Enfermos imaginarios

Convencidos de que están enfermos, los hipocondríacos sufren de una obsesió’n que puede llegar a ser realmente agobiante. Y no importa qué digan los exámenes médicos.

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El mismo hombre que intentó conquistar el mundo y generó uno de los mayores genocidios en la historia de la humanidad, estaba obsesionado con su salud y padecía de dolores de estómago, gases, insomnio y, trastornos cardíacos... malestares que estaban únicamente en su cabeza.

Su padecimiento le amargó sus triunfos más importantes y, posiblemente, hizo más miserable la ruina en la que murió.

El Fuhrer de una nación de “superhombres” era, a la vez, una débil figura temerosa de toda enfermedad y un pesimista extremo ante cualquier síntoma.

Sí, hablamos de Adolfo Hitler , quizá el hipocondriaco más famoso de todos los tiempos, aunque se disputa ese título con Charles Darwin , creador de la teoría de la evolución, y con Howard Hughes, el excéntrico millonario interpretado en el cine por Leonardo DiCaprio, en la películaEl Aviador.

En palabras de la doctora Lilia Solórzano, especialista en Psiquiatría y Farmacología Clínica, el hipocondríaco es aquel paciente que siente un gran miedo de tener una enfermedad seria o está gobernado por la creencia de que la sufre, hecho que le confirman una serie de síntomas físicos “inadecuadamente interpretados”.

Tal condición persiste aun cuando los exámenes médicos demuestren lo contrario.

Es decir, son “enfermos imaginarios”, tal y como lo caricaturizaba el famoso comediante Molière en su obra del siglo XVII, cuyo título era precisamente ese: El enfermo imaginario.

“La mente se entretiene y se distrae con somatizaciones para disfrazar otro tipo de enfermedades como ansiedad y depresión”, explica Solórzano y añade que la enfermedad puede tener diferentes grados, desde leve hasta totalmente incapacitante, como le sucede a pacientes que no pueden regresar a su trabajo.

Aunque la enfermedad “se construye” en la mente, sus consecuencias sí pueden volverse reales, pues quien padece hipocondriasis es víctima de mucha ansiedad y preocupación. Esto afecta directamente sus relaciones sociales y familiares, así como a su rendimiento en el trabajo o en los estudios.

Detectar y actuar

Según la especialista, para detectar este mal se debe sospechar de todos los pacientes que acuden a consulta varias veces por síntomas que ellos temen sean padecimientos graves y que insisten en hacerse más análisis para saberlo.

“A los pacientes les cuesta aceptar su condición (de hipocondríacos) pues están convencidos de que sufren un mal grave que todavía no se les ha descubierto”, explica la galena.

Una vez realizado el diagnóstico y excluida la posibilidad de que se trate de un cuadro psicótico, generalmente el tratamiento se concentra en el aumento de la serotonina , un neurotransmisor, mediante medicación y psicoterapia.