Las 7 maravillas turísticas de Costa Rica: Un asombro tan cercano

En el Valle Central usted puede encontrar paisajismo y relajación, cultura y emociones de alto octanaje. Anímese a una aventura entre cerros.

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Esta nota está escrita sobre papel mojado. Las primeras líneas fueron garrapateadas junto a la violencia de una cascada de 26 metros, en Vara Blanca, de Heredia; las últimas fueron escritas con las manos todavía mojadas, después de haber descendido por otra caída de agua, en pleno Turrialba.

La distancia que recorrimos desde la primera letra hasta el punto final es corto en longitud. Cada estación puede ser un excitante paseo de un día. ¿Qué cabe en una jornada? El paisajismo del valle de Orosi o la cultura escondida del Monumento Nacional Guayabo caben. También entran la emoción del descenso en balsa, y el viento en la cara mientras se recorre un cable con roldana, a toda velocidad.

La costumbre nos ha llevado a creer que cualquier vacación respetable implica traspasar la barrera montañosa del Valle Central. Comprobamos que esto es falso.

El centro del país da muchas experiencias para quien esté dispuesto a pedírselas.

Varablanca

El volcán Poás es un destino obligatorio en Alajuela, pero si usted quisiera hacer la experiencia completa, siga unos kilómetros más hacia el este, rumbo a Varablanca, de Heredia. Ahí encontrará La Paz Waterfall Gardens .

Si desconoce las maravillas de esta atracción turística, se sorprenderá. Si la había visitado hace un buen tiempo, se lo encontrará mejorado y aumentado.

El lugar pertenece al inversionista norteamericano Lee Banks, y tiene unas 28 hectáreas de extensión.

Este es un sitio nuboso por la buena influencia del volcán, y lluvioso por las características de la zona. El atractivo principal es un recorrido de 800 metros de senderos en las márgenes del río La Paz, con cinco cascadas para contemplar desde unas plataformas construidas especialmente para ello.

Por ahí nos guía expertamente Gilberto Arce, quien además nos hace un recuento de cómo cambió la quebrada topografía de la zona después del trágico terremoto de Cinchona, en el 2009.

¿Qué podrá sentir el visitante que camina por los senderos? Está esa paleta de color que tiene la espuma blanca del agua en contraste con el dorado negruzco de los acantilados y el verde de la vegetación. Mientras tanto lo envolverá un ruido atronador –el rudo efecto de la gravedad sobre el agua–, así como un rocío fresco y finísimo que entrará por las fosas nasales.

El Templo (26 metros) será la cascada más cercana de todas; luego encontrará la inmensidad de Magia Blanca (37 metros), la pareja de la Encantada (20 metros) y la Escondida (tres metros), y la última, la de La Paz, que se pierde río abajo, fuera de la propiedad, en el fondo del puente de la carretera 126.

Es paradójico cómo tanta violencia puede transmitir tanta tranquilidad. Ese efecto del río que fluye, que se despedaza y que se vuelve a componer es un tranquilizante de primera.

Sin embargo, más allá de su principal atractivo, La Paz Waterfall Gardens tiene, para el visitante del día, un mariposario inmenso, “el mayor del mundo”, según la administración. En el lugar también hay un aviario con unas 300 aves de 48 especies. Tienen también un ranario con dos especies diurnas y 10 nocturnas.

La Paz Waterfall Gardens ofrece también una exhibición de mamíferos, con monos cariblanco y araña, y cinco de las [[BEGIN:INLINEREF LNCIMA20140914_0032]]seis especies de felinos[[END:INLINEREF]] que hay en el país.

Los animales en exhibición son especímenes rescatados que no sobrevivirían en libertad, y que son mantenidos en el lugar bajo la inspección del Ministerio de Ambiente.

Para llegar a La Paz Waterfall Gardens tome la ruta 126 Heredia-Sarapiquí. El precio para nacionales es de ¢12.000 para los adultos (¢19.000 con almuerzo tipo buffet incluido), y de ¢7.000 para los niños (¢11.000 con almuerzo).

El horario del lugar es de 8 a. m. a 5 p. m., aunque la última admisión es a las 3 p. m.

Orosi

Si viajamos hacia el oriente del Valle Central nos encontraremos con otro paisaje que es una golosina para los ojos: el valle de Orosi, una de las primeras zonas colonizadas por los conquistadores españoles.

