Mitos y verdades sobre el vapeo

La Caja Costarricense de Seguro Social alerta sobre los posibles riesgos que tiene el vapeo y la falta de estudios para determinar enfermedades a largo plazo.

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Inhalar vapor con aromas y sabores se ha vuelto popular debido a la aparición de dispositivos electrónicos conocidos como vaporizadores. A esta práctica se le llama vapeo y se promociona como una alternativa al cigarrillo.

La Caja Costarricense del Seguro Social encendió las alertas pues se han determinado efectos negativos en la salud de los vapeadores en el corto plazo, y se desconocen los riesgos a largo plazo.

Según la neumóloga Wing Ching Chan, esta actividad no es tan inocua como se ha querido presentar. “Como cualquier producto o marcas se han posicionado en el mercado a través de la publicidad en diversos medios y sobre todo en las redes sociales, como son dispositivos novedosos, de colores y formas muy llamativas atrae la atención principalmente de los adultos jóvenes y adolescente que inicia su uso por curiosidad y por copiar la conducta de los pares”, asegura.

Es por ello, que los padres de familia deben estar vigilantes de la conducta y exposición que tienen sus hijos menores y adolescentes a estos productos.

¿Qué es lo que la gente está inhalando?

Según la doctora Chan, las pruebas existentes demuestran que los cigarros electrónicos no son sólo vapor de agua, como afirman con frecuencia los fabricantes.

Este vapor puede contener mucha variedad de sustancias comerciales y caseras como aceites, aromatizantes que están probados su seguridad para uso en piel o para consumo, sin embargo, según la especialista “no existen estudios de seguridad por vía inhalada que llegan a los bronquios y pulmones”.

Por otro lado se generan otras sustancias por el calentamiento y combustión al producir vapor, tales como nicotina, metales pesados o agentes cancerígenos.

“Se tardó 2-3 décadas para evidenciar que el consumo de tabaco era dañino para la salud, por lo cual no existen aún estudios para documentar los efectos a largo plazo del vapeo ya que es una práctica que tiene pocos años, pero es evidente que contiene hasta 10 sustancias cancerígenas identificadas podría producir daño a la salud”, dice la neumóloga.

Efectos a corto plazo

Se han documentado efectos a corto plazo como náuseas, mareos, dificultad para respirar, inflamación de los bronquios, aumenta el riesgo de crisis en los asmáticos o pacientes alérgicos e irritación de los ojos, nariz y garganta.

Asimismo, en algunos casos no se dispone de una información exacta sobre la dosis de nicotina que contiene, por lo cual su uso o abuso se ha asociado a intoxicaciones en niños o problemas cardiovasculares en adultos.

¿Sirven para dejar de fumar?

La FDA (agencia del gobierno de los Estados Unidos responsable de la regulación de medicamentos) reconoce que algunos productos de tabaco tienen el potencial de ser menos perjudiciales que otros, pero se necesitan más pruebas.

Este organismo cree que esta nueva tecnología presenta tanto ventajas como riesgos potenciales. Si determinados productos, tales como los cigarrillos electrónicos, tienen una toxicidad reducida en comparación con los convencionales, alientan a los fumadores actuales a cambiar a ellos por completo o no son de consumo difundido entre la juventud, pueda que tengan el potencial de reducir el número de enfermedades y muertes.

Pero si algún producto da pie a que los jóvenes se vuelvan adictos a la nicotina, reduce el interés de la persona por dejar de fumar o conduce al consumo de largo plazo de otros productos de tabaco, el efecto para la salud pública podría ser negativo.

De hecho, lo que más preocupa a la especialista es que la Organización Mundial de la Salud señala que el vapeo genera un efecto puente para que los jóvenes se inicien en el consumo de cigarrillos, y por otro lado, se produce un efecto de normalización en la conducta de consumo de productos de tabaco.

En cuanto a terapia para dejar de fumar, solo 1 de cada 40 personas que utiliza el vapeo deja de fumar, que equivale un 2.5 %. En cambio, las Clínicas de Cesación de Tabaco de nuestro país tienen un porcentaje de cese de 90-93% al finalizar las 8 semanas de terapia y 7 de cada 10 personas (74-77%) se mantiene sin fumar al corte de un año.

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