Joan Manuel Serrat dice adiós: maestro, el gusto ha sido nuestro

El cantautor español se despide de los escenarios, luego de casi 60 años de rodar por el mundo con su guitarra y canciones. En una amplia entrevista previa a su último concierto en Costa Rica, Serrat dibuja su retiro

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Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino:
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.
Antonio Machado
***

Joan Manuel Serrat caminó y cantó. Anduvo por sendas sinuosas y también llanas. Unas fueron cortas, otras más largas. En casi 60 años de música todo pasa y todo queda y lo suyo fue pasar haciendo camino, camino sobre la mar.

Dijo que nunca persiguió la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres su canción; pero ha sido inevitable. Serrat es leyenda viva, es leyenda detrás de las letras que escribió como odas al amor o de notas y acordes con los que musicalizó poemas de Machado y de Benedetti, también de una voz que cantó en castellano y en catalán en contra de las injusticias, de las desigualdades; una voz que intentaron callar con el exilio, pero que se volvió más fuerte.

Su obra casi autobiográfica se ha visto influenciada por el amor y las enseñanzas de sus padres, también ha sido inspirada por amigos y maestros a los cuales ha honrado a lo largo de su vida. La música de Serrat es perenne y aunque no vuelva a tocar en un escenario, sus canciones seguirán siendo parte de la banda sonora de muchas generaciones. Aunque se vaya, su legado a la cultura se queda.

Fue el 18 de febrero de 1965 cuando por primera vez cantó para el público. Esa vez lo hizo solo con su guitarra y un par de canciones en Radioscope, una emisora de su natal Barcelona. Hoy, 57 años después y con muchos países recorridos, Serrat se despide de los escenarios con una gira de adiós que tiene tintes de reencuentro con mucha gente querida que, por miles, lo verá en las diferentes ciudades donde el español cantará por última vez.

Mi vida (de jubilado) va a seguir por algo muy parecido, cosa que a un policía no le ocurre porque cuando se jubila tiene que devolver el arma y la placa; yo no tengo que devolver la guitarra

— Joan Manuel Serrat

El vicio de cantar: así tituló a su despedida y es que para él su oficio de trovador es eso, un vicio. Lo mismo sienten por su música quienes lo descubrieron a finales de los años 60 y aquellas personas que lo han conocido más recientemente, porque la obra de Serrat no tiene años o generaciones: está ahí para quienes tengan el gusto de disfrutarla.

Este no es un adiós nostálgico y con tristeza, todo lo contrario, es un adiós con amor, con alegría y con las canciones como las grandes protagonistas. Serrat, el músico, el maestro, se jubila.

***

“Yo a la jardinería no me voy a dedicar, a pesar de que me gusta mucho. Ni a la petanca, que es un juego con bola que juegan los jubilados. Mi vida va a seguir por algo muy parecido, cosa que a un policía no le ocurre porque cuando se jubila tiene que devolver el arma y la placa; yo no tengo que devolver la guitarra”.

El Nano dice adiós, mas no dejará de hacer música, o al menos así espera que la vida se lo permita. El veterano cantautor español no piensa en el futuro, en el qué pasará. Ni siquiera en los sentimientos que pueda tener cuando ya no vuelva a subir a una tarima; él quiere vivir un día a la vez y disfrutar del tiempo, de una buena lectura o de los pájaros que llegan a cantar al patio de su casa.

Afable, amable, sincero y bromista, así encontramos a Serrat cuando conversamos por teléfono con él días atrás sobre su gira del adiós y la vida que lo espera como jubilado. “En la familia están construyendo barricadas, pero no creo que sirvan de mucho, aunque también las puedo aprovechar yo desde mi posición”, bromeó el artista de 78 años al responder cómo se están preparando en su casa para tenerlo con más tiempo libre.

Del corazón del hijo de Ángeles y José, del llamado Noi de Poble Sec, queda mucho en el hombre que se convirtió en referente de la música, al punto de que se emociona al escuchar el piar de unos polluelos, como sucedió durante nuestra entrevista telefónica.

Por cosas de la pandemia y la nueva realidad en que vivimos, en el teletrabajo suceden cosas inesperadas, como cuando los pollitos de las hijas de mi vecino salieron al patio felices de la vida mientras hacíamos la entrevista con Serrat. Su piar desconcentró una respuesta seria del Nano.

-“¿Eso que canta es un pájaro?”

-“No, don Joan, son unos pollitos que tienen mis vecinas”

-“¡Ay, qué lindo! Salúdalos de mi parte”

El músico contó que durante la pandemia tuvo un reencuentro con la naturaleza y que las aves que visitaban su casa lo acompañaron durante momentos de introspección y liberación.

