Técnicas para aprender a aprender y a memorizar

¿Cómo funciona el cerebro humano?, ¿cómo memorizamos las cosas?, ¿cómo podemos aprender a aprender mejor? Le brindamos algunos consejos para entender los procesos mentales y así mejorar la capacidad de fijar nuevos conocimientos

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Desde antes de nacer ya iniciamos con nuestro proceso de aprendizaje, y este se mantiene a lo largo de nuestra vida. Aprender es un proceso satisfactorio y de entusiasmo, sin embargo, para algunas personas se transforma en un tormento asociado a evaluaciones, exámenes o presentaciones.

La buena noticia es que no tenemos que sufrir para adquirir nuevos conocimientos, si aprendemos cómo funciona nuestro cerebro, es más fácil descifrar cómo absorber y memorizar la información. Después de todo, la mente es una máquina, una computadora que debemos aprender a usar.

Aprender jugando

Cuando aprendemos, tenemos cambios que se ven reflejados no solamente en nuestra conducta o en nuestra forma de pensar, sino estructuralmente en nuestro cerebro, a través del surgimiento de sinapsis en las neuronas.

Existe una relación importante entre el juego y el aprendizaje. Esto es fácil de observar en los niños de nivel preescolar, pero también en adultos y en adolescentes e incluso en el mundo animal; por ejemplo, los gatitos que tienen oportunidad de jugar cuando son muy pequeños con una pelota y la avienta y juegan con ella todo el tiempo, tienen mejores conductas de cacería de su alimento cuando son grandes, que los que no tuvieron esa experiencia inicial.

Además, es fundamental verbalizar y externalizar, es decir, cuando nosotros decimos lo que aprendemos, muchas veces es cuando realmente se consolida ese aprendizaje.

Inteligencia

Una de las variables importantes que afectan el aprendizaje es la inteligencia, el término proviene del latín y tiene que ver con comprender.

De acuerdo con el especialista en psicología evolutiva de la London School of Economics Satoshi Kanazawa, la inteligencia es la habilidad para razonar, planear, solucionar problemas, pensar de forma abstracta, comprender ideas complejas, aprender rápidamente y aprender de la experiencia. Este mismo autor considera que a las personas inteligentes se les hace más fácil comprender y adoptar nuevas ideas y estilos de vida.

Con el tiempo, se ha considerado que la inteligencia abarca diferentes factores, esto llevó eventualmente a la concepción de las inteligencias múltiples.

¿Nacemos o nos volvemos inteligentes? Este es un debate que viene desde hace muchos años. La psicóloga Guadalupe Vadillo, quien cuenta con un doctorado en educación, asegura que tanto la herencia como el entorno tienen participación en el desarrollo de la inteligencia.

Tipos de conocimiento

El conocimiento no sólo es un resultado de aprender, sino también nos sirve para aprender nuevas cosas.

Existen tres tipos de conocimiento:

  • El declarativo: se refiere a los hechos, los fenómenos, aquellas cosas que son aseveraciones que nosotros hemos guardado en la memoria. Por ejemplo, Colón descubrió América.
  • Procedimental: se refiere a la manera en que hacemos algo. Por ejemplo, manejar o nadar.
  • Autorregulador o condicional: este tipo de conocimiento nos permite administrar, qué es lo que debemos usar en cada momento. En qué momento debemos emplear conocimiento declarativo, en qué momento debemos integrar el procedimental para llevar a cabo una tarea.

Tipos de memoria

Hay una memoria sensorial, una memoria de trabajo y una memoria de largo plazo; todas interactúan de manera dinámica para que se generen recuerdos, sobre todo, a partir de los procesos que se llevan a cabo en la memoria de trabajo.

La memoria de trabajo tiene cuatro almacenes:

  1. El ejecutivo central, que es como el coordinador de todo.
  2. El bucle fonológico, que procesa lo auditivo y lo verbal.
  3. La agenda visoespacial, que procesa lo visual y lo espacial.
  4. El buffer episódico, que integra la información tanto del bucle fonológico como de la agenda visoespacial y de la memoria de largo plazo para generar un recuerdo integrado.

Los almacenes tienen capacidades limitadas, excepto el de largo plazo que se considera que es prácticamente ilimitado, y por eso hay que hacer muchas estrategias para hacer eficiente y efectivo el proceso de aprender. Una muy efectiva es la fragmentación: un proceso mediante el cual las piezas individuales de un conjunto de información se desglosan y luego se agrupan en un todo significativo.

La atención

Un elemento fundamental para aprender es la atención. Atender quiere decir enfocarnos en un estí­mulo específico y es un recurso limitado. Es decir, no podemos atender a muchos estí­mulos al mismo tiempo porque involucra una sobrecarga cognitiva.

La atención requiere esfuerzo, y está modulada por los siguientes elementos: almacenes de memoria, lo que sucede tanto alrededor de nosotros como internamente, el tipo y la complejidad de la tarea, los recursos utilizados cognitivamente y la habilidad que tenemos para controlar la atención.

Atender tiene que ver con enfocarnos en algo en especial. Es algo que tenemos que hacer de manera voluntaria y que involucra un esfuerzo. Por ello, si queremos aprender algo, no lo debemos dejar al azar, es necesario concentrarnos y definir que ese es el aprendizaje que queremos tener.

Motivación y emoción

Para aprender, necesitamos querer aprender. La motivación es un estado interno que excita, dirige y mantiene la conducta.

