Juegan para el Saprissa... ocho horas al día frente a una computadora

No es ‘un jueguito’, sino un trabajo para el que entrenan y se les paga. Conozca a los integrantes de Saprissa Esports, cuadro que ya se hace notar internacionalmente en torneos del videojuego ‘League of Legends’

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“Hay gente que piensa que uno solo se sienta en una silla y pasa horas frente al jueguito. Pero esas horas pueden ser de emoción, algunas veces, o de estrés en otras; son muchos sentimientos”, relata Steven Araya, jugador profesional de Saprissa Esports conocido con el apodo de Madblade. Él forma parte de los jugadores profesionales de deportes electrónicos, o “Esports”, un selecto grupo cuyas actividades frente a una computadora comenzaron siendo un pasatiempo y terminaron convertidas en un trabajo.

Steve, junto con sus compañeros, se proclamó campeón el pasado 23 de marzo de la Elements League, torneo del videojuego League of Legends (LoL) para Centroamérica y el Caribe. Saprissa Esports derrotó al equipo guatemalteco Janus Esports. Este fue el primer título en la historia del equipo morado, tras su fundación en el 2021. “Esta se la dedicamos al lolcito, a don Ricardo Saprissa y a todos los morados que nos apoyaron”, publicaron en su cuenta de Twitter.

Saprissa Esports es conformado por ocho jugadores de cinco nacionalidades distintas y con sus propios nombres de batalla. El costarricense Steven Araya juega como soporte, el nicaragüense Luis Escobar (Xuradel) lo hace como medio y el guatemalteco Oscar Lobos (Putin) se desempeña como superior.

Así mismo, el peruano Franco Sánchez (Ganks) juega como jungla y su compatriota Renato Gallegos (Renyu) actúa como tirador. Finalmente, el costarricense Chiu Feng (Chui) funge como suplente.

El equipo lo completa, como parte del cuerpo técnico, el entrenador mexicano Israel Elizarraraz, conocido como Don Pájaro, y el gerente de proyecto y director técnico costarricense, Esteban González, conocido como Fonsi.

Profesional de Esports

“Cuando comencé a jugar no había apoyo. Imagínese usted como familiar ver a una persona en una computadora jugando un jueguito, lo que siempre pensaban es que estaba perdiendo el tiempo. Pero el cambio radical se dio en 2018, yo jugaba con otro equipo de Costa Rica y ese año clasifiqué a un Mundial de League of Legends; nos fuimos a Corea del Sur. Fue ahí cuando me dieron la confianza. Luego di el salto y comencé a ganar dinero. Yo actualmente lo veo como un trabajo, es un estilo de vida para un jugador profesional.

“Me ha ido bien, he disfrutado el camino. Me veo jugando un par de años más, disfruto mucho del juego y me apasiona. Demostré que sí se podía y ahora tengo la confianza. Cuando mi familia me ve sentado saben que no estoy jugando un simple juego, sino que estoy trabajando”. Así explica Steven Araya, alias Madblade, su ascenso hasta ser una figura conocida en el ambiente de los Esports en el país.

Él recuerda que empezó a jugar LoL cuando estaba en el colegio. Uno de sus compañeros acudía recurrentemente a un “café Internet” que estaba cerca del centro educativo. “Una vez que salimos temprano me fui con él y vi un montón de gente jugando lo mismo. Ahí le dije que me enseñara. Poco a poco, cuando vi resultados y clasifiqué al mundial, la situación cambió por completo”, narra el joven.

Lamentablemente, Madbladese perdió en el 2017 otro mundial al que había clasificado. El trámite del pasaporte necesario para viajar fue demasiado lento y debió ser sustituido dentro de su equipo.

Él y sus siete compañeros pasan al menos ocho horas al día, seis días a la semana, compartiendo virtualmente mientras entrenan. De domingo a viernes se citan a las 2 p. m. y hasta las 10 p. m. para “jugar unas partidas”.

Explicado de forma simple, League of Legends es un videojuego de estrategia en el que cinco jugadores conforman un equipo, cada uno con un personaje que tiene características especiales. El equipo que aplique las mejores estrategias y derribe las torres y la base principal enemigas, es el ganador.

Además de Corea, este deporte llevó a Araya a territorio azteca, donde a inicios del 2020 compitió en Ciudad de México y, a finales de ese mismo año, lo hizo en Mérida, Yucatán. Para cada una de estas competencias, vivió durante cuatro meses en ese país en una “Gaming House”, es decir, una gran casa en la que residen y entrenan todos los miembros de un equipo. “Yo soy muy competitivo, en todos los torneos que he jugado he llegado a la final, tanto en México como acá en Costa Rica”, recuerda.

Este 2022, después de un impase, Araya volvió a estudiar. Cursa la carrera de Informática Empresarial en la Universidad de Costa Rica (UCR) y esto le obligará a modificar sus horarios de entrenamiento.

