Tilikum: la orca que murió para reencontrarse con su libertad

“La orca asesina” falleció a sus 35 años el viernes 6 de enero. Con su historia de vida, el gigantesco mamífero acuático se encargó de desnudar las crueldades del cautiverio.

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"Sea Harbor Drive 6600, estadio de SeaWorld. Tenemos una entrenadora en el agua con una de nuestras ballenas…. una con la que no deberían estar en el agua".

Solo una llamada bastó. Tras esos minutos, el mundo no volvería a ver con los mimos ojos al parque marino más afamado. Después del 20 de febrero del 2010, SeaWorld Orlando nunca más volvería a ser el mismo.

Dawn Brancheau inició, como cualquier otro día, su rutina en el clásico show Dine With Shamu. Este espectáculo, sin embargo, no tuvo un desenlace esperado… y mucho menos reposado.

Tilikum, la orca en cautiverio más grande del mundo, dejó el cuerpo de Brancheau sin su brazo izquierdo y le arrancó gran parte de su cuero cabelludo. Le rompió la mandíbula, le fracturó parte de sus vértebras y le dislocó uno de sus codos y rodilla.

Una de las entrenadoras más experimentadas del parque fue declarada fallecida en el lugar. El resultado de su autopsia fue una extensa lista de traumas provocados por el violento ataque de la orca de 5.600 kilos.

Tilikum, la "ballena asesina" fallecida el pasado viernes 6 de enero a sus 35 años, se había llevado la vida de su tercera víctima.

"No sabemos con certeza qué motivó a Tilikum, pero no hay duda de que él sabía exactamente lo que estaba haciendo. La mató", dijo el exentrenador Jeffrey Ventre.

Víctima

Tres años después del escalofriante incidente que quedó grabado en la cámara de un aficionado, la historia dio un giro.

Los peligros y la crueldad que implican el cautiverio de animales acuáticos en este tipo de parques se desnudaron gracias al aguerrido documental Blackfish, producido por Gabriela Cowperthwaite.

Tilikum volvió a ser noticia y una pregunta clave explotó en la pantalla grande: ¿era el enorme mamífero realmente una despiadada orca asesina o era la víctima de un hostil ambiente creado por los humanos?

La números no estaban cerrando y las señales apuntaban con determinación hacia la segunda opción.

Solo una persona había sido herida por una orca en la naturaleza, pero en cautiverio, la tendencia era otra. Cuatro personas han sido asesinadas, y cerca de una docena más heridas de gravedad por orcas en parques temáticos marinos como SeaWorld. ¿Por qué? ¿Qué provoca que un animal mate a quien cuida de él y le da de comer?

Encierro

Para todos los exentrenadores de SeaWorld que dieron la cara en la cinta, la respuesta a esas preguntas se encuentran recorriendo la vida misma de la orca que puso en apuros al parque: esa vida que inició en el océano, en las aguas abiertas de Islandia.

Cuando Tilikum tenía sólo dos años, los "vaqueros" marinos, que secuestran orcas para vender a los parques de diversiones, lo aislaron de su familia.

El resto de su existencia vivió en pequeños tanques y recintos estrechos, incapaz de usar su ecolocación, oír o ver a sus parientes, nadar largas distancias o hacer cualquier cosa que se pareciera a vivir naturalmente.

"Fue guardado en tanques sin poder escapar de las orcas agresivas e incompatibles, que a menudo lo dejaron destrozado y ensangrentado", escribió Ingrid Newkirk, presidente de PETA. "El constante estrés y la privación lo empujaron a atacar. Confinado a un recinto que era, para él, del tamaño de una bañera, hizo que lentamente perdiera la cabeza. Finalmente, su cuerpo cedió también".

En un principio, a Tilikum lo enviaron a Sealand, un parque acuático de Victoria, Canadá. En el 91, estuvo involucrado en un incidente que terminó en la muerte de la entrenadora Keltie Byrne.

El 6 de julio de 1999, Daniel Dukes, un hombre de 27 años, fue encontrado fallecido en la espalda de Tilikum, esta vez en SeaWorld.

Para el entrenador John Hargrove, estas muertes no fueron una desafortunada casualidad. La tortura por la que pasan estos animales desde que son separadas por sus madres a cortas edades tienen una relación directa con un comportamiento agresivo.

"Kasatka y Takara eran muy unidas. Kasatka era la madre, Takara era la cría. Takara era especial para mí. Eran inseparables. Ambas fueron separadas para llevar a Takara a Florida", narra Hargrove en el documental.

"Una vez que habían sacado a Takara de la piscina, la pusieron en el camión y la llevaron al aeropuerto, Kasatka siguió emitiendo sonidos que nunca se habían escuchado antes. Trajeron a investigadores científicos para analizarlos. Eran sonidos de largo alcance. Ella intentaba algo que jamás se había oído en una orca para buscar a Takara. Eso es desgarrador. ¿Cómo puede alguien verlo y creer que es moralmente aceptable? No es. No está bien".

Libertad

Christopher Porter, también exentrenador de SeaWorld, no puede contener sus lágrimas al hablar sobre la vida del animal. "Algo está mal. Con Tilikum sabes que algo está mal", apuntó. "Cuando tienes una relación con él, entiendes que mata no para ser salvaje. No mata porque está loco. No mata porque no sabe lo que hace. Mata porque está frustrado e irritado y no tiene cómo descargarse".

Durante más de tres décadas, Tilikum vivió encerrado en una celda de concreto cien millones de veces más pequeña que el espacio en el que hubiera vivido en libertad. Apenas unos metros se podía mover en su tanque, mientras sus pares salvajes pueden recorrer entre 125 y 200 kilómetros por día.

Su trágica historia, sin embargo, no se contó en vano. El 23 de agosto de 2010, SeaWorld fue multado con $75.000 por la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA) de EE.UU. por violar tres reglas de seguridad, dos relacionadas con la muerte de Bracheau.

Además, en noviembre del 2015, anunciaron sus planes para poner fin a los espectáculos de orcas en su parque temático de San Diego y en marzo de 2016, SeaWorld anunció que finalizaría su programa de cría de orcas y comenzaría a eliminar gradualmente todas las actuaciones en vivo utilizando a estos animales.

Tilikum murió en un ambiente artificial al cual no pertenecía. Desde sus dos años, nunca más volvió a sentir las olas y el calor de su familia. Su libertad no la encontró en vida.

"Su vida miserable ha terminado, pero todavía hay una oportunidad para los otros animales atrapados en SeaWorld, incluyendo a sus diez hijos sobrevivientes", continuó la presidente de PETA. "La empresa puede y debe comenzar inmediatamente un plan para rehabilitar y devolver a las orcas, ballenas beluga, delfines nariz de botella, leones marinos, morsas, pingüinos y otros de regreso a la naturaleza o liberarlos en santuarios costeros".

"Morir no debe ser la única manera de que los animales encarcelados en SeaWorld consigan escapar de sus tanques".