La gran travesía de los pequeños indocumentados

En los últimos nueve meses, 52.000 menores indocumentados y sin compañía de sus papás fueron detenidos en la frontera de Estados Unidos. Ellos huyen de la violencia de sus países, pero pronto se dan cuenta de que la tierra prometida es un espejismo.

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La travesía comienza con un adiós. Los niños se despiden de sus padres con el norte de mejorar su calidad de vida, de huir de tanta miseria y de tanta violencia.

Cada paso lo dan con esperanza. Algunos sortean riesgos, otros sobreviven a ellos: caminatas arduas en el desierto sin comida ni agua, asaltos, agresiones, violaciones…

Una vez en la tierra prometida, la Patrulla Fronteriza les da la “bienvenida”. Los menores de edad son detenidos y llevados a un centro de atención. Allí esperan a ser repatriados a su país, al lugar del que intentaron escapar. Así de rápido se les acaba el “sueño americano”.

Cada día unos 90 niños indocumentados, sin compañía de sus padres, cruzan la frontera suroeste de Estados Unidos. El Gobierno de ese país reporta un total de 52.000 menores detenidos desde octubre del 2013 hasta hoy, el doble de lo que se registró en todo el año pasado. En el 2010, la cifra fue de 6.000 niños.

Los albergues de atención de menores indocumentados no dan abasto, y las organizaciones humanitarias que atienden y asesoran a esta población reconocen que no tiene capacidad para afrontar la oleada.

Tal panorama hizo que el gobierno de Barack Obama calificara la situación de “crisis humanitaria”. El presidente corrió al Congreso a solicitar fondos para afrontar esta ola migratoria sin precedentes. Por su parte, los Gobiernos centroamericanos, de donde emigran los menores, han lanzado campañas para desestimular la travesía, calificándola de “ altamente peligrosa ”.

Como respuesta inmediata, el secretario de Seguridad Interior estadounidense, Jeh Johnson, afirmó ante una consulta de la cadena NBC que están reduciendo los plazos de “devolución” de los inmigrantes indocumentados, incluyendo a los menores de edad.

“No hay pases libres para aquellos que entran a Estados Unidos sin autorización. La frontera no está abierta”.

¿Quiénes son?

Los niños indocumentados no acompañados son aquellos que no tienen estátus legal en Estados Unidos, son menores de 18 años, no tienen padres o tutor legal en el país, o este no puede proporcionarles atención y custodia. El Departamento de Seguridad es la agencia encargada de determinar esta condición, y lo hace en el propio momento en que aprehende a los menores.

La mayoría de los niños detenidos arriban de Honduras, país que registra un incremento de menores inmigrantes de un 1.200% en comparación con el 2009; de Guatemala , cuya cifra creció en un 930 %; y de El Salvador, donde el aumento es de un 700%. Los datos son del Centro de Estudios Hispanos Pew.

Muchos de estos menores son enviados por sus padres con la instrucción de que busquen a algún familiar en Estados Unidos. Para ello contactan a un “coyote”, quien promete hacer cruzar al niño hacia territorio estadounidense.

Este es el caso de Alejandro, cuya fotografía –tomada en un área limítrofe de Texas cercana al Río Grande– le dio la vuelta al mundo y se tornó viral en redes sociales.

La imagen fue capturada por la reportera Jennifer Whitney, de The New York Times , y en ella se muestra al pequeño de ocho años mostrándole su partida de nacimiento al agente Raúl L. Ortiz de la Patrulla Fronteriza.

El The New York Times informó que el niño le explicó al agente Ortiz que estaba solo y que sus familiares viven en San Antonio, Texas, aunque no tenía ninguna dirección para encontrarlos. Alejandro viajó desde Honduras junto a otros inmigrantes guiados por un “coyote.”

Otros menores ni siquiera llegan a la frontera. El Instituto Nacional de Migración de México reveló que solo en una semana encontró a cerca de 370 menores abandonados por “coyotes”. Los niños estaban extremadamente fatigados, deshidratados y tenían heridas en los pies, además de mostrarse desorientados tras ser abandonados en lugares desconocidos y peligrosos.

En un comunicado difundido por dicha institución y reproducido por el portal de noticias de la BBC se indica que los traficantes cobran entre $3.000 y $5.000 por cabeza para cruzar menores hacia el otro lado de la frontera estadounidense.

Causas

Guillermo Acuña, director del Instituto de Estudios Sociales en Población , explicó, al ser consultado por Revista Dominical , que el fenómeno evidencia una paradoja social, pues hay menores que huyen de su situación de vulnerabilidad para caer en otra no menos vulnerable, refiriéndose a todos los riesgos que implica la travesía.

“Los menores son empujados por la violencia estructural de sus países, en los que las instituciones llamadas a respaldar el proyecto de vida de cualquier persona, como la escuela, la familia o el trabajo, han colapsado”, indicó.

La Organización de Naciones Unidas ha expresado su “profunda preocupación” por la oleada de migrantes centroamericanos. Para este organismo la migración proveniente del istmo es “multicausal”, y factores como la pobreza, la inseguridad y la necesidad de reencontrarse con sus seres queridos son preponderantes.

“Ellos escapan de la persecución y reclutamiento por parte de pandillas y otros grupos delictivos, de la violencia en sus comunidades y hogares, y de la desigualdad”, dice el documento.

Tal postura es compartida por el gobierno de Obama; sin embargo, el partido republicano y activistas de grupos conservadores consideran que más bien es la política migratoria del mandatario demócrata lo que ha desencadenado la oleada.

“Obama está haciendo esto más grande, enviando el mensaje de que usted puede venir a Estados Unidos, su proceso será de 10 o 15 años, y no será deportado. Esto es una invasión”, manifestó Raymond Herrera, integrante de la organización We The People, de California (detractora de los inmigrantes) a la agencia de noticias EFE.

Mercedes del Carmen Guillén, subsecretaria de Población y Migración del Ministerio de Gobernación de México, maneja la tesis de que la desinformación y el engaño han sido los detonantes de la oleada.

“Hay una mala lectura de un mensaje del gobierno estadounidense sobre una posible regularización temporal. Eso llevó a que los tratantes de personas hicieran creer a los padres que mediante el pago de miles de dólares pueden enviar a sus niños a que tengan una vida mejor en Estados Unidos”, opinó en una nota difundida a la prensa.

Reacción

El presidente Obama solicitó el 8 de julio al Congreso $3.700 millones para hacer frente a la crisis humanitaria.

La petición de fondos de emergencia permitiría aumentar los jueces de inmigración dedicados a la problemática, ampliar la vigilancia fronteriza y ayudar a Centroamérica a lidiar tanto con los adultos como con los menores repatriados, además de cubrir las necesidades de los miles de niños que llegan al país cada semana.

Un total de $1.800 millones (el mayor rubro de la partida) se destinará a aumentar las instalaciones y los recursos para acoger a los niños. Otros $295 millones se emplearán para “reintegrar” a los emigrantes deportados, en ayudar a los gobiernos de la región, y a combatir las causas que provocan la migración desde su raíz, como la pobreza y la inseguridad.

El grupo de trabajo sobre la crisis en la frontera revisa actualmente la propuesta. Por lo pronto, el drama continúa y los pequeños indocumentados siguen arriesgando sus vidas en una gran travesía cuyo norte no lleva a la tierra prometida.