El tico en un dos por tres

Una reflexión –UN POCO EN SERIO, UN POCO EN CHOTA– sobre esos rasgos que tan bien caracterizan al costarricense.

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En Costa Rica abunda la gente trabajadora, solidaria, respetuosa y llena de humor y picardía. Sin embargo, vale la pena detenerse para analizar un poco más despacio lo que somos los ticos:

Internacional:

El orgullo de ser tico se duplica cuando se está fuera del país. No importa si lleva diez años o dos días, si usted está en otro país y se topa con otro tico, se le va inflar el pecho e inmediatamente va a sentir una “conexión especial” con esa persona. Uno puede ser cuna de oro y el otro piso e’tierra, pero en ese momento ambos se van tratar como si se conocieran de toda la vida y estuvieran echándose una birra. Al conversar, van a usar un exceso de palabras y expresiones ticas, como para reforzar el patriotismo. Luego de conversar un rato, terminarán dándose cuenta que a) son o fueron vecinos, b) tienen algún conocido en común c) son primos lejanos, d) todas los anteriores.

El licor:

Solo al tico se le ocurre rajar con lo mucho que toma guaro; algunos piensan que cura la disfunción eréctil y hace crecer el miembro fálico. Un tico tapis se liga a la mujer que sea, soluciona la crisis en Oriente Medio, resuelve los problemas nacionales y hasta tapa los huecos de las calles. Sin embargo, el consumo de licor se limita a “ocasiones especiales” como fin de año, los cumpleaños y matrimonios, los feriados, los partidos de la Sele, cuando hay Ley seca, al toparse con viejos amigos, cuando almuerza y “de vez en cuando”.

Expertos:

Los ticos tienen la capacidad de ser expertos en el tema que usted les proponga o bien siempre tienen un primo/hermano/conocido que lo es. Si está lloviendo, uno comenta sobre las “precipitaciones” y “corrientes de vientos” y lo justifica porque alguna vez conoció a Max Mena (en realidad, lo vio un día en el súper). Si se dañó el carro, uno habla del “radiador y las bujías”, solo porque ha ido a La Guácima o porque ha visto Rápido y Furioso ocho veces.

Critica el gobierno como lo haría cualquier politólogo, solo que usando un lenguaje más “colorido” y agregando los chismes que sepa. En cuanto al futbol, ni hablar. Cualquier tico es experto en el tema, excepto si es entrenador de un equipo de primera división.

Gastronomía:

El gallopinto es una comida básica para cualquier hora. Comemos jocotes transportados en la caja de un pick-up y el pollo frito viene en bolsa plástica. Comemos prestiños, marañones, gelas, mango cele y pinchos de carne con “los más altos estándares” de higiene. El ceviche y el chifrijo no engordan. El casado típico le daría un infarto a cualquiera, pero como viene con fresco natural, entonces no hay por qué preocuparse.

Familia:

En Costa Rica, todos estamos relacionados de una manera u otra. Es decir, si usted se pone averiguar, en su familia existió algún “tío/pariente” que: a) fue político, b) era dueño de todo esto, c) tuvo mucha plata y la gastó, d) fue el verdadero inventor de algo pero no lo acreditaron por ello. En cuanto algún tico se hace famoso, la gente empieza: “Claro, el tata de ese mae es primo cuarto del bisabuelo de la esposa de mi ahijado”.

Algunos dicen que somos serruchapisos. Para mí, el que “serrucha pisos” no es digno de llamarse tico, porque no sabe lo que es “pura vida” y no tiene la menor idea de qué es ser una persona “tuanis”.

Viva Tiquicia. Viva el mae del peaje, el guachimán de la esquina, la doñita de la soda, el profe que verdaderamente enseña, la guila linda que nos sonríe, el viejo del parque que pone apodos, el copero que no se lavó las manos pero hace los mejores copos, los carajillos que pasan haciendo travesuras, los fiebres del futbol, los chancletudos, los chatas, los comehuevos, los polos, la “fuerza roja” y los porteadores... la gente pura vida, desde Peñas Blancas hasta Sixaola.