Jose María Figueres

El regreso del hijo pródigo

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Eterno optimista, José María Figueres Olsen es de los que ve el vaso siempre medio lleno. Para él, el no ser hoy el político preferido de muchos costarricenses se traduce, fácil, en una enorme oportunidad de mejora.

El hijo pródigo de la política nacional regresó este año a los primeros planos que antes le eran tan habituales, y de los que se exilió durante más de una década, en un período en que –dice– creció como dirigente y como ser humano, aunque muchos otros lo interpretaran como una ausencia forzada ante los fuertes cuestionamientos periodísticos, políticos y sociales en su contra, tras recibir casi un millón de dólares de parte de la firma francesa Alcatel por una consultoría cuyas tardías explicaciones dejaron al país con cara de sospecha.

Aquella plata ya es pasado para el hijo de don Pepe y doña Karen. Él dice haber pagado el precio del escarnio público, atravesando un “desierto” del que salió fortalecido aunque con déficit de amigos y de popularidad. Precisamente, el más reciente estudio de opinión de Unimer para La Nación evidenció que uno de cada tres costarricenses asegura que nunca votaría por el exmandatario ante una eventual candidatura suya en pos de reconquistar Zapote.

Y es que si por algo fue noticia el heredero del caudillo este año, fue precisamente por ejercer una precandidatura eventual, en la que nunca confirmó o negó intenciones de optar de nuevo a la silla presidencial. Maestro de la gambeta política y la respuesta ambigua, en el 2012 Figueres fue un actor protagónico de la lucha de tendencias del partido Liberación Nacional (PLN), sin gastar un colón en publicidad y con todos los medios de comunicación haciéndole comparsa cuando cruzaba la puerta del Juan Santamaría, repartiendo a su paso abrazos y saludos a maleteros, guardas y taxistas.

Las especulaciones sobre sus verdaderos planes eran comidilla de pasillo, tanto en el Club Unión como en el Mercado Central, y cada vez que posó ante las cámaras, se esperaba que soltara la bomba.

Así se dio el 2012 de un hombre enérgico, activo hasta decir basta y que, de golpe, se reinsertó en la agenda de un país que ya no lo tomaba muy en cuenta. Pocas veces la sociedad tica vio un regreso tan impactante... y que provocara tanta roncha.

Lágrimas de tamal

El año de José María Figueres en realidad empezó cuando el 2011 estaba en las últimas, aquella noche en que canal 7 transmitió la plática exclusiva que sostuvo, en Madrid, con el periodista Ignacio Santos. Ese 5 de diciembre pasaron dos cosas: Teletica al fin tuvo algo con qué ganarle, en audiencia, al omnipresente Combate , de Repretel; y Costa Rica se acordó del expresidente que llevó sus riendas entre 1994 y 1998.

Haciendo gala de su característico lenguaje inclusivo y una cadencia muy suya al hablar, Figueres se nos metió esa noche hasta la cocina. Feliz dijo que su regreso era inminente, los ojos se le aguaron al recordar todos los años que llevaba sin comerse un tamal y, en redes sociales, no pasó inadvertido el innegable parecido entre el hijo y el padre. Sin el bigote que lo acompañó por 35 años, José María es el vivo retrato de su padre, el patriarca José Figueres Ferrer.

El tema de la desaparición de su bigote carece, al menos según Figueres, de la intención subliminal que muchos le cargaron. “No estaba consciente para nada, aunque sé que se ha hablado mucho de eso. Fue una decisión práctica y ya está”, explicó cuando se le consultó si fue deliberada su acción de parecerse (aún más) a don Pepe .

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Sentado en un sillón de la mítica biblioteca de su padre, Figueres hijo dice que el rasurarse responde a motivos más triviales. “Decidí quitármelo porque estar con el bendito recorte del bigote que siempre hay que estar haciendo, ya me quedaba fastidioso y me habían quitado no sé cuantas tijeritas en los pasos de seguridad de los aeropuertos”.

