El campo de golf para la igualdad

Personas no videntes, con discapacidades intelectuales y físicas hallan en ese deporte una ilusión y una oportunidad para crecer: una vez al mes, un grupo de jóvenes y adultos se reúnen en una clínica deportiva que les permite desarrollar su capacidad motora con el sueño de participar en un torneo internacional

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El sábado 11 de junio del 2005, un grupo de siete jóvenes con discapacidades físicas –uno de ellos con discapacidad intelectual– llegó hasta al campo de golf del Hotel Marriott, en San Antonio de Belén, con una propuesta que les resultaba extraña pero que, a su vez, logró acaparar su atención: asistir a una clínica deportiva de golf que les ayudaría a desarrollar y fortalecer su capacidad motora.

No solo se trataba de conocer más sobre esta disciplina, sino que, en el fondo, lo que buscaba el proyecto liderado por Jose Quesada, era demostrarles a estos hombres que, a pesar de estar en silla de ruedas, muletas, no tener alguna extremidad o de padecer alguna enfermedad que afectara su desarrollo mental, no existía algún impedimento para sentirse iguales en el campo.

De ese primer encuentro, Quesada, quien es un reconocido golfista nacional e internacional, recuerda el reto que implicó para él, más que para los chicos participantes, el atreverse a dar el primer paso. Se trataba de ponerse en el lugar de ellos, de ser capaz de golpear la pequeña bola blanca sin tener un brazo, apoyarse en una sola pierna o, simplemente, carecer de la capacidad motora necesaria para lograrlo.

“Cuando te enfrentas a una situación como esta, valoras lo realmente importante. Tomar mi palo de golf con una sola mano, apoyarme en una sola pierna, hacerlo sentado, con los ojos vendados, todo eso me permitió entender a mí lo que quería lograr con ellos y, principalmente, lo que quería demostrarles y es que no existen límites para este deporte”, dice Quesada, mientras observa la práctica de un grupo de 20 hombres y mujeres en la clínica que se realizó este mes de julio en Valle del Sol, en Lindora.

Crear Costa Rica Challenge Golf, como decidió llamar al proyecto, fue el resultado de una experiencia que vivió junto a un amigo, llamado Pablo, con el que compartía la pasión por los deportes, por lo que era común verlos practicar atletismo, jugar fútbol y manejar bicicletas. Sin embargo, un accidente de automovilístico hizo que Pablo perdiera sus dos extremidades.

Verlo en una silla de ruedas, sin poder moverse como lo hacía antes y carente de independencia alguna, fue lo que llevó a Quesada a buscar la forma de animarlo, y luego de recibir una capacitación de golf en los Estados Unidos, en la que había un apartado para personas con discapacidad, sintió que era la disciplina idónea para lograr que su amigo volviera a los deportes.

“Cuando regresé y le comenté de la experiencia, se animó y me dijo que tenía que hacerlo, no solo por él, sino por todas las personas que estaban en una situación parecida y que creían que no había salida alguna. Fue entonces cuando me di a la tarea de ajustar los palos de golf, porque en algunos casos hay que acortarlos, además de establecer las técnicas que se ajustarían mejor a ellos”, explicó el director del campo de golf de Los Sueños, en Herradura.

Hoy, cuando han pasado 14 años de aquel momento, Quesada, quien está casado y tiene dos hijos, siente que su labor es devolver a la sociedad un poco de lo que ha recibido. Ese sábado 13 de julio, en medio de un intenso calor, y sentado debajo de un árbol, aseguraba que todo el esfuerzo por darle forma a este proyecto bien ha valido la pena.

Con su mano derecha, señala para confirmar con hechos sus palabras, el lugar donde están las personas con discapacidades físicas, mentales y no videntes, pero este es un encuentro en el que todos son iguales, pues no existe discriminación alguna de sexo, edad, estrato social o discapacidad. Allí todos tienen la misma oportunidad de luchar por un puesto para poder cumplir su más grande sueño: llegar al Macau Golf Masters, en China.

“Para ellos se trata de una meta personal, porque les permite competir con delegaciones de otros países que, en la mayoría de los casos, recibe mayor apoyo económico que nosotros. Sin embargo, la disciplina y el compromiso de los competidores costarricenses destaca mucho, por lo que siempre somos invitados a formar parte de esta competencia y traemos medallas a nuestro país”, afirma.