“Los pájaros me acompañaron mucho en la pandemia porque fue una época en la que la ciudad se adormeció, los ruidos se apagaron, la gente se encerró y entonces los animales salieron a ocupar su territorio. Los árboles se llenaron de pájaros y las ramas de flores. Fue una época en que con toda la tremenda preocupación, la amargura, el miedo y la desconfianza con la que vivíamos, los pájaros y la lectura me acompañaron mucho”, recordó.

Del adiós

Los años pasan y pesan. Eso lo tiene muy claro Serrat y, es por eso, que la decisión de dejar de hacer conciertos fue muy bien analizada y sin presiones.

Esta gira suya por el mundo, cantando por última vez sus canciones frente al público, incluye a Costa Rica, un país que desde hace muchos años ha sido cómplice y amigo del artista. Será el Anfiteatro Coca-Cola del Parque Viva el escenario que albergue la última vez que los costarricenses podrán abrazar al maestro con su aplauso, la última vez que Joan tome la guitarra para cantarle a sus queridos ticos. La imperdible e histórica cita está pactada para el 28 de mayo.


— Joan Manuel Serrat

“Es una decisión muy personal, muy íntima, sin ninguna presión de ningún tipo y la que solamente forma parte del criterio de que son cosas que ocurren de un día a otro y prefiero que ocurran por decisión propia, no porque alguien más la pueda tomar por mí”, dijo.

Las circunstancias inesperadas sumaron para que Serrat pensara en el adiós: primero por la interrupción que sufrió la gira que hacía con Joaquín Sabina cuando éste se cayó del escenario durante un concierto en Madrid, en febrero del 2020. Poco después el mundo fue atacado por la pandemia de la covid-19.

“La pandemia influyó en todos nosotros y de muchas maneras. Después de dos años de que las actividades artísticas se detuvieron de forma involuntaria y por el accidente que sufrió Joaquín en Madrid, yo me retiré a los cuarteles de invierno a esperar la evolución y a preparar proyectos. Cuando estaba en eso, el coronavirus irrumpió en nuestras vidas y nos llevó a todos a una realidad distinta, una realidad en la que cerraron los teatros y se produjo un confinamiento.

“Limitamos nuestras actividades y esto se fue prolongando durante mucho tiempo, casi podríamos decir que todos nos despedimos de todos de alguna manera, sin darnos cuenta y contra nuestra voluntad. Es por eso que -mejor que despedirme a causa de una epidemia- en el momento en que vi una grieta por la que podía decir adiós en persona, empecé a montar una gira”, explicó.

“Ha sido una buena idea hacer esta gira de despedida porque sin duda alguna lo que más echaba de menos en el confinamiento fue esa maravilla que era agarrar la música y viajar por el mundo, recuperar el contacto con la gente a la que quiero y que me quiere y al menos poder darles un abrazo personalmente”, agregó.

Sin presiones

Para Serrat no hay presión en pensar en el futuro, no se gasta en eso. Prefiere esperar lo que la vida tenga deparado para él.

Está agradecido de la buena salud que goza y con la que podrá hacer frente al recorrido de conciertos que inició el 27 de abril en Nueva York y que lo llevaría a Puerto Rico, República Dominicana, México, Argentina, Uruguay y, por supuesto, España, en un viaje de ocho meses.

Este será el último trajín del músico entre aviones y escenarios de su vida como artista. Después, pasará más tiempo en el hogar, con la familia.

-¿Cómo se preparan en su familia para tenerlo más tiempo en casa? ¿Cómo será la dinámica?

-Todos tienen cosas que hacer y seguirán haciéndolas, yo también seguiré haciendo lo mío y haremos muchas cosas juntos, pero es que nunca dejamos de hacerlas. Ha habido épocas que he estado más alejado y otras que he estado más cerca. Ha habido veces que han viajado conmigo, ahora viajar no sé, porque somos muchos más que antes. En un principio éramos dos, ahora el número aumentó considerablemente y no sé qué tipo de vehículo deberé escoger si viajo con todos.

-¿En un bus como La Gordita (en el que realizó una gira por México durante su exilio en ese país)?

-¡Uy! (risas). Fue aquello un tiempo maravilloso en La Gordita, sobre todo porque era una época muy difícil ya que había una orden de alejamiento de mi tierra y mi gente. El exilio siempre es muy amargo, pero realmente La Gordita y México, especialmente, me dio un cobijo extraordinario, especial, ha sido inolvidable. Ahora supongo que los viajes familiares habrán de ser de alguna manera mucho más comedidos.

-¿Cómo se encuentra de salud para hacer esta gira, porque es un recorrido amplio?

