Mi Valedor: el oficio de la calle

Una revista mexicana se las arregla todos los días para poder darle a indigentes una nueva luz en sus vidas

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"Cuando Francisco empezó a trabajar con nosotras vivía en un albergue. Ahora renta su propio cuarto".

Si usted camina por cualquier provincia y sus avenidas, o por parques de pueblos, o por calles y aceras, y ve —pero realmente se detiene y ve— habrá sido parte del encuentro invasivo cuando se acerca un completo extraño para vender popis, o chupas, o cepillos de dientes, o perfumes robados, o lapiceros, o libros para colorear, o aretes, o bolas locas, o...

Es muy probable que la gran mayoría no compre nada; esto lo saben los vendedores callejeros. También saben que un gran porcentaje de personas van a arrugar la cara porque no toleran el olor a mierda y a orines, o porque no soportan ver pies sucios y callosos.

Pero regresemos a Francisco. Francisco ya no duerme en una cama al lado de otros desconocidos.

Pensemos que ahora tiene una mesa de noche donde guarda sus objetos más preciados como una colonia y fotos viejas. Además tiene un baño donde puede ducharse con su propio jabón sin hacer una fila de espera.

Tiene un pequeño hogar que puede costear gracias a su esfuerzo, y a largas y agotadoras caminadas. Pero el principal responsable de que Francisco tenga una vida distinta es la revista callejera mexicana Mi Valedor.

El primer paso

Aproximadamente hace cuatro años María Portilla (directora general y encargada de la edición de Mi Valedor ) viajó a Londres. Allí se topó con The Big Issue, una revista callejera fundada en 1991 en la que prestigiosos periodistas y escritores colaboran.

Desde su creación, esta revista londinense tuvo el propósito de ayudar a los indigentes y a personas en riesgo social. Así que construyeron una estrategia de venta que consiste en darle una equis cantidad de revistas a indigentes, y estos la venden a $7; de esa cantidad $3.50 son para el vendedor.

Con esa ganancia se aseguran que estas personas tengan una oportunidad para superar sus adversidades mientras ejecutan un trabajo digno, y de paso pueden regresar a ser parte de la comunidad. Por lo general, vemos a los indigentes como una parte externa de nuestra esfera social, pero tanto ellos como nosotros integramos un mismo ecosistema y compartimos necesidades básicas, y de afecto.

Cuando Portilla vio las repercusiones de la revista The Big Issue sintió que debía replicar ese modelo en su país, México.

México figura entre los cinco países con más pobreza en Latinoamérica, con 42.1% de sus habitantes sometidos a esa condición, según el Panorama Social 2015 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Es decir, aproximadamente 40 millones de mexicanos viven en la pobreza, y 14 millones en la indigencia.

"Iniciamos la revista Mi Valedor hace más de tres años con la plataforma de crowdfunding Fondeadora, y con el dinero que recaudamos pudimos costear las primero cuatro ediciones impresas", me explicó Regina Rivero, encargada de las relaciones públicas de la revista.

"Desde un principio sabíamos que queríamos replica el modelo de The Big Issue, pero lo adaptamos a nuestra economía".

Entonces, Mi Valedor funciona así: "Las primeras cinco revistas se las damos a los vendedores gratis. Durante los primeros días los acompañamos para que se sientan cómodos acercándose a las otras personas, y tratamos de enseñarles algunas estrategias para que puedan vender. Luego con el dinero que ganan, ellos deciden si quieren comprar más revistas o no".

Cada revista se la venden a cinco pesos mexicanos, y ellos las pueden vender a 20 pesos. Los 15 restantes son su ganancia.

El contenido de la revista es en su mayoría muy visual, porque según me dijo Rivero, la idea fue crear ediciones coleccionables; por esto deben tratar temas que sean atemporales y que no "pasen de moda".

"Tenemos cronistas y escritores que aportan con sus textos para la revista. Por lo general, buscamos retratar la cotidianidad de México, y lo que rodea el universo de los indigentes".

Armoniosas

El equipo de la revista lo integran solo chicas. Pero esto es solo una coincidencia. Son en total siete, cada una con un rol específico.

Para reclutar posibles vendedores algunas de ellas visitan albergues donde realizan entrevistas, y explican su proyecto.

"La mayoría de ‘valedores’ que tenemos ahora oscilan entre los 50 y 60 años. Pero también llegan jóvenes, así como mujeres en busca de trabajo con nosotras".

Pero no se trata solo de vender, Mi Valedor también se encarga de darle a sus "valedores" una experiencia más integral.

"Todos los martes y los jueves impartimos cursos distintos con los vendedores. Son talleres enfocados en la creatividad para trabajar distintas habilidades para que también tengan otras herramientas a la hora de vender", me comentó Rivero.

Algunos de los talleres que han dado son de pintura, apreciación musical, tejido a mano, de teatro, un taller para aprender a usar Facebook con los "valedores", de fotografía, por mencionar algunos. También realizan ferias de salud para darles otros beneficios.

"Somos como cualquier otra revista en el sentido de que igual buscamos publicidad y promocionarnos porque queremos que en algún momento la revista sea autosostenible".

La revista además tiene un manifiesto, en el que dictan ciertas reglas que respaldan sus intenciones: "Que no se haga concepto la soledad. Una pieza desnutrida siempre debilitará a las otras. No seguimos el modelo asistencialista. No creemos en las estructuras, las subordinamos..."

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