Según explicó, para ser parte de Costa Rica Challenge Golf no se le pide ninguna remuneración económica a los participantes, sino que entre ellos mismos recogen una cuota para compartir alguna merienda o celebrar los cumpleaños del mes. El proyecto iniciado por Quesada sigue creciendo gracias al apoyo de los distintos campos de golf a los que tienen acceso, a voluntarios que asisten para compartir sus conocimientos en la clínica y de las personas que deciden apadrinar a los jugadores.

Sin embargo, y con miras a una mayor participación costarricense en torneos internacionales, la asociación sin fines de lucro está en la búsqueda de voluntarios que quieran hacer un aporte económico para la preparación, viajes y viáticos de los jugadores.

Nada de suerte

Uno de esos atletas es Jafeth López, un joven de 18 años que siempre soñó con ser el próximo Tiger Woods, y que en el mes de abril obtuvo una medalla de oro para Costa Rica en el Macau Golf Masters, torneo en el que participaron 17 delegaciones. No solo destacó por ello, sino también por el hecho de haber logrado un hoyo en uno en esta competencia, lo que sorprendió a los organizadores.

Este adolescente, quien es vecino de Barva de Heredia y que fue diagnósticado con síndrome de down, tiene tan solo tres años de formar parte de este proyecto, al que llegó por recomendación de un amigo. Acompañado por su madre, Olga Carvajal, siempre estuvo decidido a participar en un torneo fuera de Costa Rica. Fue así como, luego de ganarse su lugar en el mes de febrero, comenzó el proceso para recaudar el dinero necesario.

“Hay quienes creen que el golf es un deporte para millonarios y, quizás, sea así. Sin embargo, don Jose Quesada se ha encargado de hacerlo accesible para todos nosotros, que no tenemos el dinero suficiente para hacerlo por sí solos. Él se encarga de darle el equipo necesario y los uniformes para que se sientan parte del grupo”, asegura Carvajal.

Esta mujer, quien viaja en bus hacia los distintos lugares donde se realicen las clínicas o se organiza junto a otros padres para alquilar una microbús, comentó que cumplir el sueño de ir a China la llevó desde vender números para rifas y hasta solicitar un préstamo y poder reunir $4.000. Para ella, todo este esfuerzo fue recompensado cuando vio colgando del cuello de su hijo la medalla de oro.

Con ella coincide Carmen Chaves, madre del atleta Sergio Umaña, de 30 años, quien logró la presea de plata en el Macau Golf Masters, y que recibe algunas clases extras para mantenerse en forma con miras a seguir construyendo una carrera a nivel internacional.

Al igual que López, esta es la primera oportunidad en la que Umaña clasifica para un torneo fuera de nuestro país. Es por ello que desde ya se prepara para obtener, nuevamente, un puesto para China y hacer lo propio en el Mundial que se jugará en los Estados Unidos.

“Es maravilloso ver cómo se proponen metas y las van cumpliendo. No le puedo explicar la emoción que sentí cuando dijeron su nombre junto al de Costa Rica al momento de recibir la medalla, es una lección que nos dan a quienes lo rodeamos de que si queremos algo debemos ir tras de ello. Esta fue su primera vez en un torneo, pero estoy segura que no será la última", comenta Chaves mientras ve a su hijo practicar el juego corto, que es cuando la bola está a solo centímetros del hoyo, y que lo ha ayudado con su discapacidad intelectual.

Competidores experimentados

Además de la delegación compuesta por Jafeth López y Sergio Umaña, el grupo lo completaron Paula López, de 32 años y Denis Salas de 35. A ellos también se sumaría en la categoría máster Cristian Rodríguez, de 38 años, y quien tiene 14 de ser parte de Costa Rica Challenge Golf.

Cada uno de ellos padece de discapacidad intelectual, pero ello no ha impedido que destaquen en otras disciplinas como gimnasia y atletismo. Sin embargo, ha sido el golf el que les ha permitido desarrollar todas sus destrezas y sentir una mayor independencia emocional.

Tal es el caso de Paula, vecina de Ciudad Colón, quien asegura que con este deporte ha aprendido a desarrollar algunas cualidades que le eran desconocidas, como la concentración y el trabajo en equipo. Si bien, el golf es un deporte que se juega en solitario, el ser parte de la delegación nacional en Macau le permitió experimentar un sentimiento de pertenencia.

