Personajes 2019: Wálter Centeno, con su genio y figura el Rey Paté dirige desde el trono morado

Este año uno de los referentes del saprissismo llegó al banquillo del equipo de sus amores. Es campeón de Concacaf, pero el torneo local se le ha negado: es la estrella que le falta al técnico.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Lo tildan de arrogante. Él simplemente dice que no es uno más del montón.

Es perfeccionista. No cede en su estilo de juego sobre el campo de fútbol, tampoco lo hace en sus convicciones como ser humano.

Es luchador. Trabaja para cumplirse sus propias promesas, no da nada por sentado y se enfoca en alcanzar metas.

Ama el café. Disfruta de la soledad, de la tranquilidad y la paz que le pueden dar una, dos, tres y hasta cuatro tazas de café expreso; lo toma con sustituto de azúcar.

Este año Wálter Paté Centeno cumplió su gran sueño. No esperaba que fuera tan pronto porque apenas han pasado siete años desde su retiro como futbolista y cuatro de su graduación como técnico clase A, pero con su reconocido carácter de ganador, Paté aceptó el reto de ser el director técnico del Deportivo Saprissa, del equipo de sus amores.

Fue campeón internacional, se coronó con el título de la Liga Concacaf en Honduras, pero a nivel local no pudo cumplir con el objetivo que se trazó desde febrero, cuando Saprissa le entregó el trono y las riendas del equipo.

---

***

El 3 de febrero del 2019 quedará para siempre en la memoria de Wálter porque ese día se oficializó el sueño que tuvo desde que se retiró de las canchas.

Ese domingo una imagen con Centeno portando una corona, confirmó lo que muchos querían y que, por supuesto, otros no: Wálter, el gran 8, el Paté, Centeno, la gran figura futbolística de los morados volvía a casa. La mayor parte de la afición estaba eufórica porque regresó el rey.

Pero para Centeno la noticia fue abrumadora y sorpresiva, eso sí, cree que llegó en el momento correcto.

“Fue difícil porque yo estaba en Grecia, me había costado mucho cumplir con las cosas que había prometido como que iba a jugar bien, con un estilo de juego diferente. En el momento que quedamos en primer lugar del torneo se dio la contratación con Saprissa. Fue duro porque siempre soñé con ver a un equipo pequeño en primer lugar, lo logramos y ese logro se me fue rápido porque tuve que tomar la decisión de irme a Saprissa”, recordó Paté.

“En ese momento estaba metido en otro rol, concentrado en Grecia y me cambiaron las cosas”, agregó.

Fueron tres años de trabajo con el Municipal Grecia, equipo al que Centeno hizo campeón de la segunda división y lo llevó a la máxima categoría con una manera de jugar al fútbol que todavía hoy defiende a capa y espada a pesar de estar en un equipo grande, porque para Paté, jugar bien es jugar bien en cualquier lugar, en cualquier cancha.

“Fue abrumador porque luché tres años en Grecia, estaba muy contento, crecí mucho en el equipo porque aprendí que todo es un proceso en la vida. Luché tres años y cuando ya estaba logrando mis objetivos, me tocó irme para empezar de cero en otro lado; eso es muy difícil, la gente no lo entiende y como buenos ticos queremos todo para ya”, explicó Centeno, quien se define como un técnico de procesos, no como un salvador.

El reto en grande

“El 2019 ha sido un año de mucha bendición. No me esperaba la contratación en Saprissa, me tomó por sorpresa, todo fue muy rápido, pero estoy contento porque no todos los días lo llaman a uno a dirigir un equipo tan grande”, dijo.

En 20 años, asegura, le diría al Centeno del 2019 que siga perseverando, que cuando se trabaja por los anhelos tarde o temprano se cumplen, pero que tenga mucha paciencia.

Como entrenador del Saprissa está feliz y agradecido, pero es consciente de que es una responsabilidad muy grande. La gente, los aficionados, sus jefes, todos esperan demasiado de él.

“No es fácil, pero Saprissa me enseñó a manejar esas presiones desde que era jugador. La gente siempre ha sido muy exigente con mi persona, pero cuando vi la locura que se desató al regresar a Saprissa fue gratificante sentir el gran apoyo. Ahora hay una doble responsabilidad porque no se le puede quedar mal a quienes me tendieron una mano. Uno de los valores que más me tocan el corazón es el ser agradecido”, dijo.

–¿Cómo maneja la tensión de no quedarle bien a todos?

Me baso en la fortaleza de la mente, a diario busco alimentar la mente, analizar las cosas negativas y también las positivas que se vienen, tener en claro lograr lo que se quiera a pesar de las circunstancias duras de la vida.

