Chef Sophia: los sabores de su vida y la receta para un dulce éxito

Sophia Rodríguez iluminó las mañanas de miles de costarricenses que cocinaron junto a ella en el programa matutino Buen Día y otros miles le han seguido las pistas por sus redes sociales y en sus restaurantes.

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Hay personas que llenan de sazón una habitación y que hacen que a uno no le importe despertarse a las 5:00 a. m. para conseguir un espacio en su movida agenda. Una de esas personas es Sophia Rodríguez, mejor conocida como la chef Sophia. Con tan solo 28 años se robó el corazón de miles de costarricenses con recetas fáciles, deslumbró a todos con sus pasos de baile y finalmente se echa al hombro la tarea de ser la cara de sus negocios en el mundo de la gastronomía.

Juegos y queques: amor por la cocina desde la infancia

La buena cuchara siempre estuvo ahí. Desde que tenía 14 años hacia queques de Navidad con la receta de su mamá (la chef Flory Mata). Desde ese momento supo que le gustaría ser emprendedora, se hizo más real cuando decidió cursar una maestría en Administración de Negocios mientras vendía pastelería por facebook, plataforma que asegura es maravillosa para las pequeñas emprendedoras.

“Hace 10 años yo estaba en el Outlet Mall con un stand de una mesita ofreciendo queques de Navidad. La vida ha cambiado demasiado”, reflexiona Sophia mientras resume los escalones que ha tenido su vida laboral.

Pero antes de meterse en este mundo de la gastronomía la chef Sophia estudió Comunicación en la Universidad de Costa Rica. Luego trabajó un tiempo para Cinnamon, supervisando las operaciones, y aprendió un poco de cómo se manejan las franquicias. Finalmente la pasión por la cocina tocó las puertas de una forma más evidente cuando fue encargada de la comunicación de la escuela de cocina de Óscar Castro. Aún así, cocinar era un hobby, nunca imaginó que se iba a convertir en su fuente principal de empleo. “Este mundillo laboral lo inicié desde los 20 años y desde entonces nunca he tenido un período de tiempo quieta o solo en una cosa”.

Arros con leche: vida en pareja

Antes de todo el trajín de convertirse en una figura pública de la pantalla chica costarricense, la chef conoció a su gran amor, su novio de 5 años, Ricardo Zoch.

Se conocieron porque al igual que la Sophia, Ricardo también tiene alma de negocios y para una fiesta él era el contacto de contratación de busetas y al momento de verse en persona pues se gustaron mucho. Rodríguez pensó que él era menor -en realidad son de la misma edad pero ella no lo sabía- y sus amigas también se encargaron de hacer de cupidos.

De ese momento a la actualidad, Ricardo se ha convertido en su mano derecha y juntos emprendieron el negocio más reciente de la chef. Pero no adelantamos la receta, lo importante aquí es que el ingeniero industrial y la chef se complementan y se entienden a la perfección. Sophia agradece que su novio se haya metido de lleno a los negocios junto a ella y se lo agradece porque advierte que entre dos es más sencillo emprender.

Sangría de mango: el golpe de suerte de Buen Día

Al programa de televisión Buen Día llegó por unos buenos amigos de Comunicación de la Universidad. Un día le preguntaron si sabía hacer sangría y a medio camino de decirles la receta le dijeron que en realidad lo que querían era que ella la hiciera en televisión.

Este momento de su vida lo ve como la gran escuela de producción audiovisual y aprender a identificar lo que a la gente le gusta. “Una cosa es ser chef de restaurantes, negocios, hoteles y otra cosa es ser chef de televisión. En la televisión las personas buscan recetas fáciles, económicas y prácticas, si no se cumple alguna de esas 3 cualidades a la gente no le va a interesar. Tienen que ser cosas que las personas pueden hacer en su casa sin problema y que les motive hacerlas”.

Su camino por Buen Día duró 2 años, pasó por la transición de Buen Día viejo y el nuevo.

Reconoce que su despido (en el 2017) del programa fue muy inesperado, pero asegura que nunca le ha faltado trabajo ni oportunidades por eso.