-Impecable, impecable. Tengo bastante suerte en este sentido y doy gracias a la vida, a la medicina y a los cuidados que mi entorno me proporciona.

-En medio de este adiós y después de tantos años, seguro que hay muchos amigos y buenas colaboraciones. ¿Qué es lo que más recuerda con cariño?

-Es muy difícil escoger entre la gente con la que he trabajado, con la que he compartido escenarios. El hecho de escoger a alguien parece que estás quitándole importancia a otras cosas que realmente han sido tan hermosas de hacer o han dado un resultado tan bello.

”En estos casi 60 años he tenido la suerte de compartir con los mejores que he conocido, si no he compartido con otros mejores ha sido porque no los he conocido o porque hay otras razones que no me hacían ilusión de participar con ellos. Pero la vida ha sido muy generosa y me ha puesto al lado de gente maravillosa para trabajar con ellos.

-Hace unos años Sabina me dijo que le tenía miedo a la muerte de sus amigos, pero no a la suya propia. ¿Cuál es su posición al respecto de la muerte?

-Sin duda coincido con Joaquín, no en el miedo, pero sí en el dolor. A mí me duele la muerte de mis amigos, me deja unos vacíos y unas heridas tan grandes que de tantas que han sido, ya empiezan a ser incurables. En cambio, una cosa sí es cierta y es que probablemente de la mía no me voy a enterar, así que ¿para qué le voy a tener miedo?.

Costa Rica

Serrat recuerda con mucho amor a Costa Rica y a su público tico. Siempre ha dicho que mantiene una relación íntima y cercana con el país desde que hace muchos años vino por primera vez a cantar.

“La primera vez que fui al Teatro Nacional fue hace muchos, muchos años... quizá no muchos, muchos, muchos, pero sí muchos, muchos. A los ticos les digo que me esperen, que voy a llegar pronto y que llego con mucha ilusión de estar ahí y que van a ver lo bien que la vamos a pasar”.

-Costa Rica se acostumbró a verlo muy seguido y desde hace mucho tiempo. Quienes vayan a verlo a este concierto saben que será la última vez que lo harán: eso es una carga emocional muy fuerte para el público…

-No lo tomen como una despedida traumática porque nadie me obliga a hacerlo, sino que soy yo el que decidió dejar de subir a los escenarios. Espero que mi música y el recuerdo que puedan tener conmigo los acompañe como a mí me acompaña su cariño y su recuerdo.

Me alegro mucho de haber podido ejercer un oficio que he amado, que me ha dado tantas alegrías y que me ha permitido viajar, andar por el mundo y conocer gente de un valor inestimable que me ha enriquecido y me ha hecho mejor. Soy yo quien está agradecido a este oficio.

— Joan Manuel Serrat

”No estoy programando esta gira con un sentimiento de nostalgia. Antes de irme yo voy a hacer los conciertos poniendo la alegría y la música por delante, en ningún momento la tristeza y la despedida.

-¿De todas las veces que ha venido a Costa Rica qué se ha llevado en la maleta?

-Yo eso no lo voy a decir porque puedo ser detenido la próxima vez que vuelva. Soy muy prudente en mis equipajes, los reviso con mucho cuidado (risas).

”Hablando en serio, en mis viajes nunca he funcionado como un turista, como un transeúnte, sino como alguien que recorre lugares con los que ha compartido la vida con la gente. Eso es lo que yo me he llevado, también es lo mismo que he dejado. Uno deja parte de sí y se deja parte de los demás. A unos espero volver a verlos y recuperar el contacto, otros lamentablemente ya no están.

De la música y más

Serrat ha sido para la música un ícono, es una leyenda viviente pese a que ese título no le agrade. Su obra ha trascendido generaciones y, aunque el mundo actualmente está sobreexpuesto a los éxitos virales de Tik Tok, el trabajo del maestro es perpetuo y ahí es donde se marca la diferencia.

La música y el arte estuvieron presentes desde su infancia. El tango y las coplas de sus padres alimentaron la intención artística del maestro, pero su ejemplo de tenacidad también marcó la senda social que tanto ha defendido a lo largo de su trayectoria.

-¿Qué le enseñaron sus padres?

-No hay duda de que su afición por la música ayudó a entender mejor la mía, pero de ellos aprendí cosas más valiosas. De mi padre, sin duda alguna, aprendí lo importante que es la relación y el respeto por el trabajo, por tratar de hacerlo bien sea el que fuera. Mi padre era un hombre de un rigor maravilloso porque era un gran maestro en todas y cada una de las cosas que hacía y, a medida que pasó el tiempo, he ido descubriendo más y más estos valores que mi padre tenía, sobre todo su sencillez, su humildad y su esfuerzo por los demás. Puso su vida al servicio de todos aquellos que amaba.

