El hombre más viejo del mundo solo quiere morir

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Desde siempre, alcanzar la inmortalidad ha sido el deseo de infinidad de villanos de películas, series de televisión, caricaturas y cuanta historia se pueda contar. Pero, bien pensado, vivir para siempre debe ser bien odioso.

Mbah Gotho no es un súper villano, pero es el ser humano que más se ha acercado a conseguir la inmortalidad. De acuerdo con su documento de identificación, el hombre originario de Indonesia nació el 31 de diciembre de 1870. Es decir, que tiene 145 años.

A esa edad, el hombre que parece haber conseguido el secreto para evitar la tumba tiene un único deseo: precisamente morir.

Gotho, quien vive en la provincia de Sragen, afirmó recientemente a los medios de su país que “lo que quiero es morir”. Sus razones tiene, respaldadas sobre todo por el agotamiento y el dolor. Por sus ojos han pasado toda suerte de catástrofes, suyas y de otros: la muerte de diez hermanos, la Primera Guerra Mundial, la muerte de cuatro esposas, la pobreza y el hambre.

Sus hijos también se le adelantaron. Los únicos parientes cercanos que todavía caminan sobre la Tierra son sus nietos, bisnietos y tataranietos. Generaciones han llegado y se han ido, pero el hombre se mantiene allí, eterno, infinito (al parecer y contra su voluntad).

Uno de los nietos de Gotho cuenta que su abuelo se ha estado preparando para su muerte desde que tenía 122 años. Ya tiene listo un sitio para su entierro, cerca de las tumbas de sus hijos; también tiene una lápida y un ataúd. Pero las hojas del calendario se siguen cayendo y él no.

Mientras espera su muerte, Gotho pasa la mayor parte de su tiempo sentado escuchando la radio. No ve televisión, porque su vista está deteriorada.

La edad de Gotho está, todavía, por comprobarse; la comunidad científica asegura que no, que es imposible que un ser humano viva tanto tiempo. Pero, de ser cierta la información de su documento, Mbag Gotho se convertiría en el hombre más viejo del mundo, dejando muy atrás el récord de la francesa Jeanne Calment, quien en 1997 murió a los 122 años.

No han sido pocos quienes le han preguntado, una y otra vez, por el secreto de su longevidad. Su respuesta es tan simple como enigmática: “Paciencia”.