Pionono y café: experiencia en los negocios

Hay miles de negocios de comida que abren, es un sector muy competitivo. Sin embargo, la exposición de Buen Día le permitió encontrar a su socio e inversionista en una actividad de cocina infantil. Al poco tiempo Juan Ramón Alvarado, dueño de Brumas del Zurquí, la estaba convenciendo de abrir una cafetería.

Kahli Heredia abrió en diciembre 2015. En su momento su socio decidió abrir a una semana después de la remodelación del lugar. Ese mismo día Sophia se puso a enseñar las recetas que tenían que cocinarle a los clientes y en la marcha todos iban aprendiendo. Fue un poco abrupto pero una oportunidad así había que aprovecharla y no mirar hacia atrás. Los primeros días Sophia casi que vivió sin moverse de la cafetería.

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También por su experiencia en televisión Sophia conoció que era lo que le gustaba a sus clientes y esta fórmula la utilizó en su negocio para incluir esas recetas como parte de su menú.

Por ejemplo, un día en Buen Día hizo empanadas de maduro (piononos) y a la gente les encantó. Lo metieron en Kahli y es el producto más vendido. Inclusive más que la pastelería de autor y la francesa, porque “la gente quiere cosas que le recuerden a buenos y bonitos momentos” reflexiona Rodríguez.

Comida de mamá: un alto a la prisa

En el 2016 la vida pintaba bien para Sophia, llevaba 10 meses operando el local de Heredia, se encontraba en un momento de estabilidad. Hizo un viaje a Golfito porque tenía que capacitar a vendedores de una marca, pero tenía que ir antes a Buen Día. Llegó tarde a su vuelo así que se fue a Golfito manejando en carro alquilado. El nivel de estrés fue sorprendente. Ahí le empezó un dolor de cabeza horrible que de regreso a San José ni las inyecciones le hacían efecto. Le recomendaron hacerse un TAC de resonancia y con el resultado el mundo de Sophia se puso de cabeza: ella tenía un tumor cerebral y este le había sangrado.

Hay un antes y un después por las cosas que Sophia valora ahora después de su experiencia internada. “Ver la situación de las compañeras de cuarto de que si no era por la Caja no podían hacerse nada, por ejemplo. Fue una experiencia abrumadora, pude valorar cosas sencillas como respirar por mis propios medios. En cuidados intensivos habían pacientes al apar que estaban entubados, conectados por respiración artificial. Yo sentía que la vida y la energía se me iban por estar rodeada de cuerpos inertes”, confirma Sophia sobre la fragilidad de la existencia.

Contó con mucho apoyo en estos días, por ejemplo su mamá que vive en el extranjero pasó los días con ella y no le faltó la comida de madre. Pero también su red de apoyo de siempre: sus hermanos, papá y novio.

Afirma que en este tiempo desde la operación no ha tenido secuelas. Se tiene que hacer resonancias cada 6 meses. Además, agradece que su experiencia se ha convertido en una forma de testimonio y apoyo a un montón de gente con este cuadro clínico diagnosticado o con familiares de personas que tienen esta clase de tumores. Ella se toma el tiempo para explicarles que el procedimiento se ha hecho mucho en el país y tranquilizarlos.

Agua de pipa: bailando a pesar de la locura

A mediados de 2017, la chef fue invitada a la cuarta temporada de Dancing with the Stars. Dejó la cocina por un par de horas para ponerse los vestidos y zapatillas de baile.

Y como en todo lo que hace, aquí se entregó al 100% a dar lo mejor que podía al baile. Son 4 meses de intenso trabajo corporal y grabaciones. “Dancing fue la mejor oportunidad que pude agarrar en ese momento”. El reconocimiento le cambió el título de chef. “En la calle me dicen: ‘¡Ay usted es la bailarina!’ o ‘la chef-bailarina’. Las personas en el supermercado aún me dicen que tienen cólera porque no gané el concurso”. Ella quedó de tercer lugar en la final.

Sophia afirma que desconocía la magnitud que tenía Dancing antes de estar en el programa. “Fue una gran oportunidad para que mucha gente que no puede ver Buen Día, que están trabajando en ese horario, me pudieran ver”.

