Más que pinturas

En un rinconcito de barrio México UNOS ARTISTAS EUROPEOS QUE NO PARAN DE SOÑAR sembraron su proyecto. Se llama Agorart y no se trata solo de pinturas. Es más que eso.

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Que los artistas –cualquiera que sea su forma de expresión– están un poco locos, es algo que no se discute. Hay que estarlo para salir de lo convencional y hacer algo realmente diferente.

Muchas de estas “locuras” tienen resultados que lo dejan a uno perplejo por su belleza, su impacto en la mente de las personas y su capacidad para transformar el mundo.

Y locos, aunque sea un poco, pero con una locura de hacer cosas buenas y diferentes, están los artistas que integran este gran proyecto que se llama Agorart.

En un rinconcito del capitalino barrio México, instalaron el taller donde cocinan sus ideas, germinadas a punta de recorrer el mundo más allá de los lienzos y colores de las pinturas.

Cuatro cabezas pensantes trajeron desde Holanda un concepto diferente y más integral de hacer arte. Lo dice Amirah Gazel, una de las integrantes del grupo, mujer madura con sangre tica y libanesa.

Su mapa de acción, al que llaman cielo, lo integran diferentes proyectos que se entrelazan, como puentes, entre la sociedad, el arte, y la economía.

Por eso, a estos cuatro –Amirah, Miguel Lolhe, Gaetano Andreoni y Bob Danco– de repente un día se les encuentra entre empresarios, dando talleres de arte para inspirar a los economistas y administradores a aprender a trabajar en equipo.

El arte les sirve de puente para transformar vidas entre los niños más pobres de las comunidades aledañas, a quienes llevan su singular forma de expresión.

Este es un proyecto que está en gestación. Los artistas saben que sentir la pintura y el lienzo en las manos como ríos que fluyen desde el pensamiento y el corazón, le permitirá a los niños que participen –y, ¿por qué no? a sus papás–, sustituir el miedo, la violencia y el enojo por sentimientos más sanos y puros con el potencial de crear una sociedad diferente.

Estos cuatro se hacen llamar especialistas en la evolución personal a través del arte. Ellos mismos, en su vida personal, han experimentado los beneficios de una transformación que también quieren que vivan otros.

Por eso, además de especializarse en el alquiler y venta de obras de arte –una misión inherente a cualquier artista–, Agorart pretende incluir a grupos de la población tradicionalmente excluidos en un proceso de crecimiento personal.

Tienen un proyecto de formación creativa para mujeres, cursos de pintura para niños y adultos sin límite de edad, asesoría para decorar espacios interiores con armonía, y las exposiciones. Porque son artistas y la expresión de su pensamiento no puede faltar en aquel pequeño taller de barrio México.