La Antártida, cálida como la muerte

El cambio climático moldea la vida de la Antártida para adaptarse a nuevas temperaturas y amenaza la vida del pingüino rey.

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No tienen cómo saberlo, pero su belleza es una cuenta regresiva. El agua borrará su existencia.

Desde el lunes pasado, más de millón y medio de parejas de pingüinos rey esperan una extinción progresiva. Un estudio académico sentenció a la especie como uno de los sacrificios naturales que tendrá que sufrir la Antártida mientras se adapta a nuevas y elevadas temperaturas.

En ese continente remoto, el deshielo —pronosticado desde que se empezó a medir en 1979— carga con fuerza y velocidad contra todos los ecosistemas.

“El pingüino rey es el niño que aparece en el póster de lo que ocurrirá con el cambio climático” , dijo la ecologista marina de la Universidad Nacional de Australia Ceridwen Fraser en un reportaje de The New York Times.

“A la gente no le importaría tanto si fueran babosas o moho, pero los mismos efectos impactarán tantas especies diferentes. Es bueno que veamos qué ocurrirá con los animales que amamos”, opinó la científica. “Podría alborotar algunas acciones”.

A quiénes amamos

Los pingüinos rey son ligeramente más pequeños que la más famosa especie emperador . La imponencia de su cuerpo la compensan con color: tienen picos de un naranja intenso, como el sol antes de ocultarse.

En su cuerpo robusto sostienen dos aletas corvas de 36 centímetros que tienen fuerzas para sumergirlos hasta 300 metros bajo el agua de siete islas al sur más extremo del desarrollo humano.

No son atletas extraordinarios por placer sino por supervivencia. Su biología los obliga a nadar hasta 100 veces al día para alimentarse en los alrededores de las islas subantárticas.

Ninguna otra ave pasa tanto tiempo en el mar.

Cuando regresan a la superficie de las playas frías, sus picos brillantes presionan peces pequeños, calamares o kril que solo puede vivir en el paraíso helado que es la Antártida. O que lo era, al menos, hasta que el hielo se comenzó a derretir.

En el 2009, la revista National Geographic describía una “población en buena condición” con 2,2 millones de parejas de pingüinos”.

Nueve años después, encontrar comida los desplaza cada vez más lejos de sus colonias en las islas.

Los pingüinos rey no pueden vivir en cualquiera de los ecosistemas fragmentados en la Antártida. Para procrear, deben anidar sus huevos lejos del hielo y la nieve. Necesitan las planicies de las playas.

En el más extremo de los escenarios climáticos, “70% del actual 1,6 millones de parejas de apareamiento de pingüinos rey tendrán que trasladarse abruptamente o desparecer antes del final de este siglo”.

La cifra de la publicación científica Nature Climate Change es un llamado de alerta sobre los vertiginosos cambios de temperatura s que ya eran evidentes hace dos décadas.

Ahora, las medidas son menos cautelares como lo eran antes porque, para los investigadores, es imperativo disminuir la emisión de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono que despide la quema de combustibles y los clorofluorocarbonos de las latas de aerosol, entre otras actividades humanas.

“Si no se toman acciones para contrarrestar o controlar el calentamiento global y los cambios inducidos por los seres humanos, como el cambio climático y la sobrepesca, se mantienen iguales, la especie llegará a desaparecer en un futuro cercano”, explicó a The Guardian una de las autoras de la investigación de Nature Climate Change , la francesa Céline Le Bohec.

Entre las acciones más cercanas, la Unión Europea aspira a crear un gran área de protección marítima en la Antártida que prohiba la pesca. La propuesta se presentará en una conferencia de ese continente en octubre. Hasta entonces, los pingüinos rey tendrán que esperar.