¡Viva el 15 de setiembre!

Este año, los funcionarios de la Clínica Integrada de Tibás decidieron ir más allá de las banderas y recrearon ocho alegorías del PASADO COSTARRICENSE.

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Pulperías tradicionales, de esas donde había bía melcochas, leche en botella y golosinas de a peseta, ya no quedan. Tampoco abundan las casas de adobe y bahareque, con su fogón y su escusado de hueco. Y las verdulerías de barrio son igualmente escasas.

Por eso, hace un par de semanas, en el marco de los festejos del 15 de setiembre, se le ocurrió al gerente médico de la Clínica Integrada de Tibás, doctor José Fabio Barquero Bolaños, motivar al personal a buscar formas más creativas de decorar el centro médico. Así, lanzó el concurso “Alegorías costarricenses”, a través del cual instó a los empleados a ir más allá de las banderas y las guirnaldas tricolores. Lo que nunca se esperó fue una respuesta tan entusiasta en diversos departamentos de la institución.

Registros médicos, Administración y Gerencia, Recursos humanos, Farmacia, Laboratorio clínico, Inyectables y los módulos 1 y 3 de consultorios fueron las secciones que se organizaron para dar rienda suelta a su ingenio.

El resultado: ocho escenas típicas costarricenses distribuidas en distintos espacios de la clínica para conmemorar los 191 años de vida independiente del país.

Remembranzas vivas

Justo a la entrada, detrás del mostrador del departamento de Registros médicos, llama la atención la pulpería “Los cuatro vientos”, una pequeña estructura de madera, dentro de la cual pusieron botellas de leche, suspiros, melcochas tipo ‘La estrella’, carritos de madera y un rótulo donde se lee: “ Dios vendiga este negosio ”.

“En aquellos tiempos, uno encontraba muchos rótulos con faltas de ortografía, y yo quería recrear el ambiente de esas pulperías tal y como yo las vi cuando crecía”, explica orgulloso German González, quien se encargó de su construcción.

Otra de las estampas que hace detener la mirada lleva por nombre “De nuestra tierra” y fue elaborada por el departamento de Administración. Ahí, dentro de una casita típica de tejas, se aprecia el fogoncito, el chorreador y un comal. Afuera, cerca del baño a la intemperie, hay gallos, perros y una carreta típica.

“Tratamos de hacer lo mejor posible, especialmente para los pacientes que vienen a ver la decoración”, cuenta Evelyn Calderón, de esa área.

En el resto de la clínica, hay recreaciones de haciendas del siglo XIX, de cocinas tradicionales, una pequeña galería de fotos antiguas y hasta una casita de adobe hecha con material reciclado del departamento de Farmacia.

Todos los materiales, así como el diseño de cada ambiente, salieron de los mismos equipos de trabajo. Algunos pacientes también prestaron artefactos, como una moledora de café o muebles antiguos.

La participación fue voluntaria y los funcionarios se entregaron al reto creativo sin saber siquiera cuál sería el premio pues el jueves 13, al cierre de esta edición, no se había comunicado todavía. La actividad de premiación al diseño más pintoresco tuvo lugar anteayer.

“Lo importante es que queremos mostrar nuestras raíces y, al mismo tiempo, poder reflejarnos en ellas”, reflexiona María Vega, del Laboratorio clínico.

Independientemente de que es el mes de la patria, la iniciativa también procura crear un ambiente más agradable.

“La salud debe verse como algo integral, así que la salud mental es una parte importante. Por eso, nos esforzamos para que la Clínica tenga un ambiente cálido y agradable”, justificó el doctor Eddy González, director interino de la institución.

De modo que cuando del calendario caiga el último día de setiembre y sea tiempo de quitar estas decoraciones patrias, los funcionarios de la Clínica de Tibás tendrán un par de meses para decidir cómo van a sorprender en diciembre... para no perder la costumbre.