Fue cuando conocí las interpretaciones de Paco de Lucía que el flamenco me llamó la atención.
Anteriormente, cuando escuchaba a los cantaores y veía a los bailaores el género me parecía uno más, algo muy representativo de una región de España. Pintoresco y punto.
Seguramente ya me gané el odio de quienes aman el tablao y se deleitan oyendo a esos cantantes que entiendo poco o nada.
Lo mismo me pasa con el baile; pero es un asunto de gusto: comprendo que todo tiene su técnica y no es cualquiera el que se sube al escenario.
Sin embargo, las interpretaciones de Paco de Lucía fueron suficientes para darme cuenta de que el flamenco en versiones instrumentales es lo que más me agrada.
Por más raro que parezca, este sobresaliente guitarrista fue un rockstar y brillaba en cada concierto. Sin mucho esfuerzo, su fuerte presencia era notable en sus presentaciones, y se puede constatar en cualquier video de YouTube.
Francisco Sánchez Gómez era su nombre completo y en sus últimos años frecuentó playa del Carmen, que pertenece a la costa del estado de Quintana Roo, en México. Un infarto fue el que puso fin a sus días el pasado 25 de febrero. Tenía 66 años y por sus frutos era acreedor a un buen retiro: ya había tocado suficiente y había sacado 36 discos, según el sitio pacodelucia.org, aunque la cifra aumenta considerablemente si se consideran otras obras en las que colaboró.
Como es de esperar, su producción discográfica se hizo menos frecuente en los últimos años. Luego del álbum Luzía , en 1998, los lanzamientos se distanciaron entre sí.
Los medios de comunicación españoles informaron de que se dedicó más a estar en su casa y con sus dos hijos menores del segundo matrimonio.
Precisamente, las recurrentes ausencias de su casa fueron las causantes de la separación con su primera esposa, luego de 20 años.
Ser un padre ausente fue una culpa para el guitarrista y así lo reconocía en las entrevistas.
Para emocionarse con las interpretaciones de Paco de Lucía lo más recomendable es escuchar sus conciertos, pues las versiones en vivo son espectaculares: hay improvisaciones y los músicos arman una fiesta sobre el escenario.
Dentro de su carrera, una de las referencias es su pieza Entre dos aguas , calificada por la revista Rolling Stone de España como la décima mejor canción del rock-pop de ese país en una publicación del 2012. (en esa clasificación, la primera fue Mediterráneo de Joan Manuel Serrat). Habla de Algeciras, que es el pueblo natal, más andaluz no pudo ser.
Mi voto de preferencia es para el disco One Summer Night (1984); dentro de este, la pieza Alta mar , un lujo de interpretación que sobrepasa los 11 minutos.
A pesar de lo mucho que gusta su música y lo famoso que era, siempre me queda la pregunta: ¿era realmente un referente en la guitarra flamenca, un maestro, alguien excepcional?
El guitarrista costarricense radicado en España, Manuel Montero, me dio su respuesta adecuada a esa interrogante: “Hasta la forma de sentarnos a tocar le copiamos”.
Montero considera que Paco de Lucía es parte de una generación de excelentes maestros de la guitarra flamenca. Sin menospreciar al resto, el tico señala que el músico marcó un antes y un después en el género, pues reinventó y desarrolló técnicas musicales.
En una entrevista publicada por la revista del diario El Mundo de España, con más de 50 años, dijo que ya no tenía tanto tiempo, que debía apresurarse y quedarse en la casa a componer, pues en definitiva es lo que queda porque los conciertos son efímeros y se los lleva el aire. Estaba en lo correcto.
Paco de Lucía tenía el mérito para retirarse de la música, pero sería una pena si murió y se llevó consigo las creaciones que aún tenía guardadas en su cabeza y las pensaba escribir. Eso dolería más que perderse cualquier concierto.