“Todos tenemos nuestras fortalezas y debilidades, pero hay algo que nos hace iguales y que va más allá de nuestras capacidades: se trata de querer cumplir sueños. No importa qué condición tengamos, todos los que estamos aquí tenemos metas y eso nos hace grandiosos", asegura Paula.

Esa es la misma percepción que tiene Mariana Cordero, madre de Denis Salas, y que es uno de los más experimentados del grupo. Para esta mujer, de Río Segundo de Alajuela, lo importante del golf ha sido el poder demostrarle a su hijo la importancia del sentido del compromiso, mismo que ha visto complementado con su trayectoria en el atletismo y lanzamiento de jabalina.

Y es que Denis Salas ha tenido la oportunidad de participar en competencias de Italia y México, además de China. Este año se propuso que en el torneo de Macau aspiraría a una medalla de bronce y así lo hizo. Regresó al país tras cumplir su objetivo.

“Muchos se preguntarán por qué quería una medalla de bronce y la verdad es que no sabría decirle. Aunque ha obtenido medalla de oro en algún momento, esta vez quiso tener la de bronce y la obtuvo. Quizás quería que fuera parte de su colección personal”, comenta orgullosa Cordero.

A tan solo unos pasos de distancia se encontraba Cristian Rodríguez, quien formó parte de la primera delegación de Olimpiadas especiales en Golf, que se llevó a cabo en la ciudad de Los Ángeles en el 2015, y en donde obtuvo la primera medalla de oro para Costa Rica,

Su celebración, en aquel entonces, se convirtió en un video viral que recorrió todo el mundo, debido a la efusividad cuando escuchó su nombre. Esto le permitió cumplir otra meta, que además era un sueño de su madre, conocer al cantante venezolano Ricardo Montaner, en el concierto que realizó en agosto del 2015 y en el que le rindió un homenaje.

“No lo podíamos creer, porque nos llamaron para decirnos que Ricardo Montaner quería conocerlo, así que nos llevaron hasta el Estadio Ricardo Saprissa, conversamos con él y, desde entonces, cada vez que viene compartimos un rato juntos. Si me preguntas, el golf es eso, la oportunidad de soñar y celebrar la vida a lo grande”, dice Eugenia Gamboa, madre de Cristian.

Sueño en conjunto

Otros de los veteranos del Costa Rica Challenge Golf son los hermanos Emmanuel e Isaac Víquez García, de 27 y 19 años, respectivamente, y quienes nacieron con una enfermedad congénita en sus ojos.

Esto no ha sido impedimento alguno para que ambos tengan una vida activa e independiente dentro de sus posibilidades, y gracias al esfuerzo que realizan sus padres, Sonia García y Gonzalo Víquez. quienes los acompañan y apoyan en cada decisión que toman.

“Nosotros somos vecinos de Atenas, así que la mayoría de nuestros días transcurren en los viajes en bus a San José para acompañar, en este caso a Isaac, quien está estudiando derecho en la Universidad Fidélitas, pues su sueño es ser un abogado bilingüe”, cuenta García entre lágrimas.

Por su parte, Emmanuel se graduó recientemente como bachiller en Economía en la Universidad Nacional, actividad que complementó con su intención de ir siempre más allá y ser subcampeón en el torneo mundial de golf de personas no videntes, que se realizó en Italia en el 2016. Ese logro fue lo que impulsó a que hermano menor a que siguiera sus pasos en el golf.

Su madre reconoce que ambos son competitivos, pero eso es lo que los ha llevao a unirse más que nunca gracias al Costa Rica Challenge Golf, porque les permite desarrollar todavía más otros sentidos, lo que les beneficia al momento de jugarlo.

“Cualquier pensaría que es complicado para ellos, pero al contrario, porque desarrollan un mejor sentido de ubicación y afinan más sus sentidos. Los dos saben dónde colocar la bola, tratar de pegarle con la fuerza necesaria y mantenerse siempre vigentes en la competencia”, aseguró García.

Más allá de ser una práctica mensual, el trabajo que realiza Costa Rica Challenge Golf es la expresión viva de que los verdaderos obstáculos y miedos son los que creamos en nuestra mente, por lo que para vencerlos, lo importante es dar un paso al frente y golpearlos con la fuerza necesaria para alejarlos lo más posible de nuestras vidas.