Rojo sin caperuza

La cabellera color zanahoria puede ser un atractivo, pero también implica mayores cuidados para la salud. ¿Por qué algunas personas son PELIRROJAS?

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Una gran cantidad de dueños de coloridas cabelleras se reúne todos los años en el Festival Día del Pelirrojo, en Breda, Holanda. En la edición del 2010, se contabilizaron 4.000 pelirrojos naturales de 30 países, mientras que el año pasado se registraron pelajes de 50 naciones.

Como en ese espacio ninguno desentona, las actividades giran en torno al color que adorna sus cabezas: se imparten conferencias, hay quioscos informativos y exposiciones y, por supuesto, se hace una fotografía conjunta de los asistentes, que perdería toda su gracia si se pasara a sepia o a blanco y negro.

El próximo 1.° de setiembre ese festival de dos días se hará de nuevo en la misma ciudad y, de seguro, llegarán muchos escoceses, pues en ese país se halla el mayor porcentaje de pelirrojos (13%); tampoco faltarán representantes de Estados Unidos, la nación que, en números absolutos, posee más pelirrojos (entre 6 y 8 millones).

Esta fiesta ayuda a educar a la población de encendida cabellera y a desmitificar historias inventadas que giran alrededor de sus cabezas.

De ellos, se ha dicho que tienden a ser furibundos, que tienen mayor sensibilización al dolor por la temperatura, que sangran más y que su sola presencia en un lugar puede traer mala suerte. Lo cierto es que ninguna de esas especulaciones tiene fundamento. No hay ningún estudio científico exhaustivo que compruebe tan locas asociaciones.

Así lo explica el médico Manuel Saborío Rocafort, jefe del Servicio de Genética Médica y Metabolismo del Hospital Nacional de Niños, quien descarta cualquier relación entre ser pelirrojo y tener determinada enfermedad o ciertos rasgos de personalidad.

“Si alguien es malhumorado o aburrido, eso nada tiene que ver con su condición de pelirrojo. No hay relación entre un fenotipo y el comportamiento de una persona”, dice el doctor.

La coloración del cabello depende de la pigmentación, y en estos casos, se caracteriza por una alta concentración de una sustancia química llamada feomelanina, que es roja. Además, también existe una relación directa con la escasa exposición a la luz del sol.

La mayor cantidad de “cabezas rojas” provienen de Europa del norte, donde prevalece el clima frío. Esto se debe a que el color rojizo favorece la absorción de luz solar y la producción de vitamina C, según explica la dermatóloga Laura Garzona. Asimismo, la abundancia de pecas y una piel clara se asocian con gran susceptibilidad al sol.

En conjunto, la causa de estas características es una mutación del gen de la melanocortina 1, ubicado en la región MC1R del cromosoma 16.

“Hay quienes solo manifiestan una de esas mutaciones: pueden ser muy pecosos y de piel muy blanca, sin que su pelo sea rojo o, por el contrario, solo presentan pelo rojizo y ninguna de las otras características”.

Cuando el padre y la madre tienen esta modificación en el gen, sus hijos o hijas tienen un 25% de posibilidades de poseer una o todas las características citadas.

Alerta roja

Dependiendo de la lupa con que se mire, tener el pelo rojo es, o un privilegio, o una señal de cuidado.

Ana Isabel Salas, una pelirroja de hueso colorado de 60 años de edad, asegura que frecuentemente recibe comentarios positivos sobre su llamativa cabellera. “Nunca se me ha ocurrido pintarme de rubia ni teñirme el pelo negro. Me siento muy orgullosa de ser pelirroja. Si volviera a nacer y me ponen a escoger, me quedo con este color”.

A otros, su condición de pelirrojo más bien les puede deparar ofensas, según quedó evidenciado en el libro Ginger Snaps, que la fotógrafa y pelirroja Charlotte Rushton publicó en el 2007. Para dicha edición, 298 de las 300 personas que entrevistó afirmaron haber sido objeto de burlas por sus rasgos pecosos y el color del pelo.

Pero más allá de asuntos de apariencia, lo verdaderamente importante es conocer qué cuidados especiales en la piel deben toner estas personas.

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