“Acabo de volver a mis estudios universitarios, así que voy a tener que levantarme temprano. Al inicio me levantaba un poco tarde, iba a ejercitarme y al volver a casa me conectaba dos horas antes del entrenamiento, es decir, desde el mediodía, para ir calentando. Cuando terminábamos, a las 8 p. m., descansaba un par de horas y me volvía a conectar individualmente, ahí podían darme las cuatro de la mañana.

“Ahora, con estudios, durante toda la mañana no voy a saber nada del juego, hasta que salga de clases. Me voy a poner un límite de acostarme a las 3 a.m. máximo, para dormir suficiente”, explica Araya.

Los días miércoles el entrenamiento varía: No practican en equipo, sino en forma individual. El cuerpo técnico les pide que jueguen un mínimo de 10 partidas. Cada partida puede durar entre 20 y 40 minutos, incluso una hora. Así, cumplen con la cuota de ocho horas diarias de trabajo.

“A veces la gente no logra entender cómo una persona puede generar ingresos y puede viajar a otro país a competir con un simple juego. Se sorprenden y tienen dudas; entonces yo les explico que todos pueden intentarlo, pero que no es fácil. Por eso el ejercicio es importante, para liberar estrés”, acota Araya.

“Yo agradezco la confianza de Esteban (González, director técnico) y de Diego (Arce, fundador de Saprissa Esports) para comenzar el proyecto. Se armó comenzando por mí; Diego me dijo ‘yo quiero que usted sea la cabeza del equipo, a los demás les diré que ya usted está firmado’. Hemos ganado una final, pero es simplemente un paso, no estamos conformes. Esta es una meta a corto plazo y la meta principal es ascender como equipo profesional a la primera división de League of Legends”, sentencia Madblade.

No es un jueguito

Esteban González, gerente de proyecto y director técnico de Saprissa Esports, asegura que ser jugador profesional de deportes electrónicos es desgastante y que los horarios de entrenamiento son pesados. Él, además de su rol en el equipo, es estudiante de último año de Medicina, por lo que también se preocupa por la salud física, mental y emocional de sus compañeros.

“El nivel de preparación mental y física, el estrés, es sumamente alto. El proceso no es sencillo, a uno le menosprecian el trabajo, hasta que ven los resultados. Yo les doy muchos consejos de vida saludable. Les digo que hagan ejercicio, que coman saludable, si se sienten mal o desmotivados buscamos cómo gestionarlo. Mezclamos lo físico con lo mental y lo emocional. Le damos énfasis a que el jugador se encuentre en las condiciones correctas”, detalla González.

Él, junto con el entrenador Israel Elizarraras, se reúnen todos los días después de cada entrenamiento para planear el día siguiente.

“Cuando nosotros entrenamos ya tenemos agendadas partidas contra los mejores equipos de México, Colombia, Ecuador y otros países de Latinoamérica. Entonces nosotros nos enfrentamos en cinco partidas preestablecidas por día, con un tiempo entre cada juego donde nosotros hacemos retroalimentación y recomendaciones a los jugadores”, detalla González.

¿Pasatiempo o trabajo?

Cuando se le consulta a Esteban González si se pierde la pasión por el pasatiempo cuando este se convierte en trabajo, el joven admite que esto sí ocurre con algunos de los jugadores.

“Nosotros empezamos jugando de forma casual, con amigos, pero cada vez se vuelve más competitivo y más profesional. A uno le gusta mucho el juego, a todos nos apasiona, pero hay personas que poco a poco van perdiendo el deseo de jugar.

“Los jugadores retirados se emocionan muchísimo cuando juegan. Diego Arce, que fue el que comenzó con el proyecto de Saprissa Esports, se retiró, pero hace unos días jugó con nosotros y la emoción que él sintió fue inexplicable. Es la adrenalina de estar en la cancha, pero para él ahora es hobby otra vez”, explica.

González también se refirió a otro mito que rodea la práctica de los Esports: ¿Es necesario tener computadoras caras para sobresalir? Al respecto, respondió:

“La calidad del jugador no depende del equipo, pero la calidad del equipo sí influye en el jugador. Si el jugador conoce la computadora, está acostumbrado a ella, rendirá mejor. Además, la cantidad de cuadros por segundo (fps), la latencia, la velocidad del Internet, esto puede influir también, pero la capacidad y destreza hay que tenerla.

“Es como el tiro con arco en los Juegos Olímpicos, usted puede tener un arco de madera o un arco profesional, pero el arco bueno no te hace buen jugador, aunque un arco malo sí puede bajar tu rendimiento. La calidad es innegociable”, sentencia el director técnico.

Finalmente, González termina la entrevista con un reconocimiento a Saprissa, equipo del que además es seguidor: “Tomaron la decisión correcta al fundar Saprissa Esports. Se fueron por un mercado muy grande, en crecimiento, en condiciones donde no se ven limitados por la pandemia porque se puede jugar en casa. La cantidad de personas que pueden ver un torneo de este deporte, puede ser mayor que la cantidad de personas que ven un partido del torneo nacional. Cada año crece el público”.