Esta es una tierra de historia y ecología, con la templo colonial de un lado y con el parque Tapantí, como templo natural, del otro.

En la oscuridad de la arquitectura colonial, el visitante puede observar varias muestras de pintura e imaginería religiosa de tiempos de la colonia. Tapantí, por otra parte, es un sitio ideal para los aficionados a la observación de aves.

Además, el visitante puede disfrutar de caminatas por el pueblo, así como de balnearios de aguas termales, como el ubicado en el hotel Río Perlas.

Los amantes del paisaje pueden subir las montañas hasta el Mirador del Valle de Orosi, con entrada gratuita, en donde verá la conjunción de la cuenca del río Grande de Orosi con la del río Agua Caliente. Este es un espectáculo de orografía y topografía. También es una tierra de gigantes, con las enormes torres de alta tensión del ICE tejiendo redes por sobre campos alfombrados de verde.

Si uno se moviera más hacia el noreste, vale la pena buscar el valle del Reventazón. En las ruinas destechadas de [[BEGIN:INLINEREF LNCIMA20140911_0220]]la vieja iglesia[[END:INLINEREF]] de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Ujarrás, el visitante encontrará un gran parque de ingreso gratuito. Ahí observará la estructura, que data de 1686.

A pocos minutos en automóvil también encontrará el Mirador de Ujarrás, con un ángulo único para apreciar la grandeza del valle.

Ahora bien, si usted cree que ya tuvo suficiente deleite para los ojos, y quiere un poco para el corazón, puede acercarse al río Grande de Orosi. Este es el principal tributario del Reventazón, y es donde está el Rafting y Canopy Parque Aventura .

Su propietario, Luis Lamik, nos dice que el símil más próximo que puede dar para su viaje en balsa es “una montaña rusa de agua”. Este es un río de nivel tres continuo. “Aquí no hay pozas, es un solo rápido de principio a fin”, dice el empresario.

Lamik promociona su negocio como el más cercano en su tipo a San José. Los visitantes tienen la opción de llegar hasta aquí por sus propios medios o con transporte. Hay tours a las 9 a. m., a las 11:30 a. m. y a la 1 p. m., y se pide reservar con al menos un día de anticipación al 2533-4000.

Turrialba

Si Orosi nos deja hacer un guiño a la arquitectura y a la historia colonial, el vacacionista que se acerque a la región de Turrialba se podrá encontrar con los restos de toda una sociedad antigua precolombina.

La ciudad que se llegó a convertir en lo que hoy conocemos como el Monumento Nacional Guayabo , en Santa Teresita, data del año 800 d. C., y fue abandonada misteriosamente en las cercanías del 1.400.

“Uno aquí aprende de arqueología, de ocupación indígena, de arquitectura, de flora, fauna y topografía”, dice Alejandro Calderón, un guía de la zona que se queja de la educación incompleta que recibió en el colegio. “Yo vivía a 15 kilómetros de aquí y no sabía que esto existía”.

Si usted se identifica con su vivencia, es tiempo de que conozca Guayabo, cuyas ruinas muestran una calzada de más de cien metros de largo, los cimientos de construcciones indígenas de más de 30 metros de altura y un acueducto activo cuya ingeniería es admirada internacionalmente. Se calcula que aquí llegaron a vivir hasta 15.000 personas.

Coronando el paisaje de Guayabo, se mira el volcán Turrialba, cuyos cantos rodados fueron usados por los indígenas para crear esta ciudad, hija del coloso.

Turrialba es una zona con una riqueza turística desaprovechada. El visitante no debe alejarse demasiado del centro de la ciudad para encontrarse bajando por una cascada, en una práctica amateur de cañonismo.

Esta es una de las actividades de la empresa Explonatura (2556-0111), que además ofrece canopy tours , viajes en bicicleta de montaña, cabalgatas y rafting .

A nosotros nos acompañaron las manos confiadas de Mili Solano y Mario Ramírez por los árboles altos de la quebrada Puente Vigas. El tour de cables y [[BEGIN:INLINEREF LNCIMA20140914_0030]]cañonismo [[END:INLINEREF]]cuesta ¢21.000 por persona e incluye almuerzo, y se atiende solo con reservación.

Nunca nos propusimos empezar y terminar estos paseos de un día entre cascadas. El agua se seca rápidamente, las memorias sí se quedan, y están más cerca de lo que usted imagina.