El otro arte de hacer bebés

Son niños de vinil nacidos en una fantasía hiperrealista. Los muñecos ‘reborn’ quieren ser piezas artísticas, unas que de seguro no dejan a nadie sin un comentario de aprehensión o de ternura.

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El taller de Rebecca Quirós es silencioso, invita a una charla serena, pero en el aire también parece flotar la amenaza de que, si levantáramos demasiado la voz, una decena de bebés podrían romper en llanto.

Ella es pintora de muñecos reborn (renacidos), una forma de arte en la cual se alteran las cualidades de piezas de muñecos de vinil para que luzcan –e incluso para que se sientan– como bebés verdaderos.

Aunque hay muñecos reborn de varias edades, la especialidad de Rebecca son los recién nacidos. En su trabajo suele recrear las venas, las manchas rojas e incluso los quistes de grasa con los que acostumbran nacer los niños.

Las creaciones terminadas suelen despertar una ternura instantánea, principalmente entre las mujeres; aunque no es raro que algunas personas –hombres y mujeres– reaccionen con aprehensión, e incluso pavor, ante estas creaciones hiperrealistas.

Meticuloso

Según The New York Times , la subcultura del reborn nació alrededor de los años 90 con gente que removía la pintura y el cabello de muñecos de vinil para volverles a dar acabados que los hicieran más verosímiles. Ahora, la pintura reborn se hace sobre kits –conjuntos de cabeza y extremidades– que se comercializan e importan especialmente para estos fines.

Susan Acuña se anuncia en su página en Facebook como una pintora reborn con especialidad en los memory dolls . Estos son muñecos que tratan de imitar la apariencia de bebés reales. ¿Quién le encarga estas piezas?

“Hay mujeres que quieren recordar cómo eran sus hijos pequeñitos; también he tenido un caso de una mujer que solo tuvo hijos varones y siempre quiso una hija, entonces me trajo una foto de un hijo cuando era bebé como modelo para hacer una niña”, cuenta Acuña quien es una de las dos personas que encontramos que practica este estilo de pintura en Costa Rica, además de Rebecca Quirós.

Acuña se ha formado de manera autodidacta, mientras que Quirós combinó el aprendizaje por su cuenta con un curso que recibió con una pintora en España. Ella en algún momento también hizo memory dolls , aunque ahora está más interesada en hacer piezas únicas cuya apariencia no refiera a una persona real.

Quirós explica que cada pieza requiere de un cuidadoso proceso de entre 30 y 50 capas de pintura secadas al horno. En cada muñeco tarda entre 10 y 15 días de trabajo cuando el cabello es pintado, o entre tres y cuatro semanas cuando es real.

“Yo hago bebés de colección; por eso no los voy a exponer en Toys o en la Universal, porque no son juguetes; esto es más arte”, dice Quirós, quien tiene una afinidad especial por las figuraciones de niños prematuros; “Son los luchadores”, dice.

El precio de sus creaciones ronda entre los $250 y los $750; y ella suele entregarlos con su propio “certificado de nacimiento”.

La verosimilitud llega a tal punto que incluso a los muñecos se les da un peso similar al que tendría un bebé de ese tamaño.

Ternura y susto

Las creaciones de Quirós son las que ilustran esta nota, y antes y después de la sesión de fotos fue evidente la emoción avasalladora que despertó su colección. Al igual que con los niños reales, a muchas personas les provoca el impulso de acercarse inmediatamente.

Según Quirós, esta es la reacción más común entre las mujeres, aunque también recuerda rechazos igual de entusiastas por el lado del terror. “Recuerdo a una persona que se fue pálida porque acababa de perder a un nieto”, cuenta Quirós.

Susan Acuña explica que el parecido tan cercano con un bebé real hace que muchas personas no se animen ni siquiera a tocarlos. “Hay gente que incluso los ve respirando, o que sienten que van a abrir lo ojos; a otros les parecen bebés muertos”.

A Rebecca Quirós también le han hecho este comentario, pero ella más bien piensa lo contrario: el muñeco reborn es un objeto inanimado al que ella le da vida.

Punto a favor del reborn : pocas cosas son tan poderosas que puedan despertar sensaciones tan opuestas.