Dieta dulce para el alma

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Es mejor verlo desde el lado amable: la diabetes puede ser una oportunidad para aprender a comer bien y quedar satisfecho sin poner en riesgo la salud, algo que todos –diabéticos y no diabéticos– deberíamos saber hacer.

Así que si usted es de quienes se lamentan porque su dieta es un martirio de prohibiciones, ya es hora de que empiece a pensar distinto.

Está claro que la alimentación debe ser una prioridad en la vida de todo paciente diagnosticado con diabetes. Sin embargo, esto no significa que deba decirle “no” a todo aquello que le hace la boca agua.

Según el doctor Eric Mora Morales , médico endocrinólogo, el régimen alimentario de una persona con diabetes es un plan que no tiene una única fórmula, sino que se personaliza de acuerdo con variables como sexo, edad, estatura, actividad física del paciente y demanda calórica.

Por su parte, la doctora Susana Campos, nutricionista y educadora en diabetes, menciona que “una persona diabética debe tener un excelente manejo de la alimentación, pues los tres pilares para gozar de buena calidad de vida son: ejercicio, un adecuado tratamiento farmacológico y, justamente, la dieta”.

Se debe procurar que la alimentación sea baja en calorías y regular la cantidad de carbohidratos que se ingieren. Además, es importante equilibrar la concentración de colesterol en la sangre, lo cual se logra elevando el “colesterol bueno” (HDL) y disminuyendo el “malo” (LDL).

Los especialistas deben preocuparse por motivar a los pacientes diabéticos y darles la información para que realicen cambios en sus hábitos alimentarios, de manera que tengan el balance metabólico adecuado.

La consigna es tratar de que que mantengan sus niveles de glicemia (azúcar en la sangre) lo más cercano posible al nivel óptimo y su perfil lipídico en niveles normales. Para ello, es necesario que se realicen exámenes de sangre periódicamente.

Al mismo tiempo, es vital vigilar que el cuerpo reciba la cantidad adecuada de calorías a diario y se mantenga en el peso ideal para la talla y la edad.

Si se logran estos objetivos y, además, se ajusta el tratamiento farmacológico a la medida de cada paciente, será más fácil prevenir y tratar las complicaciones crónicas, como los problemas cardíacos.

No es posible generalizar porque, como ya se dijo, hay una serie de variables qué tomar en cuenta.

Por ejemplo, la dieta de un joven con diabetes tipo 1 debe buscar que el muchacho tenga un crecimiento normal y pueda practicar deporte; mientras que una mujer embarazada con este mismo padecimiento debe alimentarse bien para que el feto no tenga problemas de peso y su desarrollo fisico y del sistema nervioso transcurra sin dificultades.

Por eso, el punto de partida es visitar al médico y al nutricionista, para que ambos ayuden a confeccionar un plan alimentario a la medida.

¿Qué comer?

Si bien es cierto las comidas con exceso de azúcar se hallan en la lista negra, el doctor Mora considera que no hay alimentos del todo prohibidos.

La clave está en regular la cantidad de grasas, proteínas y carbohidratos que se ingieren.

La doctora Campos recomienda que “el grupo de los cereales, leguminosas y verduras harinosas sea el que se consuma en mayor proporción, seguido del grupo de frutas y vegetales. Luego vienen los productos de origen animal, mientras que las grasas deben comerse en raciones muy pequeñas”.

Los carbohidratos pueden encontrarse en harinas, frutas y verduras; las proteínas, en huevos, lácteos (preferiblemente descremados), carnes (evite los cortes con mucha grasa) y algunos vegetales y legumbres.

En el capítulo de las grasas, esfuércese por evitar aquellas que contienen ácidos grasos trans, que son peligrosos para la salud y están presentes en las cómidas rápidas y los alimentos procesados y fritos.

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No se frustre

Dichosamente, el abanico de opciones es amplio, mucho más que en el pasado. En los supermercados se consigue gran variedad de alimentos especiales para diabéticos. Estos usan harinas de absorción lenta y emplean endulzantes como sacarina o Splenda.

Sin embargo, tienen la desventaja de ser más caros que los productos tradicionales. El doctor Mora no cree que los diabéticos deban incorporarlos en su dieta ya que, “con la comida de todos los días, el diabético puede alimentarse bien; además, los productos naturales son más sanos”, subraya el especialista.

“Básicamente, el secreto está en el conteo de las porciones, en buscar la opción más sana que hay de cada alimento y en elegir los métodos de cocción adecuados”, agrega la doctora Campos.

Así que no se mortifique si la billetera no le alcanza para comprar galletas o chocolates para diabéticos.

Planee y organícese

Para que la buena alimentación sea saludable, es vital dedicarle un poco de tiempo a la organización y al planeamiento. Procure tener recetas variadas para los diferentes días de la semana (en el sitio de la Revista Dominical en Internet (www.nacion.com/dominical), les compartimos las recetas de una serie de platillos para diabéticos).

Esto es importante porque evita que la persona se canse de ingerir “la misma comida hecha de la misma manera”.

Si se sabe de antemano cuáles son los ingredientes más recomendables y cuáles los prohibidos, quien cocina podrá echar mano de su creatividad para elaborar platos nuevos o darle a los tradicionales un toque de sabor particular.

Otro buen consejo es no hacer una sola compra al mes en el supermercado, sino tratar de segmentarla para poder comprar mayores volúmenes de alimentos frescos.

Y no olvide tampoco esto: cuantos menos preservantes consuma, más saludable estará.