La ciudad de las bicicletas

Andar en bici es igual a menos tráfico, menos impuestos y más molividad, pero solo cuando es una decisión colectiva

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¿Porqué una ciudad es capaz de llenar sus calles con más bicicletas que carros?

Porque quiere. Porque en Ámsterdam hay más de 600.000 bicis , para una población de 750.000 habitantes. Y porque hay un pasado que luchó por el derecho a transitar en dos ruedas. Entre 1960 y 1970, el número de viajes en auto se cuadruplicó, lo que provocó más accidentes y muertes, la mayoría de víctimas eran niños.

Entonces, el Movimiento de los Provos actuó. Este grupo se encargó de buscarle soluciones a los problemas. De provocar al sistema con humor; en 1965 invadieron las calles de la ciudad con miles de bicicletas pintadas de blanco y circularon en dirección contraria provocando un colapso vial.

La lucha de los Provos no fue en vano; hoy un 60% de la población decide viajar por las ciclovías; Ámsterdam tiene más de 500 kilómetros de ciclorutas y las muertes anuales por accidentes se redujeron de 100 a 15 en los últimos 20 años.

La seguridad que provoca andar en una bicicleta permite que más del 90% de lo niños mayores de 10 años pedaleen a clases.

Uno de los tantos puntos a favor que tiene andar en bici , es que nos convierte en seres más civilizados.

Capaces de interactuar con el otro, nos hace seres equilibrados y nos obliga a convivir.

Según la Oficina de Espacio Público de Ámsterdam, el uso de la bici permite el ahorro de 40 millones de euros cada año, porque no tienen que invertir en infraestructura para carros y transporte público.

La ciudad de las bicicletas es inclusiva: para niños, mujeres en tacones, hombres en traje entero, mamás, abuelos. Gracias a que las bicicletas se apoderaron de la ciudad, moverse entre la multitud así, es libertad.