El punk golpea al Gobierno ruso

El arresto de la banda rusa Pussy Riot atormentó a la Iglesia y a Putin

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El punk tenía rato de no resonar tan fuerte por motivos políticos. La banda Pussy Riot lo consiguió este año, después de que tres de sus integrantes le rezaran a la Virgen María para que echara a Vladimir Putin del Gobierno ruso.

El incidente tuvo lugar el 21 de febrero en la catedral del Cristo Salvador de Moscú, cuando Nadejda Tolokonikova, Ekaterina Samutsevich y Maria Alejina subieron al altar a cantar una plegaria contra la reelección de Putin.

Aunque varios guardas del templo interrumpieron sus intenciones un minuto después, horas más tarde el video ya estaba colgado en YouTube. No tardaron en aparecer los cargos en contra de las participantes, quienes fueron arrestadas el 3 de marzo.

La Iglesia ortodoxa rusa calificó el acto de las jóvenes como “un sacrilegio” y una “blasfemia”, mientras que la jueza Marina Syrova, encargada del juicio, aseguró que con su reprochable acción “cometieron vandalismo impulsado por el odio religioso”.

La acusación de las artistas constaba de 2.800 páginas y la Fiscalía hizo lo imposible por evitar que la defensa pudiera reaccionar rápidamente.

De las arrestadas, solo Samutsévich recibió libertad condicional. Por el contrario, en agosto, sus dos compañeras de grupo fueron condenadas a dos años de cárcel.

La sentencia trajo consigo una incesante ola de críticas al Gobierno de Putin por el nivel de represión que dejó ver con la medida.

La decisión se sumó a otras controvertidas leyes del tercer gobierno del mandatario, como el incremento en las multas por ir a manifestaciones y la prohibición de los desfiles de homosexuales.

La Iglesia ortodoxa también recibió fuertes críticas, principalmente por su aparente intromisión en decisiones políticas, pues la condena para las integrantes de Pussy Riot se convirtió en la primera vez que un tribunal ruso castiga a opositores sobre bases religiosas.

Amnistía Internacional catalogó a las prisioneras como “presas de conciencia”, y la Union of Solidarity with Political Prisoners consideró que las jóvenes eran presas políticas.

La Unión Europea condenó la decisión rusa, mientras que las movilizaciones en apoyo a las artistas – impulsadas principalmente por defensores de los derechos humanos– se extendieron a varios países. En Rusia incluso hubo detenciones de manifestantes que reprochaban la medida carcelaria.

Con el barullo que generó el triple arresto, en este 2012 la agrupación femenina logró una popularidad inédita en su carrera y se convirtió en una especie de nombre icónico de la rebelión ante los regímenes que limitan la libre expresión.

Arturo Pardo V.