Pequeños grandes enemigos

Insectos y artrópodos son toda una pesadilla para la salud de quienes no toman las medidas necesarias para prevenir sus imprevistos ataques.

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Su tamaño no tiene relación directa con el daño potencial que pueden ocasionar. Voladores unos; rastreros otros, estos minúsculos seres son más peligrosos de lo que muchos creerían.

Mosquitos, zancudos y una variedad enorme de artrópodos pueden estarlo vigilando tras las cortinas de su casa o bajo las tablas del piso, a la espera de la hora de chupar su sangre y, en el acto, inocularle virus, bacterias, parásitos y otros agentes. Como resultado, usted podría enfermarse por días y hasta meses.

No solo está el zancudo transmisor del dengue. También está el que transmite el parásito que produce la malaria, la chinche que infecta con el llamado mal de Chagas, y los insectos que contagian la elefantiasis, la fiebre amarilla y una enfermedad llamada leishmaniasis.

El médico infectólogo del Hospital México, Álvaro Avilés, explicó, por ejemplo, que la chinche responsable de Chagas prefiere los sitios calientes como las casas de madera. Se han encontrado estos artrópodos en Santa Ana y Escazú, en zonas muy exclusivas por cierto.

El mal de Chagas es producido por un parásito, el Tripanosoma cruzi, transmitido por la chinche cuando se alimenta de la sangre humana (son hematófagos).

Es una enfermedad de lento avance –pueden pasar varios años–, y ocasiona severas complicaciones al corazón.

Solo en el Hospital México, el infectólogo Álvaro Avilés recibe de ocho a diez casos nuevos de Chagas cada año. Sus otros colegas del servicio pueden recibir una cantidad anual parecida.

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El dengue y la malaria producen síntomas similares: fiebres altísimas y dolor en todo el cuerpo. La diferencia es que el primero es producido por un virus, y la malaria, por un parásito.

Ambos son transmitidos por la picadura de la hembra del zancudo.

El parásito que causa la leishmaniasis lo contagia una mosca y provoca problemas para respirar, dolorosas llagas en la piel, congestión nasal y hemorragias.

En el caso de la filariasis –conocida como elefantiasis, por el crecimiento irregular de la zona afectada–, el país concentra la mayoría de los casos en la zona del Caribe. El parásito que la produce tiene el hábito de alojarse en los vasos linfáticos, razón por la cual es muy difícil tratar la enfermedad.

“Lo recomendable es mantener la limpieza y el control ambiental que evite los criaderos. En lugares con presencia de zancudos, se aconseja poner cedazo en las ventanas, utilizar repelentes y, si se puede, usar ropa con manga larga para evitar las picaduras”, explicó el infectólogo.

Todos estos agentes transmisores de enfermedades han venido cambiando su comportamiento con el calentamiento global. Al zancudo del dengue se le encuentra ahora en zonas altas. Y estos cambios obligan a la población a estar más alerta y, sobre todo, prevenida.