Uno se despreocupa del tráfico y hasta puede dormir un ratito. Cuando yo usaba bus, eso era lo que me gustaba. Después de ser campeona, aunque viniera durmiendo me despertaban para saludarme. Gracias a Dios, me pude comprar un carrito y ahora tengo rato de no viajar en bus.
Por quedarme dormida, con frecuencia se me pasaba la parada como cuatro kilómetros y debía caminar hasta la casa’’