6 complicaciones comunes en el embarazo

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El embarazo, al ser un estado fisiológico con cambios hormonales y metabólicos, hace que la mujer sea más propensa a desarrollar algunas complicaciones que podrían poner en riesgo la salud de ella y de su hijo.

Para evitar cualquier situación de riesgo es importante que la embarazada cumpla con todos los exámenes de rutina recomendados por el médico. Los primordiales son el control de la presión arterial, las pruebas de sangre y de orina. Con exámenes se pueden detectar patologías asociadas a infecciones, diabetes o hipertensión gestacional.

Claro está que -aunque se lleve un estricto control- aún existe la probabilidad de desarrollar algún padecimiento severo, debido al funcionamiento natural del cuerpo. Por lo que, con ayuda de ginecólogos obstetras, hemos desarrollado un listado con las seis complicaciones más comunes, así como la forma de detectarlas a tiempo o contrarrestar su efecto para tener un embarazo exitoso.

1. Infecciones urinarias

Estas pueden presentarse de manera leve como la bacteriuria asintomática (bacterias en la orina), cistitis y pielonefritis, que es una infección del riñón y de la pelvis renal. O bien, en casos más severos como un absceso perinefrítico, que es una complicación de la pielonefritis (infección del riñón y de la pelvis renal), y que puede llevar a la muerte del paciente o del feto, si no se trata a tiempo.

“Es importante hacer pruebas de orina mensuales y el urocultivo en la primera cita pues debemos recordar que la probabilidad de que se desarrolle una infección urinaria en la mujer embarazada es de 3 a 7 grados mayor”, explica Leonel Abud, especialista en Ginecología y Obstetricia.

El descuido de las infecciones vaginales pueden llegar a provocar un rompimiento de membrana prematuro, lo que se convierte en una amenaza de parto prematuro o aborto.

Una mujer regularmente cuenta con tres a cinco por ciento de bacterias a nivel urinario, mientras que en una embarazada ese valor aumenta hasta un 10%, lo que puede generar una repercusión a nivel inflamatorio y esto se desencadena en dolores pélvicos.

“Para tener una detección temprana se debe realizar un examen general de orina, que sea en ‘chorro medio’. Es decir que primero deje caer la orina unos dos segundos en el servicio sanitario y luego, deposite el resto en el envase, esto para evitar que la muestra a analizar no esté contaminada con la flora bacteriana normal que tiene el tracto urinario”, advierte el ginecólogo y obstetra, Luis Ramírez.

2. Hipertensión en el embarazo

Esta se puede presentar de dos maneras: preeclampsia, que es la presión alta durante el embarazo, así como la presencia de proteína en la orina y anormalidades en el hígado o riñón. O la eclampsia, que es más severo pues se pueden presentar hasta convulsiones.

Para evitar esto se debe controlar el peso y tomar la presión en cada visita médica. “El trastorno hipertensivo inducido por el embarazo es la primera causa de muerte materna en latinoamérica”, señala el doctor Ramírez.

3. Diabetes gestacional

Esto se refiere a la intolerancia de cualquier grado de glucosa durante el embarazo. La mujer tiene mayor riesgo de desarrollar una diabetes gestacional en las 24 y 28 semanas, porque durante ese período el lactógeno placentario -la hormona que más influye en la producción de la glucosa- está en su mayor concentración. La presión arterial, el azúcar y la obesidad son factores que pueden desencadenar este padecimiento. La diabetes gestacional puede llevar a complicaciones en la labor de parto, como las atonías uterinas, es decir que el útero no se contrae y puede producir sangrado post parto.

4. Vómitos y náuseas

Por más comunes que parezcan, estos síntomas son complicaciones que pueden llevar a una condición de riesgo, si no se le da la importancia que requiere.

Los vómitos y náuseas “normales” durante el embarazo se conocen como emesis gravídica. Estas se producen por el efecto de una hormona que se encuentra en la placenta denominada gonadotropina coriónica humana, la cual tiene su pico más alto entre la semana siete y once; esta sustancia no se considera grave pero sí de cuidado cuando la mujer embarazada puede comer alimentos sea sólidos o líquidos y además no hay cambios a nivel metabólico, orgánico o a nivel de la hidratación.

Sin embargo, cuando llega a suceder todo lo contrario, la embarazada puede sufrir un caso de hiperemesis gravídica, con la cual la paciente puede deshidratarse y a bajar de peso, además de presentar síntomas visibles como: ojeras, lengua rajada y conjunctiva seca. En este caso, la mujer debe ser internada pues es riesgoso.

5. Anemia

Durante el periodo de gestación, la mujer aumenta su nivel circulatorio hasta un 50%, ya que debe proveer un mayor flujo sanguíneo para el bebé. Sin embargo, este aumento se da en la ración de agua en la sangre, ya que la cantidad de glóbulos rojos se mantiene y se diluyen, lo que genera mayor probabilidad de padecer una anemia. Generalmente esto se trata con suplementos vitamínicos.

6. Hemorragias

Esta complicación es la más riesgosa. Si se presenta antes de las 20 semanas puede tratarse de una amenaza de aborto, la cual se detecta por presencia de dolor y sangrado, sin modificaciones en el canal cervical ni ruptura de membrana.

Otros diagnósticos que se derivan de las hemorragias son los embarazos ectópicos, es decir que se implantan fuera de la cavidad uterina. O bien, embarazos molares: una alteración genética a la hora de la división de cromosomas de índole paterno que, en lugar de crear un bebé, forma una masa de quistes.

Si los sangrados ocurren después de las 20 semanas, algunos pronósticos pueden ser: desprendimiento prematuro de la placenta, placenta previa, ruptura uterina o vasa previa, que es cuando cordón umbilical se inserta en la periferia de la placenta y no en el centro, como normalmente sucede. Es importante que ante la presencia de cualquier tipo de sangrados la paciente acuda de manera inmediata al médico.