Un libro escrito a pura voz

Desde hace 15 años, Raúl Cordero SOLO PUEDE MOVER SU CABEZA, mas eso no le impidió cristalizar un sueño: publicar un libro que “escribió” con su voz.

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De fondo, se escucha la narración de un partido de la eliminatoria para Brasil 2014. Nada menos que Honduras-Canadá. Raúl se confiesa fanático del futbol y la conversación se ve constantemente interrumpida por las anotaciones hondureñas. Cíclicamente, también suena su respirador artificial, que se activa con cada inhalación que hace.

Raúl Cordero Castro tiene 32 años de edad y, cuando tenía 15, ingresó al hospital con un fuerte dolor de cabeza. Despertó cuadrapléjico como consecuencia de un coma en el que permaneció durante tres semanas.

Ni él ni su mamá, Lucila Castro, conocen con certeza las causas que le provocaron tal condición. En aquel momento, los doctores dijeron que fue víctima de una meningitis. Sin embargo, otros médicos han dicho que el joven era alérgico a la penicilina y que, al aplicársele para tratar una infección, sufrió un choque anafiláctico que lo llevó al coma.

“Ya eso no es importante para nosotros. Ha pasado mucho tiempo”, dice doña Lucila, de 65 años, quien sufre de mal de Parkinson y es sobreviviente de cáncer de mama.

Lo que sí les importa ahora a ambos, es que el muchacho consiguió, después de tres años de trabajo, contar su historia a través de La voz de Raúl , un libro que se vende en muchas librerías del país.

Hace unos años, Raúl se enteró por medio de un amigo de que existía un software de reconocimiento de voz que le permitiría usar una computadora.

Con mucho esfuerzo, su madre le compró esa computadora y, a partir del 2009, se dedicó a escribir su testimonio desde que era un joven jugador de futbol.

Plasmar su vida no fue sencillo, pues a veces el software no reconocía su voz y escribía palabras incorrectas. A ello se suman sus constantes ingresos al hospital a causa de diversos padecimientos. Solo en el 2012, lleva tres internamientos acumulados.

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“La idea del libro es motivar a la gente, que las personas vean que yo he luchado por vivir”, explica Raúl.

Una vez terminado el libro, contó con la ayuda de Alexánder Sancho para la edición e impresión de mil ejemplares y su colocación en las librerías nacionales. Con excepción de un porcentaje que le queda a la distribuidora que les ayuda, el dinero producto de la venta del libro le es dado íntegro al autor y a su madre.

“Todo esto es por ella. Mami es muy ‘carga’, es gracias a ella que he podido vivir.”

METAS CLARAS

“No soy escritor, solo quería contar mi historia y hasta ahí”, se justifica y añade que ya no pretende escribir más. “Ahora la computadora será para mantenerme en contacto con mis amigos”.

Desde la presentación del libro , en octubre pasado, ha venido ganando más y más amigos a través de Facebook.

“Internet me abrió la puerta para encontrar muchos amigos”, celebra el novel escritor. Son esos amigos quienes le dan la fuerza para seguir en pos de su próxima meta: desconectarse del respirador. “Yo me comprometo con las cosas y trato de terminarlas”, advierte. “Es un jupón”, agrega doña Lucila en alusión a esos planes.

El partido concluye con la derrota de Canadá 8-1, pero Raúl sigue frente a la pantalla chica. Las telenovelas, confiesa, son “su placer culposo”.