas.

“Cuando se enteraron quién era mi mentor, muchos comenzaron a decir cosas súper sexistas. No podían concebir que él le quisiera enseñarle a una mujer porque era buena o porque él consideraba que podía llegar a ser buena, sino que tenía que haber una razón diferente. Esto fue incómodo e indignante, pero estaba aprendiendo y dije, ‘No me conocen, entonces no saben quién soy ni de dónde vengo’”.

Decidió no tomarse los comentarios personales enfocó su energía en crecer. “Que me consideren mujer no me va a quitar nada. Yo sigo trabajando, tengo la misma capacidad y yo creo que donde uno pone la cabeza, mente y energía, ahí es donde van a verse los resultados. Enfocarme en lo malo sólo va a drenar y secar lo que tengo”.

Historias más allá de la tinta: quebrantando los estereotipos

Laura rescata que los tatuajes van más allá de los estereotipos que les han sido asignados. “La gente tiene la necesidad de apropiarse de su propio cuerpo, de querer contar una historia o cerrar capítulos, de empoderarse y decir, “así quiero ser yo”. Por ello, considera que sus aspectos favoritos de tatuar son la interacción y las enseñanzas que le deja el proceso, decorarlo y contar su historia a través de él. Es un tema de expresión, al cual nos apegamos porque nos hace sentirnos diferentes.

También comenta que en cada tatuaje hay un tema de amor propio y de autoconocimiento. “Creo que a veces uno toma por sentadas muchas cosas y en esto de los tatuajes, más allá de que la gente venga a tatuarse en su momento de rebeldía, la mayoría de personas tienen historias bastante fuertes. Son historias de las que aprendo muchísimo”. Para Laura, en el fondo no es sólo un diseño, sino algo muy importante. “No tiene precio. Pocas profesiones dan eso”.

Si bien a veces le resulta difícil balancear el peso que conlleva su trabajo con el tiempo para su familia, confesó que a través de la buena comunicación y el orden ha logrado mantener relaciones fuertes que le permiten mantenerse constante, incluso durante tiempos difíciles. Al inicio no fue fácil e incluso comenta que se sobrecargó, pero con el apoyo incondicional de su esposo e hijo salió adelante más fuerte que nunca.

Por ahora, está feliz y considera que seguirá creciendo con el paso de los años.