Las viudas de ISIS caminan hacia la muerte en Irak

Más de 40 mujeres fueron condenadas en juicios de diez minutos por casarse con miembros del Estado Islámico

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En Irak, más de 40 mujeres fueron condenadas en juicios de diez minutos por casarse con miembros del antiguo Estado Islámico. Ahora viudas y sin oportunidad de contactar a sus familias, son apenas un puñado de los tantos miles de extranjeros que se unieron al grupo extremista antes de su derrota.

“Pensé que me había casado con un rapero. Fue cuando llegamos a Turquía para una semana de vacaciones que descubrí que mi esposo era un yihadista. Soy una víctima. Mi esposo me golpeaba y me encerró en una cueva con mi bebé cuando me negué en ir con él a Siria”, aseguró frente a la corte en Bagdad la viuda Djamila Boutoutaou, una mujer francesa de 29 años acusada de conspirar con el Estado Islámico (conocido en español como EI y también por las siglas ISIS).

Después de una audiencia de 25 minutos, Boutoutaou fue condenada a 20 años de prisión, aseguró el diario francés Le Parisien en abril pasado.

Los juicios rápidos, algunos de hasta diez minutos de duración, se han hecho costumbre desde que, en diciembre pasado, el primer ministro de Irak anunció al mundo que su país había ganado la guerra contra el grupo extremista religioso.

La noticia fue bien recibida por la comunidad internacional porque, para el 2014, la ofensiva militar de ISIS había conquistado un tercio de Irak y, durante tres años, su presencia mantuvo al país sumido en una guerra civil.

La rápida dispersión de la causa yihadista mantuvo en pánico al mundo entero, con ataques terroristas en ciudades fuera del territorio ocupado en Oriente Medio (ISIS se hizo responsable, entre otros, por los ataques que dejaron 130 en París en noviembre del 2015 y los bombardeos suicidas en Bruselas durante marzo del 2016).

Según información del diario británico The Guardian, se estima que más de 40.000 extranjeros provenientes de 110 países distintos viajaron a Irak y Siria para unirse a ISIS.

Como lo hizo Boutoutaou, alrededor de 1.900 franceses abandonaron su país para sumarse a la causa. Alrededor de 800 viajaron desde Gran Bretaña.

No obstante, a los ojos de un país que quiere dejar atrás la violencia y la sangre que impuso el control del califato, su nacionalidad europea no tiene ningún valor en los tribunales.

“En las mentes de los iraquíes, de la justicia y el gobierno, al haber decidido vivir en territorio de ISIS, eso les otorga cierto nivel de voluntad en sus acciones y, por tanto, más culpa”, dijo a The Guardian el representante en Irak de la organización Human Rights Watch, said Belkis Wille.

Más de 1.000 mujeres fueron atrapadas por las autoridades en Bagdad para ser enjuiciadas tanto por el gobierno como por la sociedad iraquí. Con ellas hay 800 niños, muchas también están embarazadas.

Durante su juicio, Boutoutaou rogó al público que se preocuparan por su hija de dos años, la cual cargó en brazos antes de pasar al estrado.

“No dejen que se lleven a mi hija, estoy dispuesta a ofrecer de mi dinero si pueden contactar a mis padres. Por favor, sáquenme de aquí”, suplicaba.

Sin embargo, Francia y otros gobiernos Europeos se han lavado las manos del destino que enfrentan los extranjeros.

La ministra de Defensa francesa Florence Parly dijo en una entrevista en enero que dejarán sus casos en manos de la justicia iraquí y que aquellos que vuelvan al país “serán responsabilizados por sus actos”.

Sin embargo, para las mujeres que se casaron con miembros de ISIS, muchos de esos actos fueron en realidad conspiraciones pasivas, según sostienen.

Boutoutaou llegó a Irak en el 2014 con su esposo y dos hijos. Quedó viuda en el 2016 y mataron a su hijo el año pasado. Desprotegida, la mujer fue capturada por combatientes kurdos y enviada a Bagdad.

Otras cuentan historias similares a los medios.

“Me trajeron a Siria hace cinco años con mi mamá y mi papá. Ellos me casaron con un hombre turco que fue bueno conmigo. Tuvimos una hija. Nos establecimos en Irak. Mi padre y mi esposo murieron. Ahora estoy presa con mi madre y mi hija. Quiero regresar a Tayikistán aunque mi país esté mal”, dijo la joven de 17 años Zahraa Abdel Wahab Al Kaja durante su propia audiencia, que se llevó a cabo después de la de Boutoutaou.

Las mujeres se defienden solas porque Irak les proporciona abogados gratuitos que no tienen interés en resolver a su favor sus casos.

La justicia iraquí se inclina por condenarlas a largas sentencias de prisión o, en la mayoría de los casos, a la muerte en la horca.

Durante los juicios de abril, 15 mujeres fueron juzgadas en procesos relámpago, solo tres lograron sentencias carcelarias.

Alrededor de 40 viudas de ISIS han sido condenadas a la horca en lo que lleva del año. Los juicios continúan.