–¿Cuál objetivo le faltó cumplir este año?

–Ser campeón nacional. Con Saprissa o con cualquier otro equipo, pero en este caso fue con Saprissa; en enero el objetivo era ser campeón con Grecia.

–¿Cuánto le afectó no cumplirlo?

Me afecta, pero me reta. Cuando algo se me niega, soy de las personas que trato de buscar el sí. En el fútbol el campeonato nacional me ha dicho no, ahí entra la mente a trabajar en el convencimiento de no claudicar, de seguir trabajando.

Personalidad

Sentado cómodamente en una pequeña y acogedora cafetería en Heredia, Paté disfruta de su café. Ese es uno de sus lugares favoritos, porque tiene la oportunidad de escaparse por un rato de ser el técnico de Saprissa, de ser Paté.

En la cafetería bromea con los baristas, los vacila y ellos le responden. “Diga en esa entrevista que aquí lo ponemos en su lugar”, dice uno de ellos. Paté contesta también en broma: “No ponga el nombre de la cafetería, no les voy a dar publicidad gratis”.

Le gusta estar solo, es de sus momentos favoritos. Come bien, una sola vez al día y lo hace en su casa. Asegura que tiene una vida muy sencilla.

“Después de entrenar voy al gimnasio. Me gusta aislarme, me gusta estar solo; me hablo a mí mismo de las cosas que quiero, la soledad es mi momento de control. Tomo café, mucho café, eso me relaja. Soy muy rutinario, pero de una manera chiva, la paso muy bien porque me dedico mucho tiempo que antes no me daba porque tenía otro ritmo de vida”, comentó.

Paté habla de manera pausada, pronuncia algunas palabras con mucho énfasis, a veces se pone tímido, a veces osado. Habla directo y sin tapujos, es un personaje cautivador porque en una frase puede ser el tipo más orgulloso y en la otra demuestra que es una persona cohibida.

Dice las cosas como son y por eso cree que mucha gente no lo quiere, pero “no es moneda de oro” para caerle bien a todo el mundo.

En ciertos momentos se yergue orgulloso cuando habla de su carrera, de sus alcances y de sus hijos; en otros baja el tono y la mirada cuando asegura que es un ser humano sencillo, muy a pesar de lo que dicen de él.

Pero es Paté, o se le ama o se le odia. Con él no hay tintas medias. Le llaman rey, le dicen arrogante.

–¿Cómo lidia con eso de “rey Paté”?

–Es muy difícil, es un tema muy complicado porque no a todo el mundo le cae bien eso. Sé perfectamente que no soy el rey, pero si los morados me quieren decir así futbolísticamente pues bienvenido sea, pero yo sé que solo hay un rey. No vivo de los halagos, aunque no le digo que no me gustan, sí, pero no me embriago. Que digan que soy el rey me cohíbe porque no lo soy; pero así como me etiquetaron de rey, también me etiquetaron de arrogante y no lo he podido borrar. No puedo hacer nada, no lo digo yo, lo dicen ellos, es algo que está fuera de mis manos.

–¿Este año en qué cedió y en qué no?

–He cedido en mi personalidad, me he dado más a tratar de cambiar ciertas cosas, medirme más; tener algo más de protocolo pero no es algo que me gusta porque me limita y no soy de ese tipo de personas. En lo que no cedí ni voy a ceder es en el sistema de juego aunque se me ha criticado mucho, así seguiré hasta que termine mi carrera, es en lo que creo, es lo que he vendido, es mi búsqueda de la excelencia, no puedo hacer otra cosa. Es mi producto.

–Se dice que juega de vivo…

–Porque el humilde es el que anda metido en todo lado, pero eso no es humildad. La humildad son otros valores como el respeto, la disciplina, el amor a la familia. Lo fácil es la fiesta, es lo que nos gusta a los ticos porque somos pura vida. Yo no comulgo con el pura vida porque me relaja y yo no me puedo relajar, la vida es dura, no es solo vacilón y fiesta.

–¿Qué ha disfrutado más de las etapas como jugador y como técnico?

–Como jugador me podía desahogar en la cancha, era yo, era libre, podía volar. Como entrenador lo que me gusta es que soy el jefe, que tengo el control, que digo a qué se juega.

–¿Cómo resume su año?

Estoy feliz y tranquilo. Entiendo que para el saprissista ha sido muy duro, para mí también. No me gusta perder, soy un mal perdedor, no absorbo la derrota, pero la vida me ha enseñado a estar tranquilo en la abundancia y también en la escasez. La meta para el 2020 es ganar, lo que queda de este año es para recargar baterías, estar con la familia y en enero enfocarme de lleno en lo que quiero.