El 1.° de noviembre anterior, en la sala de la casa de sus padres, el exgobernante dio la noticia que postergó a lo largo del año, ante un pelotón de camarógrafos, reporteros, fotógrafos y colaboradores. La víspera, un comunicado suyo llegó a las salas de redacción, anunciando que no sería precandidato dentro del PLN para el 2014, justo dos horas después de que en el sitio web de La Nación se adelantaran algunos detalles de la encuesta política sobre intención de voto que se publicaría al día siguiente.

Así, debido a una coincidencia inaudita, Figueres negó cualquier deseo de su parte por volver (por ahora) a Zapote, justo el mismo día en que el periódico exponía una creciente desventaja suya entre los partidarios verdiblancos. Las preguntas le llovieron y con todas se fajó, respondiendo pero no siempre contestando.

El 12 de noviembre, en la misma casa, el exhombre fuerte del Foro Económico Mundial repasó sus altos y bajos del 2012 para esta publicación.

Ser seleccionado dentro de las figuras noticiosas del año no lo sorprende, aunque sí le resulta una experiencia nueva, después de tanto tiempo viendo los toros criollos detrás de la barrera.

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“Luego de muchos años de no estar en el país y de no participar de una manera activa en la vida nacional, no solo regresé sino que lo hice de una manera muy determinada, con mucho ánimo de involucrarme de lleno. El recorrer el país me ha hecho sentirme muy bien, me ha permitido reconectarme”, detalló, al lado de la colección paterna de ediciones de El Quijote.

Y es que estos 12 meses fueron de intensa exposición para el hombre cuyo gobierno es recordado por la llegada de Intel y la desaparición del Banco Anglo. Su ir y venir por los puestos migratorios ticos se hizo habitual; las voces en su contra saltaron entre propios y extraños, y los diputados no dejaron pasar la oportunidad de mandarlo a llamar, para que compareciera, finalmente, por los viejos cuestionamientos sobre el dinero de Alcatel.

Su visita, el 16 de febrero, a Cuesta de Moras fue un circo mediático que se extendió por tres horas, en las que sobraron las preguntas malas, la perorata diputadil y las mismas respuestas de su parte sobre aquella asesoría tan bien pagada.

Un hombre de mundo

Para José María Figueres, cada minuto cuenta. Todos los días, a las 6 a. m., ya está bañado y revisando el correo electrónico, el mismo con el que se comunica con líderes mundiales, magnates tecnológicos y otros allegados salidos de las listas de poderosos de la revista Forbes . Si bien Óscar Arias diría ser la figura local de mayor prestigio en los círculos externos del poder político, Figueres se las ingenió para hacer su nicho entre el jet-set de la economía e industria mundial.

Las diferencias horarias con Europa son su excusa para siempre estar conectado, para acostarse tarde, para mañanear tempranito.

Por sus obligaciones internacionales, el expresidente pasó gran parte del 2012 saltando entre hoteles y aeropuertos, desarrollando una agenda personal de trabajo de la que aquí poco trasciende... hasta que desde las alturas aparece un gigante como Richard Branson, el multimillonario inglés que vino , gracias a su mediación, para atestiguar en primera fila cómo la presidenta Laura Chinchilla le daba el tiro de gracia al aleteo del tiburón, mediante un decreto ejecutivo.

Dicho decreto es, según Figueres, un resultado directo de su Vía Costarricense Proyecto País (así, con dos nombres y apellidos), iniciativa que ofreció a su regreso para destrabar la muy trabada institucionalidad costarricense. Para darle forma a dicho plan (que no pretendía, según él, ser una hoja de ruta de un eventual gobierno suyo), Figueres se lanzó a la calle, reuniéndose un día sí y el otro también con decenas de líderes comunales, jóvenes, empresarios, gente que –asegura– está tan interesada como él en sacar adelante la faena.

De aquellas voladas de rueda, el expresidente resume el sentir actual del costarricense en cuatro puntos: “Primero, la gran mayoría de la gente se siente muy descorazonada con lo difícil que se nos han tornado las cosas. Segundo, la clase política ha caído en un descrédito generalizado alarmante. Tercero, hay muchas ideas. Cuarto, hay, a pesar de todas las dificultades, un gran espíritu de ir adelante”.