Hay dos tipos de motivación: la intrí­nseca, que tiene que ver con el gozo de aprender; y la motivación extrí­nseca que está asociado a evitar castigos o a conseguir premios por el acto de aprender, pero no por el interés en aprender en sí.

También existen dos tipos de metas: las metas de dominio y las metas de desempeño. Las metas de dominio tienen que ver con esta parte de querer realmente dominar o comprender el campo que estamos estudiando; las de desempeño, por su parte, tienen que ver más con ser el número uno, con tener reconocimiento externo, o -en otras palabras- a que no lo vean a uno como un tonto.

Para estar motivados es importante tener intereses variados, hacer cosas distintas, salirnos de la rutina e ir explorando otras cuestiones. Además, es importante tener logros y darnos un espacio para disfrutarlos.

Recordamos más aquello que está asociado a una emoción. Por lo tanto, es importante que relacionemos emociones con nuestro proceso de aprendizaje.

“Un alto grado de afecto positivo o felicidad influye para que las personas no solamente sean más flexibles o más creativas, sino para que las personas tengan el potencial para poder superar los obstáculos que se pueden presentar en el desarrollo de una tarea académica compleja”, señala la psicóloga Guadalupe Vadillo.

Según la especialista, las personas felices tienen mejores posibilidades de poder enfrentar los conflictos y dar salidas positivas a las tareas. También tienen mayor capacidad de liderar tareas, y resolver las situaciones difíciles que se presenten a lo largo del proceso educativo.

¿Cómo pensamos cuando pensamos?

La metacognición es la capacidad de autorregular los procesos de aprendizaje. Aunque suene repetitivo, ocurre cuando pensamos sobre lo que estamos pensando.

La metacognición es lo que distingue el aprendizaje pasivo del aprendizaje activo, basado en estrategias por medio de las cuales el aprendiz transforma la información en otra que para él sea más significativa. Las habilidades metacognitivas representan el nivel más alto de actividad mental y, por lo tanto, tienen un gran impacto en el aprendizaje. Para ser eficiente, una persona necesita ser metacognitivo. Es decir, conocer y ser capaz de controlar su aprendizaje y a sí­ mismo como aprendiz.

Pensamientos intrusos

Los pensamientos intrusos son enemigos de la atención y el aprendizaje. Aparecen cuando el cerebro está sometido a situaciones de estrés o incomodidad.

Este tipo de pensamientos son una amenaza para el aprendizaje, porque centramos nuestra energía en las preocupaciones y estamos, todo el tiempo, dándole vueltas a lo mismo. Por eso es importante tener un ambiente agradable para aprender: sin estrés, con buena iluminación, sin distracciones y en un entorno seguro.

¿Es bueno ser multitasking?

Multitasking es este arte de hacer muchas cosas al mismo tiempo.

A las personas que tienen tendencia a hacer multitasking se les llama policrónicos, en contraposición a los monocrónicos, que prefieren hacer una cosa a la vez.

Las personas policrónicos han sido muy estudiadas, y se ha visto que son más sociables, con una gran confianza en sí mismas, resistentes a la crítica, tolerantes; y que también necesitan una gran libertad de acción y son perfectamente seguras y tranquilas ante la falta de estructura y organización.

Por todo lo anterior, parecerí­a que ser multitasking es algo muy positivo, sin embargo, tiene altos costos en términos de tiempo, de efectividad y también de sentido de bienestar.

Trucos para aprender mejor

  • El sueño afecta de manera positiva diferentes procesos cognitivos, como son la vigilancia, la atención sostenida y la memoria de trabajo, por eso dormir bien y suficiente es fundamental para mejorar la capacidad de aprender.
  • Un buen consejo es que, justo antes de dormir, recapitulemos todo lo que se ha aprendido durante el día. Si hay algo que no le quedó absolutamente claro, tómese un instante y revise de qué se trata para reafirmarlo.
  • Anote los pendientes para liberar su mente de preocupaciones sobre las tareas que debe hacer.
  • Practique algún deporte. Además de mejorar su salud física y mental, se favorece la adquisición de valores para el trabajo en equipo, el respeto a las reglas establecidas y la obtención del éxito mediante el esfuerzo individual y colectivo.
  • Una forma divertida de aprender y generar muy buenos recuerdos es contarnos historias. Las historias relacionan lo cognitivo y lo emocional, y por ello se crean muchos puntos de fijación en la memoria, que permiten que recuperemos más fácilmente esos recuerdos.
  • Explicar: Todos hemos recurrido al truco de explicarnos a nosotros mismos, o a otros, aquello que nos está costando trabajo entender. Cuando verbalizamos, lo que estamos haciendo es sintetizar aquello que es realmente importante del objeto de estudio. Pero también, estamos tratando de aclararnos las cosas a nosotros mismos. El que generemos la explicación más breve y sencilla posible hará mucho más eficiente todo el proceso.
  • Una vez que terminamos de hacer algo, es necesario que nos preguntemos si llegamos a la meta. Es decir, contrastar nuestro desempeño contra el objetivo que nos habí­amos establecido y, para ello, obviamente, es importante tener claro cuál era ese objetivo.

Fuentes: Guadalupe Vadillo, psicóloga y académica de la Universidad Nacional Autónoma de México; curso Aprender en Coursera (https://www.coursera.org/learn/aprendo).