”De mi madre aprendí el esfuerzo y he heredado otras cosas que no sé si me gustan tanto a pesar de amarla mucho. Un carácter impulsivo que en general debo decir que me ha ido bien, pero no lo aconsejo; sin embargo, responder a mis instintos ha sido algo que me ha llevado bien. Otra cosa ha sido seguramente el sentimiento de pertenencia que ella siempre tuvo: pertenencia a una familia, a una tribu, a una sociedad en la que ella formaba parte; ella ejercía todo esto de una manera muy activa.

-Es músico, pero de niño soñaba con ser futbolista o bombero. ¿Qué queda de ese pequeño?

-(Más risas al recordar estos sueños infantiles) Los niños soñamos con muchas cosas. ¿Quién no sueña con subirse a un coche rojo, tocar una campana, subir por una escalera hasta lo más alto de un edificio y salvar a una niña que está pidiendo auxilio?. Todos hemos soñado con ser ese tipo de héroes o jugar en tu equipo favorito y pelear en la cancha para defender el honor y el orgullo de tus colores. Afortunadamente mi vida está llena de retales hechos con pura fantasía, porque por encima de cualquier cosa, todo me ha divertido hacer.

-Es una leyenda viviente de la música…

-¡No! Estoy vivo, pero nunca una leyenda. Me alegro mucho de haber podido ejercer un oficio que he amado, que me ha dado tantas alegrías y que me ha permitido viajar, andar por el mundo y conocer gente de un valor inestimable que me ha enriquecido y me ha hecho mejor. Soy yo quien está agradecido a este oficio.

-¿Es dichoso?

-Sabiendo que la felicidad es un bien escaso, hay que cuidarlo. Hay que aprovechar los momentos en que uno la disfruta. Hay que cuidar lo que uno tiene alrededor y ama y disfruta, para que la felicidad no se vaya lejos.

-¿Seguirá escribiendo y grabando? ¿Hay canciones acumuladas?

-Claro que sí, pero no tengo idea de cuál va a ser el futuro. Sin duda alguna voy a hacer lo que decida y espero que la vida me lo permita hacer. Lo que sí es seguro es que esta va a ser la gira de despedida, pero me despido de los escenarios, no de la vida, de estar vivo y de hacer todas las cosas que la vida conlleva. Si eso me lleva a seguir escribiendo, seguiré escribiendo, si me lleva a hacer música, haré música.

-¿Cuál es su opinión de la música actual? ¿Hay artistas u obras que le llamen la atención?

-Sí, evidentemente siempre salen grandes artistas, gente que me sorprende y que podemos ir descubriendo. Yo quizá lo que echo de menos es que muchos de los que han sido de una manera grandes referencias para mí, a lo largo de la vida, no hayan podido seguir siéndolo por las razones que sea.

-¿Y qué le gusta de lo nuevo?

-Yo escucho de todo en la música, pero la verdad yo me quedo con lo que me emociona. Entre lo que más me emociona, tanto en la música como en la literatura, la mayor cantidad de cosas son viejas referencias. Sigo escuchando mis viejos maestros y compañeros de camino, sigo leyendo una y otra vez a los que me han emocionado y siempre descubro algo nuevo y distinto que hizo que valiera la pena volver a insistir en su lectura y escucharles.

”Esto no quiere decir que no aparezcan cosas interesantes y nuevas de las que incluso yo sea seguidor y curioso de algunas de ellas, pero debe de entender que de alguna manera con lo que me emocionó voy a tiro fijo.

-¿Qué opina del papel que juega la música en tiempos de tanta convulsión como los que vivimos?

-Yo no analizo la música. La música está ahí de la misma manera que las injusticias, las miserias humanas, la codicia, los ladrones y los corruptos están ahí y lo han estado siempre y me temo que lamentablemente seguirán estándolo. Pero también la música está ahí y nos acompaña y nos abraza, nos consuela; a veces nos une para que juntos entonemos algo que nos emocione a todos, para que tengamos un himno que, aunque a veces sea pequeño, es capaz de unirnos a todos.

-En medio de todo lo que está pasando el mundo actualmente, como pandemias y guerras…¿será que hoy puede ser un gran día?

-Ese es un sueño, es una de las fantasías como ser bombero o futbolista. Hay un día que rescatar, un futuro que rescatar, por eso aunque por más pesimistas que podamos ser, más vale que nos vistamos de optimistas si queremos lograr algo.

-Me disculpo por lo de los pollitos…

-(Risas) No se preocupe, lo bonito es escucharlos. Mientras que estén en casa ajena, allá harán caca.