Figueres convocó –de nuevo– a los medios el 23 de julio para presentar su Proyecto País . En el anfiteatro del INBio, ante una entusiasta concurrencia y en un acto con rasgos de plaza pública, el político reveló que su plan inicialmente no mostraría propuestas concretas, sino más bien invitaba a “las y los costarricenses” a aportar ideas, convirtiéndolo, según ironizó el líder libertario Otto Guevara, en un “buzón de sugerencias”.

La agenda sin fin...

Reuniones, reuniones, reuniones... y si queda tiempo, más reuniones. Cuando llega a acostarse en las noches, en la misma cama que ocupó de adolescente en la casa de sus padres, en Curridabat, José María Figueres dice hacerlo agotado, producto de una apretadísima agenda de trabajo autoimpuesta. El exmandatario admite que el ocio no es su fuerte y se asusta ante la posibilidad de sentarse dos horas a ver una película, cuando bien podría aprovechar ese rato para, de alguna manera, echar adelante al país.

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Dice estar claro en que nadie lo obliga a estar en esas y que no le caería mal sacar más tiempo para compartir actividades de entretenimiento con sus hijos José María (30) y Eugenia (27). Al mayor, por ejemplo, lo tiene palabreado desde hace meses con un viaje de pesca que se posterga ante el trajín frenético del padre.

Figueres también admite que desea retomar el ciclismo de montaña y la natación. Pero, cómo hacerlo, y, peor aún, cuándo, si a su juicio hay tantos pendientes que necesitan de su atención, desde propuestas de energías limpias hasta la posibilidad de dotar a Pérez Zeledón de un acueducto.

Cuando habla del futuro de Costa Rica, se emociona y manifiesta en términos propios de motivador de convención de vendedores de catálogo: “Tengo una genuina preocupación para que no dejemos desvanecerse las oportunidades que tiene el país y hagamos un proceso por cambiar el chip del ‘no se puede’ por el chip del ‘sí se puede’ ”.

Su último gran acto del año fue el pasado 26 de noviembre, cuando planteó las primeras propuestas extraídas de Proyecto País : “Yo diré cosas durante estos años desde la plataforma de Vía Costarricense que ningún precandidato para ninguna campaña se atrevería a decir”, adelantó en la entrevista del 12 de noviembre, a sabiendas de que, un par de semanas después, lanzaría ideas como crear dos nuevas provincias, hacernos un país libre de importaciones de petróleo en un plazo de 15 años y que las reformas al funcionamiento de la Sala Constitucional y la Asamblea Legislativa se decidan mediante un referendo nacional.

Abanderado y enamorado del tema del cambio climático, el riesgo ecológico provocado por la humanidad es, en su criterio, la gran oportunidad de desarrollo para países como Costa Rica. Y en esa línea se enfilarán sus esfuerzos, con o sin plan político de por medio, más ahora que ya no es el precandidato que nunca fue, y por el contrario, prefiere verse más como un “agente de cambio”.

Y es que si bien ya dejó claro que la Casa Presidencial no lo tienta para el 2014, otro gallo puede cantar más adelante. “No es descabellado pensarlo, pero tampoco es el motor que me dinamiza”, responde sobre una posible candidatura suya para el 2018.

“La política es mucho más emocional que racional. A veces los astros se alinean, a veces no, y pensar que voy a meterme en una campaña de cinco años sería como el camino de la amargura”.

Chema , dicho con la confianza propia de quienes se refieren a él en Twitter, ya anunció que en el 2013 lo veremos más, lo escucharemos más, que viajará menos y tratará de llevarla más suave.

Sin embargo, José María Figueres Olsen sabe que tampoco es un billete de ¢10.000 para caerle bien todo el mundo, muy a diferencia de su papá. Y si bien las lágrimas de tamal ya quedaron atrás, el junior no puede ocultar la emoción cuando recuerda que el 2012 también fue, para él, el año en que empezó a ver la cara de don Pepe por todas partes, saltando de billete en billete.