Ensayaba 3 horas diarias, junto con su pareja de baile Michael Rubí, quién también es coreógrafo y esto les daba ventaja ya que les permitía adelantar entrenamientos de coreografía.

La carga corporal fue agotadora. “Yo me lesioné una costilla y fue de lo peor que me ha pasado, fue demasiado doloroso como no hay tiempo para recuperarse, no hay días de descanso entonces le caía a lesión una y otra vez.” Cuando grabó el programa número cuatro se moría del dolor, cree que solo lo logró por la misma adrenalina.

Todo el mundo le recordaba que había gente que había abandonado el programa por eso y que han habido lesiones muy graves. Mucha gente se empeñó en decirle que no iba a poder seguir.

Antes de Dancing solo había bailado lo típico: en fiestas. Pero también en su infancia bailó flamenco (desde los 5 hasta los 14 años). Por eso le resultó muy sencillo bailar este género con su hermana en uno de los programas.

El lema de la chef frente a la toma de decisiones es el siguiente: “Si uno está dudando si hacer algo o no hacer algo, es mejor siempre hacer las cosas. Si uno hace algo y le va mal nada más aprendió la lección que no era para usted. Si lo hace y le fue bien: perfecto, maravilloso. Pero si nunca lo hace siempre quedará la duda de qué hubiera pasado”.

Además de entrenamientos diarios, en sus días de Dancing with the Stars hizo malabares para no perder el ímpetu de su próximo gran proyecto: un centro gastronómico. Hizo un reclutamiento tipo feria de empleo y llegaron más de 100 personas. En tiempo récord formó a su equipo.

Árbol de Almendro: crecimiento y fuerza

El Centro Gastronómico Kahli ubicado en Curridabat es el mayor sueño que tenían Sophia y su novio Ricardo Zoch. De la mano son socios en este proyecto. Surgió porque ocupaban un lugar para satisfacer un montón de necesidades que el local pequeñito de Heredia no daba a basto. En una casa grande llena de jardines se levanta el sueño de esta pareja: es un restaurante, escuela de cocina (cursos libres) y este año se inaugurará el centro de eventos.

Encontrar la casa ideal fue una tarea difícil, les tomó casi 1 año y vieron unas 25 casas diferentes. Tuvieron su propia cucharada de realidad cuando compitieron contra grandes franquicias por un espacio así de especial. Con este segundo local se encontraron con un público diferente y otras exigencias. Son empresarios jóvenes que avanzan con paso firme hacia sus sueños que parece que no paran de crecer, como el árbol de almendro que hay dentro del café que tiene 28 años y sigue firme.

Actualmente Sophia también dedica parte de su tiempo en su gran pasión por las imitaciones y los acentos: un proyecto emocionante es darle paso a esa comunicadora que hay dentro de Sophia. Forma parte del equipo que se encarga de hacer más felices y divertidas las mañanas de los radioescuchas de Los 40 Principales.

Lo cierto es que Rodríguez no ha tenido un día libre desde no sabe cuantos meses. Un resumen de su rutina diaria es: Se levanta 4:50 para estar en la radio a las 6 a. m. Luego va a realizar compras del negocio o a reuniones con clientes o marcas. También a veces tiene grabaciones porque el amor por la pantalla sigue ahí y su canal de Youtube siempre tiene contenido nuevo. Además, en su centro gastronómico, Sophia es la encargada de dar los cursos libres y cuando hay talleres termina su jornada hasta tarde en la noche.

¿Cómo lo hace? Uno de los principales ingredientes en el éxito de esta chef es su buena actitud y personalidad. “Uno tiene que mantenerse lo más auténtico posible. Si uno se aferra a un personaje tarde o temprano ese personaje se cae. Cuando salga al super, cuando vaya a algun lado o simplemente no esté de buenas el personaje se va a caer”

La chef transmite esta buena energía a cada uno de sus proyectos, en Kahli sus empleados se ven tranquilos y en un ambiente familiar que ella fomenta desde su sonrisa y con cada una de sus acciones, como si todo fuera parte de una receta deliciosa que va creando día a día en su vida.